Ubicada en el sur de la región autónoma de Mongolia Interior, en un área de apenas 8,7 km², Ordos es una de las tierras firmes antiguas más primitivas del mundo.

A lo largo de su historia se encuentran primero las ruinas culturales de los ordos, de hace 70.000 años, seguidas por la Gran Muralla de Qin, del Período de los Estados Combatientes (475-221 a.n.e), las ruinas bien conservadas de la “Ruta Recta de Qin”, la Gruta Arjai, conocida como “Dunhuang de la pradera” y el Mausoleo de Gengis Kan, además de las culturas de cantos y danzas, atavíos y gastronomía. Al mismo tiempo, los desiertos Hobq y Mu Us, que desconcertaban a la gente, atraen ahora a turistas. La misteriosa curva de arena sonora que “sabe cantar” y el oasis de Engebei, otrora desierto, son otras maravillas. Numerosas vistas humanísticas y naturales exponen el encanto mágico de esta tierra antigua.

Tumba de Gengis Kan: sitio sagrado de la etnia mongola

En Ordos es menester visitar la sagrada tumba de Gengis Kan, situada en el distrito de Ejin Horo, 60 km al suroeste de la ciudad.

La leyenda narra que en su expedición occidental del Estado de Xixia, Gengis Kan pasó por Ordos. Tan encantado quedó con su bello paisaje, que se le cayó el látigo y dijo a su séquito que después que muriera le enterraran en ese lugar. Al año siguiente el monarca falleció producto de una enfermedad, a los 66 años de edad. Cuando el ejército mongol acompañaba su féretro en el regreso a su tierra natal, el carruaje se hundió en el pantanal, como si fuera detenido por esta hermosa pradera. Entonces el séquito lo enterró allí.

La Duna de Arena Sonora es un lugar turístico popular de Ordos.

El mausoleo de Gengis Kan está compuesto por ocho toldos mongoles blancos, por lo que se le llama también Ocho Tumbas Blancas, en las cuales se veneran los objetos dejados por el difunto, tales como la silla de montar con incrustaciones de oro, el casco duro hecho del cuerno de búfalo y el sable engastado con piedras preciosas.

De acuerdo con sus costumbres nómadas, los mongoles construyeron unas tumbas movibles para su gran líder, a fin de poder trasladarlas en cualquier momento de peligro. Para evitar la destrucción del lugar por los japoneses, en 1939 fueron llevadas de Ejin Horo a la montaña Xinglong de Shaanxi, y en 1949 al Templo Tar de Qinghai, de donde regresaron en 1954 al lugar de partida. El Estado invirtió en su construcción y otras tres restauraciones posteriores.

En la entrada se encuentra la estatua en bronce de Gengis Kan, de 6,6 m de alto, aludiendo a sus 66 años de vida. El que el líder mongol esgrima la larga espada montado en el caballo, con la cabeza dirigida hacia el Oeste, representa sus tres expediciones importantes. Que vuelva la mirada hacia atrás, en tanto, simboliza su añoranza por la bella pradera.

Zona turística de categoría estatal AAAA de Engebei.

El mauseleo incluye la sala principal, una en la parte de atrás y dos secundarias, una estructura que vista de lejos parece un águila con alas abiertas, animal considerado por los mongoles como ave divina, muy venerada. El complejo, en forma octogonal, está integrado por edificios con cúpulas, debido a que los antiguos consideraban que el cielo era redondo y la tierra cuadrada. En la sala principal fue colocada una figura de mármol de Gengis Kan y en su pared se registra con dibujos la historia del gran guerrero y su papel en la unificación de Mongolia, tres expediciones al Oeste y la unificación de China, durante poco más de cuarenta años. En la sala posterior es donde se hacen las ofrendas al emperador, entre ellas las cuatro más solemnes del año, en primavera, verano, otoño e invierno.

Ante la tumba, uno puede percibir el misterio y el espíritu de esta “deidad” mongola y saber por qué hoy la ciudad logra vivir una etapa de florecimiento.

En 2004, el gobierno municipal invirtió más de 100 millones de yuanes (unos 13 millones de dólares) en la reparación y ampliación de la tumba de mayor magnitud.

Curva de arena sonora: El área sabe cantar

Grutas Arjai.

La Zona de Curva de Arena Sonora es otro sitio de atractivo turístico de categoría AAAA de Ordos, situada en el distrito de Dalate y caracterizada por su paisaje desértico y arena sonora, una de las tres del país, que en mongol significa “duna con trompeta”.

En ese sitio las dunas se distribuyen continuamente y el vasto desierto de color amarillo suave se ve muy imponente. Allí está la curva de 500 m de largo Este-Oeste en forma de medialuna, cuya duna tiene 110 m de altura y una pediente de 40 grados. Si uno desciende de la cima, oye el magnífico ruido arenoso.

