
3. A ambos lados de la carretera, se controla el desierto con
varas de sauces.
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Familia de Surong
Keri. |
A finales de agosto de 2007, unos 100 científicos ambientales
y estudiosos de varios países y funcionarios chinos se
reunieron en el parque Qixinghu, durante el primer foro internacional
convocado en el desierto de Kubuqi. Allí se discutió
el problema global del control y la prevención de la desertificación.
Según Yang Ting, voluntaria del evento, Qixinghu era hace
varios años parte del inmenso desierto, donde se hacía
muy difícil la entrada en automóvil. Sin embargo,
el camino asfaltado que llega ahora al sitio paisajístico
y el verdor del parque nos hacen olvidar que aún estamos
en medio del desierto.
Beneficios económicos de la lucha contra la desertificación
Si la lucha contra la desertificación no genera
un rendimiento económico, no durará mucho tiempo,
afirmó Lin Guanghui, biólogo recién regresado
de Estados Unidos, que trabaja actualmente en el Instituto de
Botánica de la Academia de Ciencias de China. El científico
está inmerso en los trabajos de rehabilitación del
ambiente ecológico del desierto de Mongolia Interior.
El noroeste de Mongolia Interior era una de las inmensas praderas
de China, que ocupaba un área de 1,1 millones de kilómetros
cuadrados. Sin embargo, la desertificación erosiona constantemente
los pastizales y ahora una tercera parte de la tierra está
cubierta de arena. Kubuqi, con una superficie de 18.600 km²,
es el séptimo desierto más grande de China y el
más cercano a la ciudad de Beijing. Es una de las fuentes
de tormentas de arenas que azotan periódicamente a la capital,
adonde dicen que el polvo y la arena proveniente de este lugar
llegan en dos horas impulsados por los fuertes vientos.
A juicio de Lin, tanto para los pastores como para las empresas,
si no se benefician del trabajo contra la desertificación,
sus iniciativas fracasarán. El grupo de trabajo que él
dirige tiene algunos programas de investigación en Duolun
y Kubuqi. El problema de Duolun es cómo defenderse del
ataque de la arena. Mientras tanto, Kubuqi atrae mayor atención
tanto del grupo de trabajo como por parte de las empresas.
Entre las compañías cabe mencionar al Grupo de
Recursos Yili, dedicado anteriormente a la química y el
PVC, y que ahora desarrolla negocios relacionados con las labores
contra la desertificación y el turismo ecológico.
Según Lin, en el proceso contra la desertificación
se necesita plantar una gran cantidad de hierbas medicinales,
por lo que el Grupo Yili compró algunas fábricas
farmacéuticas para aumentar el diapasón de su actividad
comercial.
En 2006, Yili percibió beneficios directos de la medicina
verde por un valor de 500 millones de yuanes e indirectas por
un millón 500 mil.
Además de Yili, hay unas 30 empresas dedicadas a los sectores
de la fabricación de papel, la agricultura específica
y el turismo ecológico.
Las empresas, al lograr beneficios, llevan el verdor al desierto.
En una década, Yili ha revestido 6 mil 666,7 hectáreas
de tierra desértica con árboles, 73 mil hectáreas
de pastos, 67 mil hectáreas de sauces y 150 hectáreas
de regaliz. Con este trabajo, se recuperaron más de 200
mil hectáreas de desierto y se controló el proceso
de desertificación en 660 mil hectáreas de lagos.
Cooperación pastor-empresa
Surong Keri, de 55 años de edad, vive actualmente junto
a otras 30 familias en una aldea recién construida, ubicada
a varios kilómetros del parque Qixinghu. La misma cuenta
con un comité de aldeanos, una clínica y una biblioteca.
La casa de Surong Keri, al igual que la de sus vecinos, es nueva
y está pintada de color rosado. Cada familia ocupa un área
de 106 m² y reciben gas y agua a través de conductos.
En el pasado, los pastores eran incapaces de imaginarse la vida
de esta manera. No pagué nada para la construcción
de mi casa, sólo compré los muebles, aseguró
Surong Keri sonriendo.
