En busca de los ancestros comunes
(I)
Por SONG BAOZHONG y WANG DAYOU*
*
Song Baozhong, también conocido como Yao Song, es
profesor asociado del semanario Beijing Informa; Wang Dayou,
también llamado Shao Hua, es redactor de la Casa
Editorial Huaxia. |
Con
motivo de la conmemoración del CCXXIII aniversario del
natalicio del gran libertador Simón Bolívar, por
invitación del Parlamento Andino y financiados por los
Medios de Comunicación de la ONU para la Paz Mundial,
Wang Dayou y Song Baozhong, antropólogos e historiadores
chinos, así como Sonny Kuo, medio de comunicación
para la paz mundial, realizaron investigaciones e intercambios
académicos entre el 19 de julio y el 21 de agosto de
2006 en Ecuador, Perú y Bolivia y obtuvieron importantes
logros científicos, sobre todo, documentos antropológicos
e históricos de las relaciones culturales entre la antigua
China y la América precolombina y del viaje de los yines
hacia el Este. He aquí un artículo escrito por
Song Baozhong y Wang Dayou después de su visita.
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Lámina
I: El centro de la piedra azteca. |
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Lámina
II: Museo Nacional del Banco Central de Ecuador. |
El intercambio antiguo de la cultura está cimentado
en la emigración humana del pasado, y sin esta emigración
no se puede hablar de ese intercambio. Para explorar las relaciones
culturales entre la antigua China y América se deben
buscar los genes existentes en la antropología física
y cultural en dichos lugares. Entre los chinos y los indígenas
americanos se encuentran algunos rasgos comunes, como son los
cabellos negros, caras planas, pómulos protuberantes,
pelos del segundo período no desarrollados y mancha mongólica,
que se ve en la nalga después de nacer y desaparece luego
de 5 ó 6 años. Sus incisivos tienen forma de pala,
o sea, plana en la parte exterior y abollada en la interior.
Estas caracteríticas tienen ya una mayor proporción
en la raza amarilla que en las otras y existen en el hueso facial
del sinantohoropus pekines (de hace 400.000-500.000 años).
Según el difunto arqueólogo Jia Lanpo, los rasgos
provienen de un tiempo muy lejano porque se encuentran ya en
el homo erectus yuanmocunensis de hace 1.700.000 años.
Con el hallazgo de un creciente número de huesos de hombres-monos
y hombres primitivos en China, la historia de los seres humanos
se hace más remota. Si se colocan los materiales y datos
correspondientes en orden, podemos tener una idea sobre el proceso
general de la evolución de la raza amarilla. Como hemos
visitado América del Norte, Centro y Sur investigando
estas características entre muchos grupos nativos en
los últimos 10 y tantos años, hoy podemos decir
que los incisivos están caracterizados comunmente en
forma de pala entre los chinos y los indígenas americanos.
Gracias al progreso de la ciencia y tecnología, es posible
tomar actualmente métodos modernos para obtener claras
conclusiones. Por ejemplo, el factor Rhesus, el examen de variaciones
genéticas mediante microsatélites y genes genéticos
(ADN). La conclusión es evidente: los chinos y los indígenas
americanos son grupos más cercanos en lo genético.
Sobre los cinco puntos geográficos. En algunos lugares
cerca de la ciudad de Guayaquil, Ecuador, sus nombres se oyen
como si fueran chinos. El volcán se llama Shanghai, el
río Changchang, una isla Longming y otra Sandai. Aunque
nos dicen que estos nombres existían antes de la llegada
de los colonialistas españoles a América, sabemos
que, si se quiere conocer el origen de los nombres, se debe
realizar una investigación en el lugar mismo y leer los
materiales históricos correspondientes. Es imposible
sacar una conclusión correcta sin tomar muy en cuenta
el fondo histórico. Sin embargo, los nombres de otras
antiguas ciudades o islas nos causan gran interés. Ellos
son Quito, Chavín, Cuzco y Rapa Nui (isla de Pascua de
Chile), porque significan ombligo del mundo o centro
del universo. Recordamos que la Embajada de México
en Beijing escribe en un folleto que el nombre de México
se traduce del idioma náhuatl o mexicano como ombligo
de la luna, alegoría de centro del universo.
