Bolivia: con las reglas
claras
Entrevista
con Fernando Rodríguez Urena, embajador de Bolivia en China
Por LEONARDO
ANOCETO RODRÍGUEZ
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Bolivia quiere darle tanta
importancia a la diplomacia formal, como a la diplomacia de
los pueblos, afirmó Rodríguez. |
Apenas han transcurrido 100 días desde que Fernando Rodríguez
Ureña llegó a Beijing con la maleta llena de expectativas,
ideas y también algunos sueños, más una gran
responsabilidad: transformar la embajada de Bolivia en China en
una representación realmente significativa,
a pedido del canciller David Choquehuanca y el presidente de su
país, Evo Morales.
Fue la confianza de ambas personalidades en Rodríguez,
lo que determinó su designación, calificada por
él mismo como política, y le dio un
giro radical a su vida, hasta entonces dedicada a la sociología,
especialidad que lo mantuvo durante muchos años ejerciendo
la docencia y trabajando con diferentes organizaciones en América
Latina. Aunque también se ha dedicado al estudio de las
ciencias políticas.
No desconoce el reto que representa, primero que todo, estar
a la altura que espera su gobierno, y luego, incursionar en el
mundo diplomático, al que llega sin etiquetas, arropado
e identificado con el estilo particular que promueven las autoridades
bolivianas, el de desarrollar el paradigma indígena
en el marco de las relaciones internacionales, la diplomacia de
los pueblos, caracterizada por darle tanta importancia a la relación
diplomática formal, como a la relación con la gente,
para romper ese cerco que a veces se impone e impide encontrarse
piel a piel con los ciudadanos de otros países, con los
cuales podemos tener muchas cosas que comunicarnos, según
explicó en una entrevista exclusiva concedida a China hoy.
Es por esa razón que para él resulta tan importante
reunirse con otros diplomáticos, como estar en universidades,
mercados, calles, fiestas populares o celebraciones municipales,
porque es allí donde, asegura, nos conocemos, es
a esos lugares a donde queremos llegar con nuestro mensaje de
construir lo que quiere el presidente, un mundo diferente.
Aun cuando sus rasgos hagan creer lo contrario, la humildad y
hablar pausado de Rodríguez, en un tono bajo, pero apasionado
cuando comenta el pasado y los cambios que vive su país,
hacen recordar el carácter noble de los indígenas
latinoamericanos, de los que reconoce absolutamente orgulloso
tener alguna ascendencia. No hay boliviano que pueda decir
que no tiene de ello.
Según funcionarios chinos y bolivianos, las relaciones
y cooperación bilaterales han avanzado de forma estable
desde hace 22 años. ¿Cómo ve usted la evolución
de los nexos bilaterales?
Yo creo que se han producido avances importantes, sobre todo
en el campo de la cooperación y la existencia, en el otorgamiento
de becas, la aprobación de proyectos para el desarrollo
de mi país por la vía de la colaboración
y los intercambios políticos que han tenido lugar también
en todos estos años; en visitas tanto de dirigentes políticos
bolivianos, como de dirigentes chinos a Bolivia, y en la presencia
de parlamentarios. Todo eso nos muestra que existe el mejor ánimo
de acercarse y estrechar los vínculos entre China y Bolivia.
Ahora, el presidente sostiene que esta relación debe ser
mejorada cualitativamente en varios ámbitos, en lo político,
comercial y de la cooperación y la amistad, donde creemos
que también tenemos muchos elementos que ofrecernos mutuamente.
¿Hasta qué punto podría interpretarse
como una muestra de la importancia que su gobierno concede a las
relaciones con China, la inclusión de ésta entre
los países que primero visitó el presidente Evo
Morales, tras su elección, y que definiera entonces como
un aliado político e ideológico?
El presidente Morales fue muy claro cuando mostró esas
señales de inicio. Recién electo vio la necesidad
de acercarse a China, porque lo que estamos viendo aquí
es el desarrollo de una propuesta que ha sido y es capaz de transformar
su sociedad a partir de un Estado consolidado, sólido,
demostrando que se pueden desplegar un conjunto de acciones en
el ámbito comercial con otros países, logrando beneficios
para el Estado, los ciudadanos chinos y sus propuestas de desarrollo
con reglas claras de juego. Eso es lo que mi presidente ve con
mucha nitidez.
Un segundo elemento importante o coincidencia estratégica
es que el Estado chino se plantea la necesidad de proteger el
medio ambiente, al mismo tiempo que desarrolla su economía.
Para nuestro presidente, para las comunidades indígenas
de Bolivia y para la cultura mestiza de Bolivia, el tema del medio
ambiente es central, porque entendemos a la tierra como nuestra
madre, a la cual debemos cuidar también. No creemos en
el desarrollo a cualquier precio, sino que el desarrollo debe
proteger también a los seres vivos que comparten el planeta
con nosotros.
