El licor y la leche

Por ZHANG XUEYING

Pastores de la ciudad de Hulun Buir interpretando una canción popular mongola.

Para los habitantes de Mongolia Interior, el licor no puede faltar en las comidas. Por lo tanto, sin él no se puede celebrar un banquete. Al invitar a los huéspedes a comer, debe convencerles de beber mucho alcohol, acto que muestra la simpatía y hospitalidad del dueño. Normalmente, cuando se sirven los platos deliciosos, se beben varias copas de licor.

Pang Min fue por segunda vez a Mongolia Interior para investigar el ambiente de inversión y notó que, a diferencia de una década atrás, los directores locales que le atendieron le dijeron al servirle el licor: “No le obligamos a beber. Beba lo que quiera. Nos dedicamos a mejorar el entorno de inversión desde que no obligamos a otros a beber”. “Además de licor, ellos prepararon la leche”, relató Pang Min, que padece de intolerancia lactosa. “Empero los funcionarios me dijeron que Yili ya elabora un tipo especial de leche para las personas como yo”.

La compañía Yili fija la estrategia para promover productos verdes y saludables.

Tanto esta empresa como Mengniu se han convertido en afamadas marcas de la industria láctea de China y han ampliado su red de ventas desde la región autónoma a todo el país, a medida que el Gobierno ha promovido los productos del sector. Con ese objetivo se lleva a cabo una campaña en toda la nación, acompañada por el aumento de la capacidad de compra de estas mercancías y el concepto de mantener una buena salud. Las autoridades chinas respaldan la iniciativa, al tiempo que se esfuerzan por desarrollar la economía para que la industria láctea alcance los niveles de los países desarrollados, y elevar la calidad de vida de la población. En los dos años recientes, China propuso un plan de subsidio de leche para los escolares y la televisión se ha encargado de destacar, a través de su programación, las ventajas de este alimento.

Trabajadores limpiando las vacas lecheras en el prado internacional de Mengniu.

Los funcionarios del Ministerio de Agricultura reconocen esta estrategia como muy importante para el futuro de los chinos. La muerte de numerosos de nuestros paisanos en edades tempranas no se debe a enfermedades, sino a que muchos de ellos no saben cómo deben hacer ejercicios o cuál es la combinación nutritiva y saludable para el cuerpo. Es por ello que el gobierno intenta formar en la gente desde joven los hábitos científicos de alimentación. Los datos pertinentes muestran que el consumo de leche per cápita anual de los chinos es de 20 litros, mientras que en Estados Unidos llega a los 100.

Apoyándose en la ganadería desarrollada y la crianza de vacas lecheras, la venta de la leche fresca de Mengniu y Yili sobrepasa un 55 por ciento de la cuota total del mercado, lo que hace que ambas marcas se hayan convertido en nuevos representantes de Mongolia Interior.

Para atraer un mayor número de clientes, Yili vende yogures de distintos sabores, como de durazno, mango y aloe, y en vista de la atención que presta el pueblo a la salud y la seguridad de los alimentos, promueve los productos verdes y saludables y asegura haber elaborado un tipo especial de leche orgánica, totalmente natural, sin contaminación ni elementos antibióticos ni restos de pesticidas. En el mercado el precio de esa leche es tres más alto que la normal. Por otro lado, la compañía elabora una leche especial para las personas que padecen de intolerancia lactosa. Según el joven presidente del Grupo Yili, Pan Gang, en China a un 50 por ciento de la gente le cuesta digerir la lactosa. Empero, después de tomar la leche de su compañía, un 96 por ciento de las personas no ha presentado problemas de digestión, como meteorismo y diarrea. En la primera Feria Internacional de la Industria Láctea, celebrada hace poco en Ámsterdam, Holanda, este producto ganó el premio de “Recomendación de Mejor Producto Lácteo Líquido”.

Un dueño de un criadero de vacas lecheras en la ciudad de Hulun Buir.