La edificación de la aldea corrió a cargo del Grupo
Yili. Como el objetivo era involucrar a los pastores en las obras
antidesertificación, la empresa compró el derecho
de uso de la tierra durante 20 años a un precio de 210.000
yuanes por familia. Posteriormente, Yili ofreció a los
habitantes nuevos hogares, así como un empleo en la siembra
de hierbas medicinales y árboles. En la temporada de lluvia,
los aldeanos salen a plantar árboles, percibiendo un salario
diario de 50 yuanes. Unos 10 mil lugareños trabajan en
el mejoramiento del entorno ecológico. El grupo desembolsa
anualmente más de seis mil yuanes por concepto de salario.
Surong Keri y sus vecinos de la aldea Daotu trabajan actualmente
en la siembra de girasoles y maíz, además de criar
ovejas.
El pastor era uno de los pocos que querían trasladarse
al desierto. Antes cada trabajador ganaba entre tres mil y cuatro
mil yuanes anualmente, y ahora, además de recibir un subsidio
de cuatro mil 200 yuanes, sus ingresos anuales aumentan a los
10 mil yuanes con la cría de ovejas y cultivo de hierbas.
En los últimos dos años, los aldeanos empezaron
a ofrecer servicios turísticos a los visitantes. Tan solo
el alquiler de un camello para cruzar el desierto cuesta unos
600 yuanes.
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A ambos lados de la carretera,
se controla el desierto con varas de sauces. |
Surong Keri recuerda que la pradera era hermosa y añade
que a partir de la década del 80, empezó a ser devorada
por la arena a causa de la sequía y el excesivo apacentamiento.
A finales de los años 90, las ovejas no tenían nada
que comer y se vio obligado a comprar pienso en otra provincia.
Lamentablemente, las ganancias no cubrían el costo de la
alimentación del ganado.
El Grupo Yili ha firmado contrato con más de tres mil
500 familias locales. Con el objetivo de impulsar la iniciativa
de la corporación, las autoridades de la ciudad de Ordos
estipularon que las hierbas y árboles plantados pertenecían
a la persona que los sembraban y podían ser heredados.
Así la cifra de familias cumplidoras del plan de revestimiento
de 500 mu (15 mu equivalen a una hectárea) llegó
a dos mil 500. Unos 70 núcleos familiares son propietarios
de más de 5.000 mu.
Ciencia y cooperación
Lin Guanghui, quien trabajó durante 20 años en
Estados Unidos y acaba de regresar a China este año, también
está enfrascado en la utilización y protección
de los recursos biológicos del Grupo Yili.
Estados Unidos ha mantenido un buen medio ambiente gracias
a las medidas adoptadas por su gobierno, siempre en concordancia
con las sugerencias de los científicos. Por
eso, decidí regresar al país, porque ahora nuestro
gobierno presta más atención al entorno natural,
explicó Lin.
En estos momentos, en China la tierra desertificada sobrepasa
los 1,7 millones de km² o el 20 por ciento del territorio
nacional, situación que afecta la vida de 400 millones
de personas y provoca pérdidas económicas por 50
mil millones de yuanes.
Según Wang Xinjian, subdirector del Centro de Prevención
de Desertificación de la Administración Estatal
de Silvicultura, el crecimiento de la superficie de tierra desertificada
promediaba 3.400 km² en los años 90, cifra que en
la actualidad disminuye en una tasa de mil 200 km² al año.
No obstante, la desertificación dejó serios estragos
en algunas regiones.
China ha firmado contratos de cooperación en la silvicultura
con una tercera parte de los países del mundo. En las zonas
de Beijing y Tianjin, afectadas por las tormentas de arena, organizaciones
internacionales, empresas y gobiernos extranjeros han iniciado
más de 100 proyectos para controlar el embate de la arena.
Tan solo Italia ha invertido un millón 530 mil dólares
en la ciudad de Chifeng para este fin.
El foro anual de Kubuqi le ofrecerá al gobierno chino
la oportunidad de nutrirse de las experiencias acumuladas por
otras naciones en la lucha contra la desertificación.
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