El primero de julio de 2006 fue una fecha histórica,
que terminó con el aislamiento de Tíbet con el
resto del país por vía ferroviaria, al ponerse
oficialmente en marcha el ferrocarril Qinghai-Tíbet.
Debido a su frágil ambiente ecológico,
la meseta de Qinghai-Tíbet ha sido foco de atención
en el sentido de cómo evitar el impacto que podría
tener en el entorno la construcción y entrada en funcionamiento
de esta ruta. Con el propósito de reducir al mínimo
los daños, el proyecto destinó 1.500 millones
de yuanes a la protección del medio natural.
Entre el 30 de mayo y el primero de junio de 2007,
la Administración General de Protección Ambiental
y el Ministerio de Ferrocarriles formaron un grupo de comprobación
de cien especialistas en ecología, flora y ambiente,
que se encargan de revisar el resultado de los trabajos de protección
medioambiental a lo largo del trayecto, en específico
de aspectos como el tratamiento de las aguas residuales, protección
del paisaje natural y las tierras heladas, así como el
paso de los animales salvajes.
Los especialistas consideran que con la construcción
del ferrocarril arrancó el trabajo de la protección
ambiental y deben crear lo más pronto posible un sistema
de supervisión sobre el medio ambiente de largo alcance.
Espacio limpio de residuos
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Trabajadores sanitarios
y tanques de aspiración de residuos. |
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A las 06:00 horas (hora local) del 31 de mayo
de 2007 comenzaron las labores de revisión de la protección
ambiental en Golmud, Qinghai. En el andén de la estación
de la localidad, seis carros aspiradores de desechos se detuvieron
al lado de los vagones. Los operadores de los vehículos
conectaron unas mangueras a los recipientes en los que el tren
había acumulado los residuos durante 10 horas de viaje
en compartimentos colocados por debajo de los coches y en apenas
10 minutos la labor había concluido.
Ese fue el primer ensayo en China y los 15 carros
que trabajan en la estación de Golmud, adquiridos a un
precio unitario de cuatro millones de yuanes, hacen realidad
el propósito de emisión cero de residuos y evitar
que el frágil entorno de la meseta sea perjudicado, si
no se tratan adecuadamente los desperdicios en las zonas por
las que atraviesa la vía férrea.
En los vagones del tren se ha instalado un sistema
de colección de residuos, que funciona con tecnología
de compresión, reduciendo las sustancias almacenadas
al mínimo tamaño, hasta que sean descargados en
la estación terminal.
Las últimas inspecciones realizadas revelan
que en los 10 primeros meses de funcionamiento del ferrocarril
se han tratado más de 60 mil toneladas de desechos y
la estrategia de cero residuo ha dejado un espacio limpio
para los animales salvajes, exclamó un especialista
de la fauna.
En el tramo donde se encuentra el gran puente
del río Tuotuo, considerado el curso importante del Yangtsé,
en la reserva natural de su origen, funcionan una estación
y un puesto de vigilancia militar. Si el agua de aquí
se contamina el efecto ambiental será incalculable, razón
por la que en el tramo Golmud-Lhasa se han instalado 15 puestos
de tratamiento de aguas residuales, que adoptan tecnologías
de la bioquímica, electroquímica y oxidación,
para evitar la evacuación del líquido contaminado
a lo largo del trayecto.
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Tubos calientes
preservan la tierra congelada. |
Según Zhu Xiaoping, gerente adjunto de
la Corporación de Mantenimiento de Yufeng, del Centro
de Administración de Activos de Ocupaciones Secundarias
del Ferrocarril Qinghai-Tíbet, el taller de tratamiento
de aguas residuales de la estación de Lhasa, que funciona
desde enero de 2007, es el único de su tipo en la localidad
y puede satisfacer la necesidad de las cuatro salidas programadas
del tren desde la estación.
Sin embargo, otro problema surgirá si un
millón de turistas entran en las regiones de Nyingchi
y Nagqu, generando una gran cantidad de desechos y aguas residuales.
Pasando la tierra congelada con seguridad
La meseta Qinghai-Tíbet fue identificada
como el tercer punto polar del mundo y es considerada un indicador
para diagnosticar el efecto del calentamiento global. La subida
de la temperatura en el planeta es el factor que mayor amenaza
representa para las tierras congeladas de esta región.
Saliendo de la ciudad de Golmud y al pasar la
colina Yuzhu, de la sierra Kunlun, se ven los llamados tubos
calientes, colocados a ambos lados del ferrocarril, hechos de
hierro y con una extensión de siete metros (dos metros
sobre el suelo y cinco metros dentro de éste) con un
diámetro de 15 centímetros.
