¡Música maestro!
Sorprenden, como en muchos sectores de la sociedad china contemporánea,
los cambios que tienen lugar en la educación cultural desde
que el país emprendiera la denominada política de
reforma y apertura. En la actualidad crece aceleradamente el número
de niños que comienzan a desarrollar sus dotes artísticas
desde edades muy tempranas, a diferencia de tres décadas
y media atrás, cuando la nación vivía la
Revolución Cultural y sólo aquellos alumnos con
un talento excepcional, recomendados por sus profesores, tenían
la oportunidad de acudir a las academias de música, escapando
así de ser enviados a trabajar al campo.
Las escuelas de arte se han convertido en un objetivo cada vez
más codiciado, bien por la inclinación natural de
algunos pequeños o por el interés de los padres,
quienes conceden especial importancia al hecho de que sus hijos
aprendan música, porque ello supone algo elegante
y lujoso. Tan es así, que no pocos progenitores están
dispuestos a cualquier sacrificio, sea económico o personal,
para conseguir su propósito.
Sin embargo, los estudios de música exigen una entrega
adicional que obliga a tener también medios propios en
casa. Las posibilidades económicas de cada familia juegan
entonces un papel determinante. Aquellos con mejores condiciones
pueden proveer a sus hijos de pianos u otros instrumentos costosos,
mientras los de escasos recursos no tienen otra opción
que inclinarse por algunos instrumentos tradicionales más
baratos.
El interés por aprender este arte salpica favorablemente
los fabricantes y comerciantes de instrumentos, que ven prosperar
de manera sostenida sus negocios.
Pero más allá de lo económico, el país
enfrenta la dificultad de disponer de un reducido número
de conservatorios o instituciones especializadas, concentradas
en algunas de sus principales ciudades, y un claustro de profesores
que resulta insuficiente para responder a la creciente popularidad
por los estudios de música.
De tal manera, las clases extras se han convertido en una apreciable
fuente de ingresos para los catedráticos, que logran sus
registros más altos, no musicales, sino económicos,
en las lecciones adicionales que imparten fuera de su horario
laboral.
Afortunadamente, el despegue de la cultura china, que ha despertado
en los últimos años un gran interés en escenarios
nacionales e internacionales, ha motivado a muchos profesio-nales
chinos del arte que se habían asentado en el extranjero
a regresar al país.
Esa interrelación más allá de fronteras
ha propiciado también la presentación cada vez más
frecuente de prestigiosos artistas y compañías internacionales
en China, como ocurriera en la reciente edición del Meeting
Beijing, al que acudieron reconocidos músicos y agrupaciones
de teatro y danza españoles, atraídos por la celebración
del Año de España en China, importante acontecimiento
que permitirá relanzar las relaciones económicas,
comerciales, políticas, sociales y culturales entre los
dos países.
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