La maravilla se relaciona en su mayor parte con el templo del budismo tibetano. Se dice que existía en la curva un templo lamaísta y cuando el inmortal errante Zhang Guolao pasó montado al revés en burro por allí, oyó un gran alboroto de los lamas. Pensaba que si ellos no rendían culto a Buda con todo el corazón, cómo lograrían la perfección. Acto seguido, hechó la arena de su zapato hacia abajo para cubrir de súbido el templo y todos los lamas quedaron enterrados. Como discípulos de Buda, no murieron, sino que rezaban sutras y tocaban trompetas debajo de la arena, a lo que se atribuye el misterioso sonido.

Algunos estudiosos presentaron la “ciencia de la topografía”, la “teoría de caja de resonancia” y la “ciencia de la electricidad estática” para explicar el fenómeno. Pero ninguna teoría ha logrado resolver el enigma.

Zona turística de Engebei: oasis del desierto

Engebei, que en mongol significa “paz y buenos auspicios”, es una zona turística de categoría nacional AAA y sitio de demostración de turismo agrícola del país, situada en la orilla meridional del río Amarillo, tramo medio del desierto de Hobq, al que se identifica como uno de los ocho más importantes de China, en el cantón Ulan, del distrito de Dalate, ciudad de Ordos.

Años atrás, Engebei poseía grandes extensiones de pastos verdes y grandes rebaños de ganados. Los monasterios estaban llenos de peregrinos y el pueblo trabajaba, vivía y se multiplicaba en paz. Pero la roturación y el apacentamiento abusivos, así como las guerras, empeoraron su delicado ecosistema, convirtiéndolo gradualmente en un mar de arena. Debido a la aniquilación de los recursos de la tierra, sus habitantes se vieron obligados a trasladarse a otros lugares.

Mongoles y hans cantan al amor.

En 1991, el famoso agrónomo y experto japonés en control de desiertos, Masahide Toyama, visitó la región y al regresar a su país exhortó a los japoneses a plantar árboles en China. Conmovidos por su entusiasmo, grupos de voluntarios nipones abandonaron la vida de la ciudad y viajaron a Engebei. La pequeña lámpara de aceite encendió la luz de la esperanza y el viento furioso arenoso concibió el oasis. Desde entonces 20.000 hectáreas de tierra comenzaron a experimentar cambios sorprendentes y hasta la fecha se ha establecido un sistema de protección integral, formado por fajas, redes y extensiones de árboles y pastos, lo que constituye una zona verde protectora del río Amarillo.

El desierto del pasado ha devenido destino para el ecoturismo, que permite contemplar el paisaje, la agricultura ecológica y los vegetales que crecen en el lugar y pasar vacaciones ociosas. En el museo de la localidad se exponen los registros históricos de los engebeis en su dura creación y esfuerzos por controlar el desierto. En 1999 se erigió allí la estatua de Toyama, en honor a la contribución del ilustre japonés.

Grutas Arjai: Dunhuang de la pradera

A 130 km del poblado Wulan se ubica una colina solitaria de roca roja con una longitud de 400 metros y 200 m de ancho, que tiene 39 grutas talladas en sus precipicios.

Los investigadores han determinado que las Grutas Arjai fueron construidas en el régimen de Xixia y llegaron a su apogeo en la dinastía Yuan. Su interior atesora cerca de 1.000 m² de frescos antiguos del budismo tibetano, bien conservados y de gran valor histórico y artístico. Las Grutas Arjai son conocidas como “Grutas de Dunhuang en la pradera” y su importante papel le han valido para ser incluidas en la lista de las entidades consideradas reliquias culturales bajo protección prioritaria estatal.

Bodas representativas de la cultura mongola

Los casamientos a la vieja usanza en Ordos son conocidos por sus rituales distintivos. La ciudad es un lugar de cantos y danzas y la ceremonia combina lo mejor de las costumbres folklóricas y el arte tradicional. El proceso entero se realiza en tres días y tres noches. La familia del novio prepara una yurta meticulosamente decorada como cámara nupcial. El cortejo de la boda marcha al atardecer y da una vuelta alrededor de la ciudad donde vive la novia. Al llegar a la sala de banquete, la familia de la novia celebra una fiesta de bienvenida, sirviendo el vino de leche y cordero a los huéspedes. La fiesta continúa hasta muy avanzada la noche. Al día siguiente, la madre de la novia canta una canción antigua para despedirse de su hija y la joven se incorpora a la familia de su marido. Los recién casados son acogidos con otros banquetes y actividades festivas.

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