Presencia china en Cuba

Por LAO YI

Durante 10 días, la capital cubana acogió actividades que evidencian un renovado interés por todo lo chino, desde el legado de los chinos emigrados, tras 160 años de presencia en la isla, hasta los más recientes avances de China en múltiples esferas.

“La Academia de Wushu que dirige el Maestro Roberto Vargas Lee en La Habana admite a estudiantes de todas las edades. La escuela promueve los mejores valores humanos y sociales y el cuidado de la salud”.

El tránsito de la temporada de seca a la de lluvias en la capital de Cuba, cuando la inadvertida primavera tropical da paso al intenso calor de mayo, estuvo signado este año por un virtual maratón de actividades relacionadas con China. Todo comenzó el 21 de ese mes, con la celebración de la II Semana de Cultura China en la Universidad de La Habana(UH). Cinco días después, del 30 de mayo al 3 de junio, el Barrio Chino de La Habana sirvió de sede al X Festival de Chinos de Ultramar, cifra redonda que coincidió asimismo con un aniversario cerrado: el 160 de la llegada de los primeros chinos a Cuba.

La primera de estas actividades, auspiciada por la alta casa de estudios cubana y la Oficina Cultural de la Embajada de China en la isla, resultó ocasión propicia para que jóvenes de ambos países –sobre todo estudiantes cubanos de idioma chino y coetáneos chinos que aprenden el español en Cuba– confraternizaran y se conocieran mutuamente en el campus. Por otra parte, el encuentro incluyó el abordaje extensivo de temas relacionados con la ancestral cultura china, así como la actualidad y perspectivas del país asiático, a cargo de expertos y profesores.

En cuanto al X Festival de Chinos de Ultramar, se trata de una tradición que desde 1998 permite a esa comunidad en Cuba, hoy exigua en términos demográficos, pero muy activa en lo social, recrear las memorias de su época de oro de casi un siglo atrás, cuando llegaron a ser el mayor y más próspero asentamiento de chinos en América. En dichos encuentros se proponen acciones para preservar su patrimonio cultural y fomentar las relaciones entre su lugar de origen y la patria adoptiva. Esta vez, el 160 aniversario de la llegada de los primeros chinos a Cuba, en calidad de culíes, otorgó una especial trascendencia al encuentro, devenido jubiloso recuento del aporte de este grupo poblacional a la formación de la nación cubana.

Estudiantes cubanos de idioma chino, y chinos de idioma español, coinciden en La Universidad de La Habana, para celebrar la II Semana de la Cultura china en la alta casa de estudios cubana Tres de los organizadores de la Semana de la Cultura China en la Universidad de La Habana. De izq. a der. la licenciada Yrmina Eng, el Consejero Cultural de la embajada china, Zheng Kejun, y la profesora de idioma chino Ke Yi.

Ambos eventos tuvieron como telón de fondo el evidente apoyo de los gobiernos de los dos países al fomento de todo tipo de intercambios, que hoy se aprecian con especial énfasis en las áreas política, comercial, económica y científico-técnica. Rara es la semana en que La Habana (y no pocas ciudades del interior del país) no reciba alguna comitiva procedente de cualquier parte de China, como bien admite el actual Consejero Cultural de la Embajada de China en Cuba, Zheng Kejun, quien ha debido desdoblarse más allá de sus obligaciones habituales para recibir a tanto enviado de su país a la nación antillana.

Roberto Vargas Lee, al centro, director de la Academia de Wushu del Barrio Chino de La Habana.

Hombre de cultura al fin, pues en China labora como especialista del ministerio de esa rama, Zheng no oculta donde se ubican sus mayores simpatías. Sabe que la cultura, en la cual reconoce “una tarea a largo plazo,” constituye el vehículo más noble y efectivo para quedar en la memoria colectiva de un país. Más allá de las formalidades al uso, de los protocolos y documentos, el quehacer cultural –en el plano puramente artístico y en su más amplia acepción–, contribuye como pocos a remover distanciamientos y neutralizar incomprensiones. Sirvan de ejemplo en este sentido sendas memorables presentaciones de la Ópera de Pekín en Cuba, en 1960 y 1987. En ambas ocasiones, cubanos de dos generaciones bien diferenciadas colmaron los recintos donde actuaron los artistas chinos, a quienes expresaron su admiración, sobre y fuera del escenario. Ni el desconocimiento de las especificidades de este género escénico, ni la barrera idiomática, impidieron la comunicación. En la pequeña isla del Caribe, la Ópera de Pekín tiene un público garantizado.

En 2007, empero, hay algo más. A las proximidades entre las autoridades de ambas partes se agrega el incremento de la atracción que a escala mundial ejerce hoy China. Con curiosidad inflamada, los cubanos se unen a millones de otras personas del orbe que reconocen en China un milagro del siglo XXI. El lema “Hecho en China” es desde hace un tiempo algo más que una etiqueta. “La China de hoy es un gran laboratorio,” expresa el doctor en ciencias cubano Julio Vázquez, un acucioso investigador que, aunque nunca ha estado en China, es capaz de desmenuzar al detalle los factores que han colocado a este país entre las economías más dinámicas del mundo. En su charla ante los universitarios mencionados, sobre Panorama Actual de la Sociedad y Economía de China, Vázquez explicó cómo China prueba múltiples recetas económicas que garanticen su desarrollo en procura del bienestar de su población.

