Según el calendario lunar chino, cada año se divide
en cuatro estaciones, y cada estación en tres partes, o
sea meng, zhong y ji. La luna del 15 de agosto es
la más llena y más brillante del año, por
lo que la gente tiene la costumbre de apreciar su hermosura mientras
disfruta junto con los familiares de frutas cosechadas ese día.
Quienes están lejos de su pueblo natal también realizan
actividades para expresar sus sentimientos nostálgicos.
Es por ello que la fiesta de ese día se conoce también
como Fiesta de la Unión Familiar.
La frase Medio del Otoño apareció por
primera vez en el antiguo libro Zhou Li de la dinastía
Zhou, pero no se convirtió en fiesta nacional hasta la
dinastía Tang (618-907). De acuerdo con la tradición,
se coloca un altar bajo la luna y se ofrecen sacrificios como
pasteles, torta lunar hecha especialmente para la fiesta, así
como sandía, manzana, dátil, uva y otras frutas.
Encendidas dos velas rojas, toda la familia rinde culto, uno tras
otro, ante la Diosa de la Luna. Después, la dueña
de la casa reparte la torta en pedazos, cuyo número corresponde
a la cifra de miembros de la familia, incluidos aquellos ausentes.
La costumbre de comer torta lunar se remonta a la dinastía
Ming (1368-1644). El historiador Shen Pang presenta en su libro
la técnica de elaboración de la torta que, en el
caso del palacio imperial, podía pesar hasta un kilo y
medir 35 centímetros de diámetro. Con el tiempo,
el proceso de elaboración de la torta se diversificó,
y en la actualidad cuenta con centenares de rellenos y sabores.
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Las tortas de la luna más
representativas de Beijing. |
En la dinastía Song del Norte (960-1227), durante la noche
del medio otoño, todos en la ciudad, ricos y pobres, grandes
y pequeños, vestían ropa de adultos para rezar ante
el altar de la Diosa de la Luna reclamando protección.
Fue en la dinastía Song del Sur cuando la gente empezó
a regalarse mutuamente las tortas de la luna como muestra de buenos
deseos para con la unión familiar de los demás.
Entonces surgieron actividades como la danza de dragón.
A partir de las dinastías Ming y Qing, las actividades
se enriquecieron aún más, en que volar linterna
de papel al cielo, encender incienso en forma de torre y practicar
la danza de dragón de fuego eran las más representativas.
Tales costumbres no constituyen modas hoy en día. Sin
embargo, el concepto de la unión familiar durante la referida
fecha aún perdura en el corazón de la gente, que
aprovecha para expresar sus mejores deseos y todo el cariño
a sus seres queridos.
Leyenda sobre la fiesta
Entre las numerosas leyendas sobre la Fiesta del Medio Otoño,
la más conocida tiene que ver con Chang E.
En la antigüedad había diez soles en el cielo. Cuando
todos los soles salían juntos, el calor quemaba los cultivos
y la vida del pueblo se hacía imposible. Un héroe
llamado Hou Yi, de una fuerza incomparable, se apiadó del
pueblo y subió a la cumbre de la montaña Kunlun,
desde donde aniquiló con sus flechas a nueve soles. Luego
ordenó al último salir y ponerse cada día
siguiendo un horario para beneficiar a los humanos. Así,
Hou Yi se ganó el respeto y el amor del pueblo.
La hermosa Chang E se enamoró de él, y más
tarde se casaron. Además de salir a cazar y enseñar
a la gente las técnicas de lanzar flechas, Hou Yi dedicaba
su tiempo a estar junto a su amada esposa.
Entres sus discípulos se contaba Peng Meng, una muy mala
persona.
Un día, Hou Yi fue a visitar a sus viejos amigos a la
montaña Kunlun y coincidió con la Diosa Wang Mu,
quien le entregó una píldora para convertirse en
inmortal. Sin embargo, Hou Yi no quería separarse de su
esposa, por lo cual no tomó la píldora, que entregó
a Chang E para que la guardara. Al conocer el lugar en que Chang
E guardaba la píldora, Peng Meng planeó robarla
para convertirse en inmortal.
Tres días después, Hou Yi encabezó a sus
discípulos para salir a cazar. Peng Meng fingió
estar enfermo y se quedó. Aprovechando la ausencia de Hou
Yi, Peng Meng forzó la entrada del dormitorio de Chang
E y la obligó a entregarle la píldora. Sabiendo
que no podía enfrentarlo, ella decidió buscar la
píldora y tragársela. Al instante, el cuerpo de
Chang E comenzó a flotar y voló hacia el cielo.
Debido a la gran preocupación que tenía por su esposo,
eligió la Luna como residencia por encontrarse más
cerca de la Tierra.
Cuando Hou Yi regresó a casa, la doncella de Chang E le
contó llorando todo lo ocurrido. Muy enojado, Hou Yi fue
a buscar a Peng Meng, quien había huido. Triste y afligido,
Hou Yi gritaba al cielo estrellado, una y otra vez, el nombre
de su querida esposa. De repente, descubrió que la luna
de aquel día era extraordinariamente brillante, y en ella
había una figura muy parecida a la de Chang E. Con todas
sus fuerzas corrió hacia la luna, que se alejaba cada vez
más. Por más que lo intentó, no pudo alcanzarla.
Al ver que no podía hacer nada y por lo mucho que extrañaba
a su esposa, Hou Yi mandó a colocar una mesa en el jardín
trasero que Chang E tanto frecuentaba para ofrendarle sus frutas
favoritas, expresando así su nostalgia. Al saber que Chang
E se había convertido en inmortal, el pueblo imitó
a Hou Yi para pedir paz y felicidad a la bondosa muchacha.
Así se popularizaron entre el pueblo las costumbres de
rendir culto a la luna durante la Fiesta del Medio Otoño.
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