La vida después de la jubilación

Como los hongkoneses tienen conciencia de la privacidad y el espacio de sus viviendas es a menudo limitado, no suelen invitar a la gente a sus hogares. El restaurante es el lugar de reunión más popular. Nuestra entrevista con Tsui Chee, sin embargo, se hizo en su casa.

Tsui Chee junto a su esposa y nieto.

Mei Foo Sun Chuen, primer barrio residencial privado de Hong Kong, se construyó en Lai Chi Kok, en 1968, y era representativo de la clase media de entonces, a la que pertenecían Tsui Chee y su familia, quienes se trasladaron a ella en los años 70, para vivir en comunidades compactas.

El apartamento de Tsui Chee tiene más de 80 m². Está equipado de forma similar al de un ciudadano del continente, excepto el altar a la izquierda de la entrada, donde se hacen dedicaciones a las deidades y los antepasados. Como los principios del fengshui se observan comúnmente en Hong Kong, la posición del altar es decidida por geománticos. Los hongkoneses visitan los templos para adorar a los dioses y también para pedir fichas de bambú adivinatorias. Suelen ir a consultar a los geománticos, para determinar la localización más propicia de las nuevas compañías y disposiciones convenientes de casas que planean comprar.

Tsui Chee, de 72 años de edad, se jubiló hace siete años. Su esposa, un año más joven, fue su compañera de estudio en la escuela primaria. Se casaron en 1957 y tuvieron cinco hijos, dos varones y tres hembras. Tsui Chee trabajó como conductor de taxi cuando era joven. Más tarde, consiguió el permiso para la operación de otros ocho autos de alquiler y contrató a varios conductores. Su esposa y los niños más jóvenes emigraron a EE.UU. en 1983. Ellos, igual que otras personas de la clase media de Hong Kong, desearon proporcionar a sus hijos mejor educación y perspectivas más brillantes. Como la hija mayor había pasado la edad escolar en aquel momento, Tsui Chee permanecíó junto con ella en Hong Kong para trabajar y cubrir los gastos escolares de sus cuatro niños más jóvenes.

“Hay un principio de 'Un país, dos sistemas' en nuestra casa. Mi hija mayor y yo somos ciudadanos de Hong Kong, y los otros miembros de la familia son ciudadanos estadounidenses”, explicó Tsui Chee. Fue una fortuna que la mayor de sus descendientes no emigrase, pues así Tsui no vendió su casa. Si no, el volver a Hong Kong habría sido un proceso lleno de dificultades. La señora Tsui no se acostumbró a la vida en EE.UU., al igual que muchos inmigrantes hongkoneses. Vivió allí puramente para cuidar a los niños.

Tsui Chee había pensado abrir un restaurante en Hawaii, pero finalmente desistió de esa idea, porque no conocía bien las condiciones locales y existía mucha competencia en el sector. En 1992 los niños no necesitaban ya del cuidado de su madre, por lo que la señora de Tsui regresó a Hong Kong. En los años siguientes sus hijos concluyeron sus estudios en Estados Unidos y retornaron a su país uno tras otro. Todos encontraron enseguida buenos trabajos. El mayor es miembro del parlamento del distrito y el menor trabaja en una compañía de transporte. La segunda hija econtró empleo en la Universidad Politécnica de Hong Kong y a menudo lleva a estudiantes al interior del país en programas de intercambio. La más pequeña es agente de compra en una compañía de confecciones. Según Tsui Chee, aunque todos sus hijos tienen buenos trabajos, están bajo una gran presión. Su mayor preocupación, igual que la de mucha gente en este estrato social, es el desempleo. Cuando lo visitamos en su hogar, eran ya las 8:30 de la noche, pero ninguno de sus hijos había llegado, pese a haber prometido volver para la cena. Las únicas personas presentes eran la pareja, su nieto y la empleada doméstica filipina.

El abuelo es tan dedicado como cualquiera. Su nieto de tres años de edad asiste a un jardín infantil privado. Los gastos mensuales, incluyendo los de varios cursos de habilidades, suman más de 10.000 dólares HK. Si sus padres hubieran elegido enviarlo a uno público, el coste mensual sería solamente de 2.000 dólares HK. De los cinco hijos de Tsui Chee, sólo la mayor no se ha casado, pero únicamente la más pequeña le ha dado un nieto. Hong Kong tiene una de las más bajas tasas de natalidad del mundo y hace frente al envejecimiento de su población y los problemas relacionados.

Pese a las políticas promulgadas por el gobierno de la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK) para estimular los nacimientos, muchas parejas jóvenes prefieren ser DINK (doble ingreso, ningún kid). Tsui Chee se preocupa por esta situación. No puede imaginar la vida de sus hijos después de su retiro. Ahora vive una vida decente, que financia con sus propios ahorros y la ayuda de sus descendientes, sin la cual no tendría más opción que confiar en el fondo obligatorio de reserva pública.

Tsui Chee.

Como nadie podía predecir cómo serían las perspectivas de la región después de su retorno a China, Tsui no estaba seguro si sus hijos debían haber vuelto a Hong Kong tras graduarse. Luego de la crisis financiera asiática que afectó a Hong Kong, aparecieron la tragedia del SARS y la gripe aviar. Fue testigo de muchas bancarrotas de la clase media, debido a la caída de la propiedad inmobiliaria y las acciones. En cinco años de crisis financiera, la propiedad inmobiliaria privada se depreció un 70 por ciento y la economía de Hong Kong cayó notablemente. El precio de los inmuebles en diciembre de 2002 era 63 por ciento más bajo que el de octubre de 1997. Los ahorros de muchos años se evaporaron y las acciones que muchos poseían se convirtieron en “activos negativos”. De la noche a la mañana se derrumbaron los planes de trabajo y futuro de mucha gente de la clase media y, pese a las dificultades que acarreaba la recesión, poca gente pensaba declararse en quiebra. Los hongkoneses se oponían y lo consideraban una vergüenza grande.

Tsui Chee dice que aunque estos acontecimientos desastrosos coincidieron simplemente con el retorno de Hong Kong a la Patria, afectaron la confianza de su gente. Sus preocupaciones, sin embargo, han disminuido año por año. Al viajar al continente varias veces, se ha profundizado el conocimiento de ello. El rápido desarrollo de la parte continental de China es similar al que experimentó Hong Kong muchos años antes. La primera también proporcionó mucha ayuda cuando la economía de su ciudad estaba en dificultades. Aunque encontrar un buen trabajo no es fácil y la gente todavía enfrenta varios problemas, la recuperación económica del territorio ha aumentado la confianza pública.

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