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Pequeña
cabeza trabajada en oro, con un sombrero y rasgos típicos
asiáticos, y un diminuto dragón, hallados en
una excavación arqueológica en Bolivia, son
algunas pruebas que apuntan a la presencia de la civilización
oriental en América hace más de 2.000 años. |
Como tercer factor central aparece el desarrollo tecnológico
que ha alcanzado China. El presidente Morales ve una necesidad
de dar un salto en el campo tecnológico y por eso está
planteando una reforma educativa que sea capaz de acortar las
brechas en el conocimiento en mi país, y que pretende,
entre otras cosas, que todos los bolivianos hablemos tres idiomas,
el de cuna, aimará, quechua, guaraní, chiquitano...;
el castellano, la lengua con la cual nos comunicamos todos los
bolivianos, y un idioma extranjero, que podría ser inglés,
francés o probablemente chino.
Hacemos esto para acercanos al desarrollo de las tecnologías.
El presidente quiere que las comunicaciones, Internet y otras
herramientas lleguen a las escuelas más alejadas del país,
y ve con mucho agrado acercarse a China, porque hay coincidencias
que nos permitirían compartir y dialogar en torno a temas
que son comunes, como la pobreza. China ha podido sacar a 230
millones de habitantes de ella en muy poco tiempo, pero todavía
tiene muchas personas pobres, y Bolivia también. Ahí
podemos hacer transferencia de conocimientos.
¿La idea de que los bolivianos aprendan un tercer idioma
se llevaría a la práctica instituyendo algún
programa de estudio específico?
Como política de Estado. Por eso el intento de desarrollar
una política de Estado a largo plazo, cosa que en el país
no hubo. El Estado fue achicado de tal manera en los últimos
20 años de reformas neoliberales que fue imposible pensar
en políticas a largo plazo. Sólo se aplicaron políticas
de gobiernos que fueron cerrando algunas dificultades que podía
tener la gestión estatal.
Sería una reforma educativa descolonizadora, para que
los modelos que se han venido desarrollando durante toda la historia
de mi país, pretendiendo enajenar la cultura originaria,
dejen de tener vigencia y le den espacio a la cultura y el saber
de los pueblos, tanto de los llanos como de los Andes. Tenemos
pueblos indígenas que han acumulado muchos conocimientos
y que podrían dar respuestas a muchas preguntas del ámbito
nacional e internacional, porque han mantenido un conocimiento
que puede ser bastante útil, como la medicina natural o
el manejo de los bosques.
Esta propuesta de reforma educativa pretende desarrollar también
las tecnologías. No queremos quedarnos 500 años
atrás, queremos dar el salto y creemos que es posible.
La visita de Morales a China se dijo que abría perspectivas
para diversificar y profundizar la cooperación económica
y comercial entre los dos países. Poco más de un
año después de esa afirmación, ¿cuánto
se ha logrado?
Ha habido ya varias misiones que han estado en Bolivia en el
último año y con ellos se está viendo justamente
el tema de la prospección de mega proyectos. Todavía
esto está en camino, pero bastante avanzado. Es muy difícil
en un año poder desarrollar proyectos que puedan transformar
no solamente la vida de un país, sino de una región.
¿En qué áreas está interesada
fundamentalmente Bolivia en intensificar sus vínculos con
China?
Minería, transporte, que son dos temas centrales para
nuestro país. En corredores bioceánicos, que nos
pondrían en mejores condiciones para exportar nuestros
recursos minerales y estratégicos.
¿No incluyen la industria de hidrocarburos?
No se ha avanzado en el ámbito de la explotación
de los hidrocarburos en el sentido de generar valor agregado.
Nosotros queremos dejar de ser un país como en el siglo
XIX, que solamente producía materia prima. Queremos que
todos nuestros acuerdos, a diferencia de lo que se hizo hace 20
años, produzcan empleos y generen valor agregado en su
producción y comercialización.
El desarrollo de la petroquímica es un tema importante
también para nosotros y en esto se está avanzando,
discutiendo con varios países y empresas, que en la medida
que cumplan las reglas del juego van a ser bienvenidos, como cualquier
inversor que juegue con las cartas sobre la mesa.
Dado el despegue económico de China, el intercambio
comercial con Latinoamérica resulta siempre favorable a
la nación asiática. ¿Podría Bolivia
lograr una relación balanceada?
No somos la excepción. Países de nuestra región
con economías mucho más sólidas siguen teniendo
un balance desfavorable. Esto realmente no será fácil
y en todo caso estamos viendo dos áreas. Una es la de los
recursos estratégicos, como el estaño, hierro y
varios minerales más que podrían ser una alternativa
exportable a China, siempre pensando en que pasen por un proceso
mínimo de industrialización, que nos permita generar
empleo en el país.
