Me casé con un hombre
del continente
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Hasta hace poco la parte
continental de China fue un lugar distante para muchos jóvenens
de Hong Kong. |
Hace una década, los matrimonios entre parejas de Hong
Kong y el interior de China solían ser entre hombres maduros
del primero y mujeres jóvenes procedentes del segundo.
La diferencia de edad entre los esposos era a veces de hasta 40
años. Actualmente esa tendencia deja de ser la norma y
la brecha es mucho menor. Se registran muy pocas uniones en las
que la diferencia de edad entre los cónyuges supere los
10 años. Muchos hongkoneses y residentes del continente
se intercasan ahora sobre una base menos pragmática.
Me casé con un hombre del continente, ¿no
es lo mejor que yo podría esperar en la última década?,
bromeó Yeung Ming Yu, en un putonghua (chino estándar)
fluido. Antes del retorno de Hong Kong, la probabilidad de que
una mujer joven nacida allí contrayese nupcias con un chino
de la parte continental era extremadamente baja. Una década
más tarde, tales uniones son relativamente corrientes.
Según estadísticas, un total de 6.500 mujeres de
la urbe financiera se casaron con hombres de otras ciudades del
país en 2006.
Yeung Ming Yu trabajó en una fábrica de confecciones
por muchos años y en 1998 fue contratada como encargada
de compras por una empresa de procesamiento de vestuario internacional
de una marca reconocida. Su marido, Shen Xiang, natural de Beijing,
nació en una familia de intelectuales y tiene un buen fondo
de educación. En el año 2000 fue designado para
trabajar en Hong Kong bajo el proyecto de introducción
de talentos y profesionales del continente elaborado por el gobierno
de la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK).
Al explicar su criterio para seleccionar a su esposo, Yeung Ming
Yu dijo que simplemente deseó siempre a un hombre que la
apreciara a ella. Antes de coincidir con Shen Xiang, ella no tenía
ninguna intención de casarse con un hombre del continente.
Fue la elegancia del joven lo que primero le atrajo , y su honradez
y sentido de la responsabilidad capturaron su corazón después,
confesó. La coincidencia parecía predestinada a
ella. Se enamoraron sobre la base de los mismos intereses y actitud
hacia la vida. Asentaron el matrimonio en el registro civil de
Hong Kong, en 2003, y dos años después compraron
un apartamento de 70 m² en la misma comunidad de los padres
de la joven y así empezaron su feliz vida conyugal.
¿Cómo es la vida matrimonial de dos jóvenes
procedentes de diferentes lugares, sistemas sociales y fondos
culturales? Yeung Ming Yu comentó que como el padre de
Shen Xiang es del sur de China, el hábito dietético
de su familia no es puramente norteño. Esto
hace las cosas mucho más fáciles que si hubiera
sido de otra manera. Shen Xiang no tuvo ningún problema
para adaptarse a la dieta de Hong Kong, pero cada vez que vuelve
a Beijing, no tarda en lanzarse al restaurante más cercano
que encuentra para disfrutar de la olla mongola (calientaplatos).
Yeung Ming Yu ha visitado el hogar de Shen Xiang en Beijing y
está impresionada por la extensión de su apartamento
y los grandes estantes de libros. Los muebles de los hogares de
Hong Kong son muy compactos y hay pocos libros. Los habitantes
de su ciudad están por lo general demasiado ocupados para
leer. La diferencia más importante entre el marido y la
esposa es la cultura. Por ejemplo, Shen Xiang se desternilla de
risa al mirar las películas de los directores del continente,
tales como Funeral de la Gran Estrella (Big Shot´s Funeral)
y Piedra Loca (Crazy Stone), mientras que a Yeung Ming Yu y los
amigos nativos de su región les encanta ver las historietas
animadas del cerdo McDull.