“Estas jornadas deberán transformarse en elemento dinamizador del acercamiento a China y su cultura desde los medios académicos,” indica la licenciada Yrmina Eng Menéndez, Coordinadora de Cooperación Académica para Asia y Medio Oriente en la universidad habanera, y verdadera alma de estos encuentros. ”Con el tiempo –agrega– el seminario teórico contribuirá a incrementar los espacios de análisis y debate sobre este gran país y sus aportes al futuro del mundo, lo que en los medios universitarios de muchos países ya es también un hecho”.

Eng, de ascendencia china, reconoce que este evento, al que considera sin antecedentes en la historia del alto centro docente, “llena una necesidad impostergable de promover el interés y el conocimiento sobre la cultura china entre la comunidad universitaria, los profesores, directivos, estudiantes y trabajadores en general”.

En cada festival de chinos de ultramar en La Habana están presentes las competencias de Mahjong. Aquí posan los chinos y sus descendientes ganadores en el X Festival.

Entre el común de la población cubana este interés por China tiene otras formas de manifestarse. A ello contribuye en buena medida un programa de la televisión local, Mirando China, que desde finales de 2006 se transmite cada martes en horario estelar, por uno de los cuatro canales de alcance nacional. Según explica a CH Roberto Martínez, director de ese espacio, el mismo cuenta con un segmento de teleaudiencia nada despreciable, a pesar de que a menudo compite con otros programas de gran arraigo popular. Calza esta afirmación recordando la repercusión que ha tenido la sección de cocina china original. En poco tiempo, rememora, comenzaron a desaparecer de las tiendas especializadas productos como el glutamato monosódico, productos de soya u hongos chinos enlatados, que la mayoría de los cubanos desconocía, o apenas usaba hasta poco antes. No menos gustados resultan los ejercicios televisados de Tai Ji Quan, presentados por el maestro Roberto Vargas Lee, quien se entrenó en Beijing a mediados de los 90 con la famosa profesora china Zhu Yuming, y hoy preside la Escuela Cubana de Wushu. Llueven las llamadas y mensajes solicitando más ejercicios, o información sobre los mismos. Mirando China completa su programación con materiales producidos por la TV Central de China en español (CCTV), como Expreso Cultural, los cuales hacen de este espacio la mayor y más masiva ventana cubana abierta a China. Es asimismo uno de los pocos programas televisivos a escala hispanoamericana dedicados en exclusiva a China.

De culíes a empresarios y turistas

Mucho ha llovido desde que, el 3 de junio de 1847, desembarcaran en el poblado de Regla, ubicado una de las ensenadas de la Bahía de La Habana, unos 200 chinos procedentes de la sureña provincia de Guangdong. Algunos de los que formaron aquel grupo de pioneros no soportaron las infrahumanas condiciones en que los obligaron a viajar y murieron antes de ver tierra cubana. Engañados por contratistas españoles, cuyo país fungía a la sazón como metrópoli colonial de la isla, los cantoneses creyeron las falsas promesas de un contrato para trabajar como colonos en Cuba, cuando en realidad quedaron reducidos a esclavos en plantaciones agrícolas, en similares condiciones a los africanos traídos a la fuerza. La frase “lo engañaron como a un chino”, tan popular hoy en Hispanoamérica, tuvo su origen en este camelo, una más entre las frecuentes humillaciones que China sufrió a mano de las potencias imperialistas en el siglo XIX y parte del XX.

Fue ésta asimismo una de las razones por las que numerosos chinos se sumaron a la guerra contra España en Cuba. En la actualidad, la participación de antiguos culíes en la contienda independentista es parte indeleble del patrimonio nacional en la isla, donde sus hazañas en combate han adquirido ribetes de leyenda.

Esta migración forzada se fue complementando con la llegada voluntaria de otros chinos. Para fines del siglo XIX había en Cuba cerca de 150 mil chinos. Luego llegaron desde Estados Unidos los llamados californianos, que huían de las leyes antichinas decretadas en ese país. Poseedores con frecuencia de capital financiero, estos últimos hicieron destacado aporte a la bonanza que vivió el Barrio Chino de La Habana al despuntar el siglo XX.

