En junio de 2006, a los 19 años de edad, Arturo Oropeza
se despidió de su familia en la Ciudad de México
y vino a Beijing, para comenzar a estudiar el idioma chino, una
carrera que le llevará varios años. La decisión
de este joven, al que ya conocía, me sorprendió
y, al mismo tiempo, me provocó mucha curiosidad saber el
motivo que lo había impulsado a tomarla, así como
sus experiencias durante su etapa inicial en nuestro país.
Sin embargo, la entrevista debió esperar, porque los primeros
meses en China no resultaron fáciles para él y el
tiempo de que disponía era muy poco. Al fin tuvimos la
oportunidad de sostener una conversación breve, pero interesante.
China Hoy: ¿Cómo se te ocurrió venir
a China a aprender el idioma?
A.O.: La idea de estudiar aquí surgió luego
de finalizar mis estudios correspondientes a la preparatoria y
estuvo motivada en parte por la gran importancia que China va
tomando en el escenario mundial en todos los aspectos. Entonces
se presentó la oportunidad de aprender el mandarín
en Beijing, como una experiencia que pudiera retribuir tanto en
lo personal como en lo profesional.
CH: ¿Hay diferencias entre la China que imaginaste
y la que has podido conocer en la realidad?
A.O.: Claro que sí. Se tienen muchas ideas de China
en México, pero creo que ninguna de ellas es acertada.
Los mexicanos estamos muy equivocados en la percepción
del gigante asiático. Por ejemplo, la gran urbanidad que
se encuentra en las ciudades, la amabilidad de las personas en
las calles y el contraste de su cultura milenaria con el gran
avance hacia la modernidad que está teniendo el país
desde hace casi 40 años.
CH: .¿Te ha resultado difícil adaptarte a la
vida en China?
A.O.: La mayor dificultad que los extranjeros tenemos
en China es el idioma, ya que la mayoría de los chinos
sólo hablan mandarín, así que si no se tiene
un mínimo conocimiento de esta lengua, resulta muy complejo
poder comunicarse, incluso para las necesidades más básicas
y actividades diarias.
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Junto a su profesara de
chino. |
Por ejemplo, el primer día de mi estancia aquí
me costó mucho comer, porque no disponía de yuanes,
la moneda local, y me fue imposible localizar algún lugar
en el que pudiera hacerme entender. Al final me ayudaron a encontrar
un banco, pero gracias a las señas, porque yo no entendía
nada de lo que me decían ni las personas con las que hablaba
entendían el español o el inglés.
CH: ¿Qué es lo que más te ha impresionado
de China?
A.O.: Lo más impresionante es la velocidad con
la que está creciendo. El cambio constante de la ciudad
es una cosa que a cualquier extranjero le debe impactar, ya que
no creo que en otro lugar del mundo se pueda observar una metamorfosis
como esta.
En realidad he aprovechado todas las oportunidades posibles para
salir a conocer este vasto país. Durante los viajes que
he hecho he acumulado recuerdos preciosos que nunca antes experimenté.
El conocer Xi´an fue una grandísima experiencia,
ya que pude viajar en tren, compartiendo la habitación
con otras personas que regresaban a esa región, después
de haber vivido mucho tiempo en Beijing. Con ellos tuve una conversación
muy agradable, apelando a mi limitado vocabulario de chino y el
idioma universal, las señas. El potencial histórico
de Xi´an y los guerreros de terracota es invaluable. Visitar
esa ciudad por 4 días y contactar la verdadera y antigua
cultura china me dejó una experiencia muy grata.
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Estudiando con afán. |
El viaje a Shanghai me abrió los ojos ante el importante
desarrollo que China está llevando a cabo en varias de
sus ciudades. La urbanidad y la tecnología que pude presenciar
allí fue el claro reflejo de lo que llaman el milagro chino.
En la pasada Semana Nacional de Octubre, durante un descanso
del día 1 al 7 de ese mes, me fue imposible conseguir boletos
para viajar, debido a la masiva cantidad de personas que se trasladan
dentro de China. Más tarde, me di cuenta que el mismo caso
ocurrió con los días de vacaciones por la Fiesta
de la Primavera y el Día del Trabajo.
CH: ¿Qué le parece el estudio del idioma chino?
A.O.: El idioma es muy difícil, una experiencia
que jamás había experimentado. No se parece en nada
a ningún otro idioma con el que haya tenido contacto. Lo
que lo hace más complejo, sobre todo, es la escritura y
la enorme cantidad de caracteres que posee.
CH: ¿Ha hecho amistad con los chinos?
A.O.: Sí. He tenido la fortuna de entablar amistad
con algunas personas de este país. Las aprecio mucho, porque
siempre están dispuestas a ayudar y entienden las dificultades
de quienes venimos a vivir a un país tan diferente.
CH: ¿Hay muchos estudiantes de América Latina
en su universidad?
A.O.: Sí. Hay una gran cantidad de latinoamericanos
en China, sobre todo de colombianos y cubanos, según he
podido ver, pero cada país de América Latina tiene
al menos un representante en Beijing.
Arturo tiene razón, cada día más mexicanos
y latinoamericanos vienen a China a estudiar y trabajar, mientras
el país se va convirtiendo en una parte imprescindible
de la aldea global. China proporciona también grandes oportunidades
de desarrollo a muchas naciones y personas y ha emitido la invitación
a todo el mundo a incorporarse a su desarrollo.
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