En China históricamente el alcohol de diversos tipos es considerado gozo supremo en la cultura gastronómica e indispensable en los banquetes. No obstante, cada día la gente acepta la leche y sustituir el licor con leche deviene un acto civilizado. El valor de producción de Yili en 2006 sobrepasó los 16 mil millones de yuanes. La ciudad de Hohhot, capital regional, ha propuesto la nueva estrategia de impulsar la economía con la industria lechera.

Cao Youtang, de más de 40 años, es uno de los beneficiadores de esta nueva campaña. Es pastor de una fábrica láctea de la empresa y tiene 55 vacas lecheras. “Gano bien, lo suficiente para que mi hijo entre en una escuela de buena calidad”, confesó.

Para asegurar la calidad de la leche fresca, Yili emplea la normalización de prado y proporciona las vacas, casas, pastos y piensos. Los pastores que llegan al pastizal pueden sumarse, tras pagar sólo las vacas. El área donde trabaja Cao Youtang cubre una extensión de más de 700 mu (15 mu = 1 hectárea), con una inversión total de 38,6 millones de yuanes. Existen 78 pastizales independientes en esta zona y algunos grandes tienen una superficie de 6 mu. El de Cao cuenta con una vaquería, una casa nueva de ladrillos y tejas, fosa séptica, nave para piensos y campo, entre otras condiciones, espacio en el que puede criar de 50 a 100 vacas lecheras.

En la limpia y ordenada área de pastizales hay dos estaciones modernas de ordeño autónomo, tecnología adquirida en Suecia. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, los pastores envían sus vacas a ese lugar. “Cada día podemos obtener 15 toneladas de leche. Antes todo dependía de manejo manual”, comentó un obrero de la vaquería.

Además, los pastores reciben formación sistemática, impartida por los expertos designados por el Grupo Yili. La capacitación cubre las nuevas técnicas de crianza y conocimientos de prevención y tratamiento de enfermedades. “Antes, cuando mis vacas caían enfermas, yo las llevaba al veterinario. Ahora, si no es muy grave, sé cómo curarlas”, expresó Cao con satisfacción.

Vacas del Grupo Lácteo Mengniu antes de ser ordeñadas.

De esta manera, Yili ha resuelto otro problema medioambiental, que molestó por largo tiempo a la gente. Preocupado por el resultado negativo del excesivo apacentamiento, el Gobierno chino establece reglamentos que frenan en algún grado este inconveniente y marcan determinadas áreas bajo protección, evitando así el desarrollo excesivo de la ganadería. Algunos funcionarios sostienen que el apacentamiento desmesurado es la causa fundamental del viento y arena que barre todo el norte de China y amenaza a Beijing. Aún así, las autoridades tienen confianza en la solución del problema.

“La administración de forma centralizada puede disminuir el malgasto de recursos y evitar el abuso del prado. Los pastores que antes se dedicaban a cultivar la tierra, ahora, bajo la supervisión del Grupo, plantan hierbas sobre la tierra cultivada”, explicó un funcionario.

El modelo de la nueva vaquería cambia de raíz el viejo sistema agrícola, que funcionaba durante decenas de años: familia pequeña campesina, tierra chiquita, autosuficiencia y venta de los cereales sobrantes. En el presente los campesinos han adoptado el sistema mercantil. “Antes, el ingreso anual por la venta de los cereales y verduras sólo llegaba a 200 yuanes, mientras que ahora el precio de una vaca mía puede ser de tres mil yuanes”, indicó Cao Youtang, quien reconoció tener plena confianza en el futuro. “Al entrar en el pastizal, yo era capaz de comprar sólo 30 vacas, ahora me he planteado comprar cien. Hasta ese momento, no me preocuparé por mi pasto”.

Cao contrató al joven Wang, un aldeano local de 20 años, para apacentar a las vacas. Él no sale de la aldea, como otros que van a Hohhot, sino que se queda aquí. “Aunque hay más oportunidades en la ciudad, lo que gano ahora es más o menos lo mismo que allá. Creo que aquí habrá un gran desarrollo”.

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