La joven está orgullosa por haber podido hacer una pregunta
a la que su marido no podría contestar: Los caracteres
chinos simplificados que se utilizan en la parte continental no
reflejan la tradición china. ¿Por qué no
usan los tradicionales? Pero estas diferencias no obstaculizan
de ninguna manera su compatibilidad general. Ambos tenemos
manías extensas y estamos dispuestos a hacer las cosas
que le gustan al otro, tales como subir montañas, practicar
juegos con bolas y visitar librerías, precisó.
Por supuesto, hay ocasiones en que se apegan a sus propias costumbres
de vida. Por ejemplo, muchos naturales de Hong Kong no usan calcetines
en casa en invierno. Shen Xiang insiste en que este hábito
hace a la persona vulnerable al frío. Pero Yeung Ming Yu
le respondió: Los filipinos nunca usan calcetines
en su país en todo el año y ¿porqué
no se resfrían? Cuando la pareja va a Mong Kok a
comprar zapatos, Yeung Ming Yu intenta persuadir a su marido que
compre de barbecho slip-on. Ella cree que le harían parecer
un natural de Hong Kong. Sin embargo, Shen Xiang los rechaza,
diciendo, Esta es mi línea de fondo como local del
continente.
Hay un asunto en el que ellos sí están de acuerdo
indiscutiblemente, el de ser una pareja de DINK. La
mayor parte de sus amigos también escogió este modo
de vida, principalmente debido al coste desorbitado de criar a
un niño, de 10.000 a 15.000 dólares HK al mes para
una familia de clase media. En cuanto a la política del
gobierno del estímulo de la procreación, Yeung Ming
Yu sostuvo que son como nada estos incentivos financieros.
Ella cree que la felicidad, salud y el cuidado mutuo entre
los miembros de la familia son las condiciones indispensables
para que una mujer sea feliz. Dijo que las jóvenes de la
actualidad son más independientes que las de la generación
de su madre. No están satisfechas simplemente con ser amas
de casa. Yeung Ming Yu tiene un trabajo muy ocupado que le exige
hacer viajes de negocio cada semana. Sin embargo, no tiene ninguna
ambición para ser una magnate femenina, sino simplemente
hacer bien su trabajo. Siente que la competencia es cada día
más feroz y que cada vez resulta más difícil
ganar dinero. Por lo tanto no tiene ningún plan para abandonar
el trabajo.Tengo reembolsos mensuales, así que soy
cautelosa al gastar.
Yeung Ming Yu es una semi mano del continente, pero
no porque ella tenga un marido de allí. A principios de
la década del 90 del siglo pasado, su compañía
construyó una fábrica en la provincia de Guangdong.
La inversión en esa planta y el reclutamiento de empleados,
hicieron crecer en gran medida los pedidos de los clientes extranjeros
durante estos años.
A la joven la parecen increíbles los numerosos cambios
ocurridos en la última década. Al principio había
una diferencia considerable entre los empleados del continente
y los de Hong Kong en su compañía, en lo que concierne
a niveles profesionales. Esa diferencia se ha acortado considerablemente
después de años de contacto estrecho entre los dos
lados, en los cuales cada uno ha aprendido del otro. Con más
comprensión de los hábitos, costumbres, cultura
e historia de la parte continental, a muchos de sus colegas hongkoneses
llegó a gustarles la vida en Shanghai y Beijing.
Antes Yeung Ming Yu se sentía un poco nerviosa al visitar
el interior del país. Por un lado, debía traer muchos
artículos de uso diario, y por otro, no hablaba bien putonghua.
Ahora, los hoteles en el continente han mejorado mucho. Los años
de cooperación con sus colegas de esa parte del país,
así como la procedencia de su marido, le han permitido
perfeccionar el putonghua. Cuando ella va a Beijing por viajes
de negocio, toma por lo general un taxi del aeropuerto al restaurante
Jinhu, en el Centro de Comercio Mundial de China, y allá
se impregna con el aroma del té de leche y la sopa. Algunos
clientes, apuntó, hablan cantonés sazonado con algunas
palabras del dialecto de Beijing. Disfruta de su ambiente incongruente
que podría hacer a cualquier persona preguntarse ¿soy
yo realmente en un edificio en Beijing o en Hong Kong?
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