Los tubos calientes funcionan
como un refrigerador natural, que no requiere ninguna energía,
explicó Tong Changjiang, experto en tierras heladas de
la Academia de Ciencias Naturales de China.
Esta tecnología se basa en el principio
básico de la física de ampliarse bajo calor
y contraerse bajo el frío. Un líquido como
la etilamina, freón o nitrógeno, se vierte en
el tubo que, después de su inserción en la tierra,
se evapora en el condensador, mientras que aumenta la temperatura
subterránea. El vapor también da vuelta al líquido
y fluye al extremo inferior de los tubos en respuesta a los
vientos árticos sobre la tierra. Estos congeladores naturales
de movimiento perpetuo emiten periódicamente
el calor de la tierra helada.
El personal científico que participa en
la investigación también ha instalado aparatos
de varias alturas alrededor de los tubos calientes,
que miden exactamente la temperatura de la tierra. Se
ve el lanzamiento del aire caliente cuando se abre la tapa de
cada equipo, lo descargado de los tubos calientes,
indicó un miembro del Departamento de Ingeniería
de la Compañía del Ferrocarril Qinghai-Tíbet,
encargado de comprobar y verificar el ferrocarril en la sección
Qingshuihe, a una altitud de 4.490 m sobre el nivel del mar.
La tierra congelada de Qingshuihe tiene a veces
una diferencia anual de temperatura de más de 50 grados.
En esta zona de alto riesgo se emplean los tubos calientes
y los puentes, para disminuir los posibles efectos que pueda
causar el paso de tren.
600 millones de yuanes para plantar césped
La meseta Qinghai-Tíbet es una de las zonas
de China que mayor riqueza de flora y fauna posee. Es la única
región del mundo donde se distribuyen tan ampliamente
las plantas de la altiplanicie con tantas variedades. Pero éstas
crecen dentro de uno de los ecosistemas más frágiles
del planeta, con baja densidad de oxígeno, mucho frío,
pobre tierra y un clima variable, condiciones que pueden afectar
seriamente su supervivencia.
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El ferrocarril permite
la migración de antílopes tibetanos mediante
los pasosconstruídos especialmente para
ellos |
El informe ambiental de evaluación del
ferrocarril Qinghai-Tíbet indica que en los recintos
con más de 200 milímetros de precipitación
anual, las especies de animales requieren 30 años para
recuperarse, mientras que la vegetación necesita más
de 45 años. Pero una vez que el suelo original resulta
seriamente dañado, precisa de más de 60 años
para recobrar sus características.
¿Cómo puede mantenerse el ecosistema
de la meseta con la construcción del ferrocarril? Los
científicos y constructores iniciaron ensayos sobre los
trasplantes de la vegetación y la plantación artificial
de la hierba sobre las tierras a 4.500 m sobre nivel del mar,
experimento que costó 7 millones de yuanes en la investigación
científica y 600 millones en la ingeniería y se
extendió por un período de cuatro años.
Las hierbas plantadas están germinando
satisfactoriamente, aseguró Liang Xuegong, experto
del centro de evaluación de la ingeniería ambiental
de la Administración General de Protección Ambiental,
después de varios años de investigaciones. La
vegetación en el norte de las secciones de la montaña
Tanggula se recupera naturalmente, con el crecimiento de plantas
locales, mientras que el sur de la sección de la montaña
Tanggula se confía en la reanimación artificial,
con el crecimiento de la vegetación replantada.
Túnel para la migración de los
animales
La conservación de la fauna fue otra de
las grandes preocupaciones durante la construcción del
ferrocarril Qinghai-Tíbet, pues el tren pasa por Kekexili,
una de las rutas migratorias del antílope tibetano. La
solución al problema fue edificar 33 túneles a
lo largo del ferrocarril, cuya longitud total alcanza los 59,8
km, un 5,1 por ciento de toda la vía.
Para evaluar la función de los corredores,
a partir de 2003, de junio a agosto, el Instituto de Estudios
de Animales en Peligro de Extinción del Noroeste, subordinado
a la Administración Estatal de Silvicultura y el Instituto
de Zoología de la Academia de Ciencias Naturales de China
trabajaron juntos en un estudio sobre el terreno, que comprobó
que los túneles han permitido a los antílopes
tibetanos continuar sus migraciones normales y que la especie
se está acostumbrando ya a la trayectoria.
Aunque el trabajo de inspección de la protección
ambiental se cumple, los expertos creen que la preservación
del ecosistema a lo largo del ferrocarril Qinghai-Tíbet
acaba de empezar y hace falta establecer un sistema de pronóstico
y supervisión sobre el medio ambiente de largo plazo.