Las funciones de la pradera en el ecosistema residen en conservar el agua, servir como defensa contra el viento e inhibir el movimiento de la arena. La región autónoma de Mongolia Interior se considera consecuentemente como una barrera verde del norte de China, pero la desertificación se ha convertido en un serio problema para la zona.

Mongolia Interior tiene la pradera más grande del país, con un área total de 880.000 Km², lo que representa el 21,7 por ciento del total nacional. La invasión del desierto en toda la nación cubre anualmente 2.460 Km², de acuerdo con las estadísticas. Sin embargo, el territorio que resulta afectado cada año por este flagelo en la región asciende a 803 Km².

A partir del año 2000, el Gobierno Central inició un número de proyectos relacionados con la construcción ecológica y la mejora del medioambiente, que incluyen el tratamiento del origen del viento y la arena y la devolución de tierras de pastoreo a la praticultura. Las autoridades y los habitantes mongoles juntos se dedican totalmente a la lucha contra la desertificación y la construcción de un ambiente verde.

“Quiero vivir en un ambiente verde”

Cuando Yin Yuzhen se casó, a los 19 años de edad en Mongolia Interior, hace 23 años, vio que su cámara nupcial era realmente un sótano cavado en un punto duro de una cresta de arena. Cuando soplaba el viento, la arena cubría la tierra y eclipsaba el cielo. Yin sentía que su morada subterránea estaba en serio peligro de ser tragada por la arena en cualquier momento. Al parar el viento, toda la familia comenzaba a quitar la arena de la puerta. Era su tarea diaria.

Desde su boda Yin ha intentado cambiar el ambiente de su vida. Su casa se sitúa en el desierto Mu Us, una de las áreas con peor desertificación de China, donde el nivel anual de precipitaciones es de sólo 200 mm.

La esposa recordó las condiciones que imperaban en la casa a su llegada, luego de contraer nupcias: “Era un lugar remoto, donde no había plantas, animales, transeúntes ni algo que tuviera vida. Decidí entonces traer algún verdor a nuestros alrededores”. Pero el verdor, no obstante, es muy caro en el desierto. La gran riqueza de la familia de Yin Yuzhen quedaba compuesta por un cordero y una cabra de tres piernas. Yin vendió la cabra por 600 plantones en 1986, los sembró alrededor de su casa y los regó todos los días. Un año después, más de 100 de ellos lograron sobrevivir. El triunfo alentó a la dueña a luchar contra el entorno árido.

Ante la falta de dinero para comprar más plantones, Yin pidió prestados 300 yuanes a sus parientes y compró varios cerdos, que le permitieran generar ingresos. Cuando su esposo salió a trabajar, no pidió el pago en efectivos, sino en plantones.

En el verano, durante el día, la temperatura en la región alcanza los 40ºC, razón por la que la pareja tenía que levantarse muy temprano en la mañana para irrigar los plantones. Luego de unos días, los brotes verdes y delicados salieron de su raíz. Pero una horrible mañana, al despertar, encontraron que todos habían sido enterrados por las dunas de arena móviles en la noche.

Este desastre hizo que Yin realizara algunos estudios sobre la tecnología de control de la arena. Después de minuciosas observaciones y prácticas, elaboró un horario de irrigación adecuada, para evitar la sequía y, al mismo tiempo, la inundación. Notó que no se debe plantar muy densamente en la zona seca, pues como los árboles absorben hasta la última gota de agua de la tierra, también mueren y la desertificación continúa.

Año tras año, la tierra árida de antaño se ha vuelto gradualmente verde. Hasta 2000, ella había plantado unas 2.666 hectáreas de árboles en un área cercana y su casa está ahora rodeada por 4.000 hectáreas de árboles verdes.

Pastores insertando sauces para consolidar la arena.

La familia está positivamente influenciada por el clima y las tormentas son menos frecuentes. “Cuando llegué por primera vez aquí, cada mañana me despertaba con la nariz y los ojos llenos de arena. Hoy en día sólo se ve una capa delgada de polvo amarillo en el alféizar exterior. Las cosas han cambiado dramáticamente”, afirmó la señora. Estos nuevos árboles han traído más lluvia al lugar, lo que ayuda a aumentar la tasa de supervivencia de las plantas y las cosechas.