Entre finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo XX, empero, la migración china a Cuba acusó un notable declive, hasta detenerse por completo. Numerosos descendientes de californianos y otros chinos de clase alta y media se marcharon a Estados Unidos y otros países. Para mediados de la década de los 90 del siglo XX, el Barrio Chino era apenas una memoria que sus contados y envejecidos habitantes originales, y sobre todo sus descendientes, pugnaban por preservar. En medio de esta coyuntura surge el Grupo Promotor del Barrio Chino de La Habana, entidad que aglomeró por entonces a los mencionados individuos en el rescate de sus tradiciones, justo cuando Cuba y China relanzaban sus relaciones a los más altos niveles. En apenas un lustro la institución exhibía excelentes resultados. Hoy, cuando las tareas del grupo han sido asumidas por la Oficina del Historiador de la Ciudad, de notable reputación por su labor de renovación del Casco Histórico de La Habana, es menester reconocer el esfuerzo primigenio del Grupo Promotor, que llegó justo a tiempo para reverdecer en lo posible los laureles marchitos del legado cultural chino en la isla.

Entre los muchos esperanzados en que estos logros se hagan permanentes, está la actual directora de la Casa de las Artes y Tradiciones Chinas de La Habana, perteneciente a la Oficina del Historiador, Carmen Eng Acuay, quien fungió como Presidenta del Comité Organizador del X Festival de Chinos de Ultramar. En conversación con CH, destacó el papel de los descendientes de primera, segunda y hasta tercera generación en la preservación de las tradiciones, como forma de evitar un retorno al letargo padecido durante las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo XX en la isla. “Ahora –indica– aumenta el flujo de turistas chinos que viajan a Cuba. Aunque no son residentes, su presencia influye necesariamente sobre la preservación de esas tradiciones”.

Con su afirmación, Carmen Eng toca un tema medular. ¿Cómo preservar el legado cultural chino cuando la cifra de ciudadanos originales de esa procedencia disminuye por días? ¿Bastará con la presencia creciente de turistas, empresarios y estudiantes chinos en Cuba –que en su mayoría regresarán a su lugar de origen– para llenar el vacío? ¿Qué papel toca a los descendientes de chinos, que en muchos casos son de sangre mezclada?

Una posible respuesta es la que propone la Dra. María Teresa Montes de Oca Choy –al igual que Carmen Eng, descendiente de chinos–, quien encabezó el Comité Científico del X Festival de Chinos de Ultramar. Presidenta de la Cátedra de Estudios sobre la Inmigración China a Cuba, perteneciente a la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz, y profesora universitaria de Historia de Asia, ella afirma: “Tras el éxodo de una gran cantidad de chinos naturales, los restantes apuntalaron las sociedades como único recurso tangible de supervivencia, pero por lo general han sido los descendientes de primera y segunda generación los que han tomado las riendas de las mismas, con independencia de la presencia o no de un presidente octogenario chino al frente de las sociedades. Hoy día las tradiciones y cultura son reanimadas y mantenidas por los descendientes. Mi criterio es que la cultura china está tan enraizada dentro del cubano común, que no es nada difícil sostener las tradiciones básicas”.

En opinión del Consejero Cultural Zheng Kejun, actividades como la Semana Cultural de la UH, o los Festivales de Chinos de Ultramar, juegan un papel positivo en el mantenimiento de la herencia china en Cuba, así como en el afianzamiento de las relaciones entre ambos países. “Con todo –expresa– creo que aún podemos hacer mucho más, pues si bien estamos en un momento de excelentes vínculos bilaterales, el intercambio cultural aún no llega a la altura de los nexos políticos y económicos”.

Cultura china en el mundo: ¿dónde falla la ecuación?

Las palabras de Zheng Kejun reflejan una notable paradoja. La cultura china resulta atractiva para un importante número de hispanoamericanos, como bien indica el pequeño botón de muestra de Cuba, más allá de la comunidad de ascendencia china. Y, sin embargo, todavía se mantiene a la zaga de otras actividades. ¿Qué pasa?

Desde hace algún tiempo, este problema llama la atención de las más altas instancias gubernamentales chinas. En nuestra edición de enero de 2007 se abordó el aparente conflicto entre la atracción que ejerce la cultura china y su real difusión mundial. Entonces se citaba al ex Ministro de la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, Zhao Qizheng, en el sentido de que “contrario a los positivos resultados obtenidos por China en su balanza comercial exterior, existe una situación desfavorable en el intercambio cultural y la comunicación con otros países”.

Para el Consejero Cultural Zheng esta aparente contradicción se produce en buena medida porque en China, “la tradición a veces vive en conflicto con el momento actual. En consecuencia, la nación china debe demostrar su grandeza haciendo que la actualidad sea asimilada por la tradición. Para que esto funcione a escala mundial, es preciso que la cultura reciba el impulso de la actividad comercial. En muchos casos, no resulta suficiente nuestra inversión estatal. En tales instancias, es preciso abrir camino a los promotores privados, pues ellos han demostrado un notable interés en desarrollar este sector. Sin comercio no dispondremos del factor capaz de empujar el desarrollo”.

Dirección: Calle Baiwanzhuang 24#, Beijing, 100037, China
Fax : 86-10-68328338
Sitio Web : http://www.chinatoday.com.cn
E-mail: chinahoyes@yahoo.com.es
---------chinahoylm@yahoo.com.mx
Todos los derechos reservados: China Hoy