CHINA: Tercera inflexión, del crecimiento
acelerado al desarrollo sustentable
Un nuevo libro del ex embajador de México en China, Jorge
Eduardo Navarrete, titulado CHINA: La tercera inflexión,
del crecimiento acelerado al desarrollo sustentable, fue
lanzado en agosto pasado en la capital mexicana, en un acto celebrado
en la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo
el auspicio del Centro de Estudios China-México.
En las últimas décadas, desde que inició
el proceso para transformarse en potencia global, China ha dejado
pocas cosas al azar. En 1978 la dirigencia del país, recién
liberada de los trastornos de la Revolución Cultural, tomó
la decisión de colocar a la República Popular en
el riel del crecimiento económico rápido y sostenido,
a través de la Apertura y Reforma económicas, reconoce
el autor en la introducción del texto.
Otra inflexión, indica, se registró en 1993, cuando
se introdujo el concepto de socialismo de mercado, abriendo las
puertas a una segunda generación de reformas económicas,
para consolidar el crecimiento económico, acelerarlo y
expandirlo más allá de las áreas geográficas
y los sectores en los que se había concentrado hasta ese
momento.
Navarrete destaca que en el cuarto de siglo transcurrido desde
entonces se ha presenciado un extendido periodo de crecimiento
económico, sostenido y acelerado, sin parangón por
su velocidad y alcance, que ha hecho de China una de las mayores
economías del mundo, y un desarrollo social manifestado
en abatimientos masivos de la pobreza crítica.
Estos fenómenos, añade, colocaron a la nación
asiática en el centro de la atención mundial: hoy,
todo el mundo habla de China. Al mismo tiempo, empezaron a surgir
y acumularse indicios de que las modalidades de crecimiento y,
sobre todo, la velocidad del mismo, difícilmente serían
sostenibles por mucho tiempo.
Una vez cumplidas esas dos inflexiones, subraya el autor, es
posible que 2006 sea visto en el futuro como el año de
la tercera. En la reunión anual de la Asamblea Popular
Nacional (APN), máximo órgano legislativo, celebrada
en marzo de ese año, se reconoció que, para consolidarse
como potencia global, el país requería alterar su
modelo de desarrollo económico y social, a través
del estrechamiento de la brecha urbana-rural; la consecución
de un uso sustentable de la energía y otros recursos naturales,
en especial minerales y otras materias primas; el cuidado y la
preservación del ambiente, así como la restauración
de áreas dañadas y el freno a la creciente concentración
del ingreso y la riqueza y los fenómenos asociados de corrupción
y falta de responsabilidad de las autoridades, entre otros elementos.
En otras palabras, apunta el diplomático, parece haberse
iniciado una nueva etapa histórica en el desarrollo de
la economía y la sociedad chinas, en la que la velocidad
del crecimiento se supeditará a objetivos de redistribución
y equidad, racionalización del uso de insumos primarios
y protección ambiental, y en la que se buscará corregir
las distorsiones sociales provocadas por las políticas
de crecimiento a cualquier costo.
Jorge Eduardo Navarrete es coordinador del Programa Académico
de Prospectiva Global del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
en Ciencias y Humanidades de la UNAM y autor de diversos libros
y ensayos sobre economía y comercio exterior de México
y relaciones internacionales. Fue embajador de su país
en China de 1989 a 1993.
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