Por otra parte, conversando con empresarios bolivianos vimos
que la estrategia más adecuada para acercarse al mercado
chino es buscar nichos para productos exóticos y de alta
calidad. Bolivia produce, por ejemplo, cepas de altura para vinos.
Somos uno de los pocos países que tienen una producción
de viñedos a más de 2.500 metros. Tenemos la fibra
y el pelo de los camélidos, que podría ser también
trabajado, elaborado y producido en diseños exclusivos
que podrían entrar a algunos espacios de élite de
China.
Estamos intentando acercarnos a empresas tanto del Estado como
privadas con proyectos grandes y sólidos. No queremos quedarnos
en el ámbito de la pequeña iniciativa solamente,
que a veces no es tan pequeña, pero es sólo privada.
Queremos darle paso también a los negocios entre corporaciones
estatales de China y Bolivia.
Tengo entendido que su gobierno estudia la posible aplicación
de estrategias económicas chinas concretas, como la de
las zonas especiales de desarrollo. ¿De qué manera
aprovecharía esas experiencias y cómo las implementaría
en Bolivia?
No se trata de copiar el modelo, sino el concepto, que nos parece
sumamente útil, porque es capaz de articular lo que significaría
desarrollo económico y tecnológico y protección
del medio ambiente.
No podría decirle ahora dónde las desarrollaríamos,
si se produjeran. Esto es una decisión del Ministerio de
Planificación. Yo creo que el concepto es muy positivo.
Desarrollar tecnologías, conocimientos, generar empleos,
desarrollar los recursos
es muy importante.
Muchos son los paralelismos que se han identificado entre
la población de algunas regiones de China, como el Tíbet,
y Bolivia. Incluso algunos estudios aportan numerosas pruebas
de que los chinos llegaron a Sudamérica mucho antes que
los españoles. ¿Existe algún proyecto que
propicie el rescate de estos presuntos lazos?
Definitivamente es una de mis tareas acá. Esta misión
viene a ser como una suerte de inicio de una nueva etapa, a la
que he denominado El reencuentro de los dragones, porque para
la cultura china el dragón es muy importante, como lo es
para nosotros el catari, la víbora. Son elementos centrales
en ambas culturas y yo sostengo que nuestros pueblos caminaron
juntos un largo trecho de su historia hace muchos años.
La idea es volverlos a juntar, para que se reencuentren nuestras
poblaciones con las del Tíbet, comenzar a desarrollar ese
tipo de actividades con muestras arqueológicas de calidad,
que vayan más allá de la especulación. Me
gustaría que algunas piezas encontradas en excavaciones
arqueológicas en Bolivia, sean analizadas por arqueólogos
chinos y ellos puedan tener un criterio acertado, si corresponden
o no a su colección cultural de hace más de 2.000
años.
En lo estético, en el manejo de los colores, en las figuras
de los textiles, hay similitudes impresionantes. Quiero demostrar
que esa relación estuvo presente desde antes, y recuperarla,
para darle a nuestro comercio y cooperación otro marco,
dentro del cual la cultura se convierte en una herramienta central.
Entre las acciones tomadas por su gobierno, aparecen las dirigidas
a rescatar el sector de los hidrocarburos, calificadas como hito
histórico por el propio presidente Morales. ¿Cuánto
podrían influir estos pasos en el anunciado propósito
de sacar al país de la pobreza en una década?
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Las máscaras bolivianas
son muy similares a las chinas. |
Antes de las reformas en la industria de los hidrocarburos, que
se iniciaron con la renegociación de contratos, renegociación
de contratos, subrayo, no estaban planteándose medidas
confiscatorias ni de inversión ni de tecnologías,
simplemente revisión de contratos, para cambiar las reglas
leoninas con las que habían sido firmados, porque es inconcebible
que el país productor, dueño del recurso, se quede
sólo con el 18 por ciento.
El 82 por ciento de las ganancias salía del país.
Entonces era ilógico, irracional, mantener esos contratos,
que además eran ilegales, porque no tenían la aprobación
del Congreso, como establece la Constitución para los acuerdos
relacionados con los recursos estratégicos.
Había vicios de nulidad clarísimos, que son resultado
del proceso anterior que vivimos, de todo el achicamiento del
Estado y corrupción de quienes manejaban al país
como si fuera una hacienda.
Entonces decidimos cambiar las reglas del juego, para establecer
negocios claros con una relación justa. Lógicamente,
si hacemos cálculos de lo que significa que ahora ingrese
el 51 por ciento de esos negocios al Estado y esos recursos estén
siendo destinados a salud, educación y viviendas, obviamente
va a haber un impacto social importante. Esperemos que sean 10
años y ojalá menos, los que nos permitan hablar
de una Bolivia diferente.