Es asombrosa la similitud del significado de estos nombres latinoamericanos
y el nombre de China: el país del centro.
Parece que este modo ideológico de denominación
sólo se encuentra en la antiguga China y América.
Desde tiempos muy remotos nuestro país tiene un claro
concepto de las posiciones geográficas. En la dinastía
Yin-Shang (1612-1116 antes de nuestra era) se llamó a
la región central donde se ubica la tierra del
centro o la dinastía Shang del centro,
y a los sitios fuera de esta región, el este, oeste,
sur y norte. La aparición de los puntos geográficos
determina la división terrestre, la organización
productiva, el intercambio mercantil y la salida al campo de
batalla. Esto promueve el desarrollo de la producción
y el progreso de la sociedad. La aparición de los cinco
puntos geográficos en la antigua China y América
refleja la identidad de los genes culturales. Esta teoría
estructural del universo tiene su carácter de modelo
e informático. Los cinco puntos se combinan
con las cuatro estaciones, formando una estructura estricta
de espacio-tiempo y constituyendo la base de los relojes líticos
antiguos de ambos continentes. Los motivos en el centro de la
piedra azteca y en los objetos de cerámica de Ecuador
y Perú, así como en bagua (ocho trigramas) de
China, son documentos elocuentes (láminas I, II, III
y IV).
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Lámina III: Huari,
arte y tesoros de Perú, creada y dirigida por José
Antonillo de Lavalle. |
Sobre el ombligo del cielo. El ombligo
se llama tuqi en maya y duqi en chino.
Son raras las mismas pronunciaciones monosilábicas de
una sola palabra en diferentes lenguas antiguas de China y América.
Lo más sorpresivo es que los indígenas y los chinos
llaman comunmente ombligo del cielo al centro del
reloj lítico (objeto astronómico). En la medicina
tradicional china, el ombligo se llama también puerta
vital. Debido a su papel en el abastecimiento dietético,
constituye la clave de la vida o muerte de un feto. La denominación
del ombligo del cielo refleja el antiguo concepto
chino de la integridad entre la naturaleza y el ser humano.
En la antigüedad, Fuxi, uno de los dos ancestros chinos,
mira hacia arriba, contemplando los fenómenos celestes
y hacia abajo, examinando los fenómenos terrestres, para
dominar las leyes naturales y obtener una buena cosecha agropecuaria,
así como la proliferación y recuperación
humanas. En el ombligo del cielo se coloca una estaca
cronológica (en México o los Andes se llama árbol
de la vida o universal y en China, árbol de fusang o
de ruomu) en la que se marcan cuatro estaciones y ocho temporadas*
del año, de acuerdo con la salida y puesta del sol. Por
ende, tiene influencia directa en la agricultura, ganadería
y piscicultura, relacionándose estrechamente con la prosperidad
y debilidad estatal. En China el ombligo del cielo
está en el distrito de Linzi, provincia de Shandong y
en el Perú precolombino, en Cuzco. Durante nuestra estadía
en Ecuador, visitamos un lugar llamado Tolipe, Pucara, donde
hay un estanque circular con un diámetro de 18 metros
y un círculo terrestre interior con un diámetro
de 4 metros, en cuyo centro se coloca una estaca cronológica.
Según nuestra idea, es ombligo del cielo
(lámina V) .-------------------------------------------------------------------------
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Lámina
V: Lugar del ombligo del cielo, Tolipe, Pucara,
Ecuador.
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*Cuatro
estaciones son: primavera, verano, otoño e invierno.
Ocho temporadas del año son: comienzo y equinoccio de
primavera, comienzo y solsticio de verano, comienzo y equinoccio
de otoño y comienzo y solsticio de invierno.