De vuelta a la normalidad
La ciudad y el país regresan poco a poco a la normalidad
tras casi mes y medio embriagados por el jolgorio de los Juegos
Olímpicos y su balance especialmente positivo para China,
primero, y los también conmovedores Juegos Paralímpicos,
más tarde, sin dudas una magnífica oportunidad para
que las personas con determinadas limitaciones físicas
sientan plenamente que son parte de una sociedad y que, pese a
sus desventajas, pueden alcanzar objetivos increíbles para
muchos, lo que los hace aún más admirables.
Han sido dos capítulos de lujo que la emergente nación
asiática ha legado a la historia del movimiento olímpico
internacional de la era moderna, demostrando no solo el papel
cada vez más importante que desempeña en el escenario
mundial contemporáneo, sino también su capacidad
para acoger grandes eventos desde el punto de vista organizativo
y hospitalario, además de mostrar a la humanidad una historia
y una cultura de miles de años y sus grandes aportes, que
conviven con el modernismo traído por el impetuoso desarrollo
económico de las últimas décadas.
Ese progreso, como todos los grandes saltos de un estadio a otro,
no transcurre de manera lineal ascendente. En determinadas etapas
se ve afectado por lo que algunos expertos consideran períodos
de reacomodo de la economía, de los que algunas empresas
salen fortalecidas y otras sucumben o se ven obligadas a experimentar
bruscas, pero imprescindibles transformaciones con una gran dosis
de innovación y creatividad, para mantenerse a flote.
Tal es el caso de medianas y pequeñas empresas privadas
del sector manufacturero del país, surgidas en los años
posteriores a la Reforma y Apertura implementada hace tres décadas,
que actualmente sufren los efectos de las barreras comerciales,
los ajustes de las políticas del comercio exterior de la
nación, la apreciación del yuan, la aplicación
de la nueva Ley de Contrato de Trabajo y el aumento de los costos
de las materias primas y la mano de obra (uno de los elementos
que permitió a muchos llevar sus cuentas a niveles insospechados
de la noche a la mañana), así como los vaivenes
por los que atraviesa la economía mundial, atribuidos en
buena medida a la crisis crediticia de los Estados Unidos, agravada
en los últimos días con los anuncios de posibles
quiebras, rescates, paquetes gubernamentales de medidas salvadoras
y compras de lo que otrora fueron poderosas instituciones financieras
a precios de ganga.
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