¿Cuál ha sido la reacción de las empresas
petroleras extranjeras que operaban en el país?
Le voy a responder con cuatro palabras: Ninguna se ha ido.
¿Siguen siendo beneficiosos entonces los negocios?
Sigue siendo un gran negocio, porque las condiciones para la
explotación del gas en Bolivia, técnicamente, son
muy favorables para ese tipo de inversiones. Los procesos de perforación
no tienen que ser tan duros como en otras áreas del planeta.
Los hidrocarburos están a niveles mucho más asequibles.
Las inversiones son favorables y se puede hacer negocio incluso
con el 51 por ciento.
A raíz de estas disposiciones algunos sectores han
atacado a su gobierno en el sentido del respeto a la propiedad
privada. ¿Qué podría comentar al respecto?
Nuestro gobierno no ha planteado ninguna medida confiscatoria.
Lo que sí quiere son reglas claras del juego. Estamos en
una posición ciertamente crítica frente a los negocios
de cualquier forma que busquen la máxima ganancia. Creemos
que hay que hacer negocios, desarrollar la producción,
desarrollar el mercado, pero con reglas claras. No vamos a afectar
la propiedad privada de nadie, especialmente de aquellos que estén
cumpliendo con los términos de sus contratos.
¿Qué pasa si una empresa se plantea una prospección
en determinada área, diciendo que en cinco años
va a avanzar en la explotación de cinco polígonos
petroleros y no avanza? ¿Qué debemos hacer nosotros
si ellos no están cumpliendo el contrato? Tenemos que decir,
ese contrato no va, no están cumpliendo su parte y nosotros
sí. Y ahí aparece toda esa parafernalia mediática
diciendo que estamos afectando la propiedad privada. Si están
incumpliendo su contrato, ¿qué esperan? No hay afectación
a la propiedad privada. Eso es importante que quede claro. Somos
respetuosos de la propiedad privada y de las reglas claras del
mercado.
¿Cómo ve usted el proceso de integración
latinoamericana? ¿Le parece que a corto plazo pueden solucionarse
las diferencias existentes para formar realmente un bloque sólido,
que ponga a la región en mejores condiciones ante otras
uniones regionales o grandes potencias?
Yo creo que los procesos de integración no son cortos.
Europa es el mejor ejemplo, después de más de 50
años. La integración de América Latina ha
tenido diferentes iniciativas, formas y proyectos con dinámicas
propias en los grupos de países que las habían constituido.
Bolivia es miembro pleno del Pacto Andino y está adscripta
al MERCOSUR. Creemos que existen condiciones inmejorables para
que estos procesos avancen de una manera más concreta.
Hemos logrado nuestra calidad de bisagra entre la CAN y el MERCOSUR,
hemos logrado reconducir algunos diálogos que de alguna
manera se habían enfriado. Estamos intentando abrazar a
la región en esta idea de la construcción de la
unión sudamericana.
En ese contexto el proceso del ALBA resulta muy esperanzador
y muy útil, porque sin negar en absoluto lo que viene ya
de años, plantea iniciativas que pueden aflorar con mejores
resultados en más corto plazo. Apostamos por ella, porque
creemos que el contexto tiene mucha potencia.
América Latina necesita tener mejores condiciones para
entrar en diálogos con otras regiones del planeta y actualmente
está generando nuevos estatus, con una participación
ciudadana mucho más activa, que cree en la integración.
Bolivia entiende que sólo por la vía de la integración
vamos a poder ser fuertes. Ese tipo de diálogo está
prendiendo en todos los presidentes que entienden la integración
como una necesidad para nuestro desarrollo como región.
¿Cómo ha beneficiado y cómo beneficiará
en lo adelante a Bolivia la aprobación de su nueva Asamblea
Constituyente?
Yo creo que esta entrevista debimos haberla comenzado por ahí,
porque ese es el marco en el cual queremos desarrollar todo lo
que he venido explicándole, la imagen del país que
queremos alcanzar, con la legalidad expresada en una nueva Constitución.
Queremos construir un nuevo país, pues nos han dejado un
país desestructurado institucionalmente, con leyes que
no eran respetadas por nadie, con un grado de discriminación
absoluto entre regiones, grupos sociales, culturas... Esa es la
gran apuesta, un Estado plurinacional, comunitario y social.
En nuestro país hay varias nacionalidades que han estado
sojuzgadas y discriminadas por mucho tiempo. Queremos que esas
nacionalidades tengan presencia en el escenario nacional y avanzar
en la perspectiva del desarrollo de la idea de la comunidad, porque
si algo ha caracterizado a estas nacionalidades, ha sido el sentido
comunitario que tienen frente a las cosas, las formas de participación
para resolver los problemas, el tipo de actos que se producen
para la toma de decisiones.
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