Edificación de una
comunidad ecológica
armoniosa

Ordos es otra ciudad de Mongolia Interior amenazada por la desertificación. Cubre un área de 87.000 Km², la mitad de los cuales son zonas áridas. Los residentes locales adoptaron en 1990 un grupo de medidas para mejorar el ecosistema.

Barrera contra la arena en el distrito de Hangjin, en Ordos

En 2003, fue introducida la modalidad de poblado ecológico, a partir de la experiencia de Suecia. En todas las casas de la nueva comunidad residencial se ha instalado un baño tipo dos fosos. El foso para los excrementos cuenta con un plato de acero inoxidable móvil. Cuando la persona termina, sale el serrín en vez de agua. El plato de acero vierte automáticamente el contenido en el cuenco de depósito ubicado en el fondo del edificio, donde se refina, convirtiéndose en abono para fertilizar los campos de cultivo. La orina es canalizada en su foso y diluida antes de usarse para la irrigación de tierras de labranza.

El gerente de proyecto de este baño tipo seco explicó que su uso disminuye un tercio el consumo de agua. Tiene gran significado para una ciudad seca como Ordos, cuya precipitación anual es menor a los 400 mm. La utilización de aguas servidas humanas como fertilizantes evita el daño del medioambiente, que sufre el excesivo uso de fertilizantes y reduce también la cantidad de agua que necesita la agricultura.

Campesinos y pasotres están reparando la defensa de arena.

La comunidad residencial tiene instalados además equipos de tratamiento de basura y agua residual. Los desperdicios orgánicos son transferidos a la fábrica de fertilizantes y procesados biológicamente, junto con los excrementos, así como las aguas servidas domésticas. Si la calidad del agua satisface el estándar de irrigación requerido, se usa para regar árboles y plantas en la comunidad y su entorno.

Pastos de Australia

Mongolia Interior tiene la mayor área de estepa de China, pero la escasez de lluvia y las altas temperaturas han resecado en años recientes sus ríos y la pradera se ha asfixiado por la arena. Los monitores de satélite descubren que dos praderas vinculadas del distrito anterior de Horqin Youyi y la liga de Xing’an sufren la invasión furiosa del desierto. “La desertificación de praderas en Mongolia Interior ha empeorado en los últimos años”, dijo Wang Zilin, director del Proyecto de Control de Prados Chino-Australiano en Mongolia Interior. “Esta situación ha afectado el clima de la región, así como la vida del pueblo. A la vez, constituye una amenaza para la seguridad ecológica del norte de China”.

Con vistas a contener la situación, los ejecutivos del proyecto introdujeron semillas de pasto de Australia y otras regiones áridas. A través de varias pruebas, escogieron finalmente 10 variedades de semillas destacadas por su resistencia a la sequía y crecimiento rápido. Estos pastos proveen forraje para ovejas e impiden el movimiento de las dunas arenosas. El siguiente problema por resolver fue restringir el número de animales en la pradera, debido a que el pastoreo excesivo es otra causa importante de la desertificación. El objetivo del proyecto consiste en controlar el pastoreo en la estepa y mejorar su producción por unidad. “Logramos conseguir un éxito en la cría de nuevas razas, para duplicar la producción de cachemir, lo que contribuye a incrementar los ingresos del campesinado y reducir el número del ganado”, comentó Wang.

La introducción de nuevas semillas de pastos y las tecnologías de control de arenas han mejorado indudablemente las condiciones de vida de los agricultores y pastores. El desafío constante es elevar la conciencia ecológica de protección de la pradera.

“En el curso de implementación del proyecto, comprobamos que sólo con nuestros esfuerzos no podemos hacer más y que el cambio de estilo de vida de los habitantes de la pradera podrá originar un cambio fundamental y beneficioso en el ecosistema”, manifestó el jefe de la oficina del proyecto. “Hemos trabajado junto con el departamento local de educación, la federación de mujeres y organizaciones de protección medioambiental, para ayudar a los campesinos y pastores a solucionar sus dificultades prácticas de vida y producción, al tiempo que se difunden conocimientos sobre la conservación ecológica de la pradera”.

El programa ha evidenciado ya algunos resultados: la cobertura verde se ha incrementado del 20% al 70% en Xing’an. Quizás en un futuro cercano podamos ver otra vez la fauna abundante en la pradera.

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