Victoria de una película de bajo costo
Por CHEN SI
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Wang Quan´an
y Yu Nan (izq.) ganron el Oso de Oro. |
Antes veía las películas chinas porque
me gustaban los personajes y paisajes orientales en ellas, pero
El casamiento de Tuya me atrajo por su argumento, tanto que
apenas me dí cuenta que estaba viendo una película
china. Estas palabras de un crítico de cine alemán
incitaron profundos sentimientos en Wang Quan´an, director
del referido filme. Eso muestra que los espectadores extranjeros
dejan de ser conmovidos por la pura naturaleza china superficial
de su cine y que los elementos interiores empiezan a entrar
en juego y ejercer intercambios sentimentales con el público
de otros países.
Película emocionante
En la 57ª edición del Festival Internacional de
Cine de Berlín, El casamiento de Tuya venció a
otras 21 cintas en concurso y ganó el codiciado Oso de
Oro, convirtiéndose en el tercer largometraje del país
que lo logra. La última vez fue hace 14 años.
Este es un filme artístico de bajo costo, con una inversión
de sólo cinco millones de yuanes (630.000 dólares),
en el que ningún actor, menos la protagonista, es profesional.
El juez Shi Nansheng indicó: "Después de
ver la película, los siete miembros del jurado del festival
decidieron concederle el Oso de Oro. En la última votación
no encontró ningún rival. El único debate
en torno a ella fue si se otorgaba o no el premio de mejor actriz
a su personaje principal".
A diferencia de El casamiento..., las grandes películas,
con inversiones superiores a los cien millones de yuanes (aproximadamente
13 millones de dólares) no obtuvieron ningún reconocimiento
en los festivales internacionales, incluida la más reciente
ceremonia de los Oscar. Éstas suelen ser obras históricas
de inmensas producciones, pero que carecen de personajes y argumentos
de fuerza conmovedora. Obviamente no pueden responder a las
exigencias de los jurados cinematográficos internacionales
ni satisfacer las necesidades de los espectadores.
"Percibo que quienes eligen las películas candidatas
del festival, quieren ver un producto creativo y relacionado
más estrechamente con la inquietante y vigorosa sociedad
real del caluroso desarrollo de China", reveló el
director Wang Quan´an. Lo anterior se puso de manifiesto
con el premio de El casamiento... y Aún vive (Still Life)
en los festivales de cine de Berlín y Venecia, respectivamente.
La segunda de estas cintas refleja los cambios que trae a la
vida de la gente común la obra hidráulica de las
Tres Gargantas, la mayor del mundo, mientras que la otra aborda,
desde un ángulo más individual, el ataque del
rápido desarrollo económico al modo de vida tradicional.
La historia de El casamiento... narra la relación de
un matrimonio en el pasto cada día seco de Mongolia Interior.
El marido, Bateer, se quedó inválido de ambas
piernas tras un accidente ocurrido durante la excavación
de un pozo. La mujer, Tuya, tuvo que cargar entonces con toda
la responsabilidad familiar. Los arduos trabajos de largo tiempo
afectaron la vértebra lumbar del esposo, hasta que quedó
paralítico. Para no ser una carga para su esposa, Bateer
decidió divorciarse. Obligada por la realidad, Tuya lo
aceptó, pero planteó un requisito para casarse
otra vez: el nuevo marido tendría que sostener junto
con ella a Bateer. Así empezó su difícil
camino para encontrar una pareja y contraer matrimonio.
Wang Quan´an declaró que todas sus películas
"tratan sobre la realidad social de la China actual, por
un motivo muy sencillo, son escasos los largometrajes de este
tipo. El presente mundo cinematográfico chino carece
de obras sobre la sociedad y los chinos reales. Espero que esta
película es una excepción".
Temas sobre las mujeres
Hasta el momento, Wang Quan´an sólo ha rodado
tres filmes y en todos ha incluido el tema de la mujer. Cree
que "la mujer es sensorial y sensible. Su reacción
siempre puede dar en el clavo. Tengo un gran respeto hacia la
mujer".
El director, de 42 años de edad, deseaba ser pintor
cuando era niño. Sin embargo, la fortuna le hizo salir
de la escuela y convertirse en bailarín de un conjunto
de cantos y danzas a los 12 años, y a partir de entonces
inició su vida de viajante, de una ciudad a otra, de
un campo a otro, por las distintas presentaciones. En 1985 despertó
en él el deseo vehemente por dedicarse al cine. Dos años
después abandó la oportunidad de ir a estudiar
la carrera de director en el Colegio de Cine de Lyon, en Francia,
y entró en la facultad de actuación del Instituto
Cinematográfico de Beijing, porque creía que conocía
y entendía mejor China.
Wang Quan´an participó en el rodaje de Buenos
Días, Beijing, una película muy estimada por los
directores de "sexta generación" de China,
en la que interpretó a un taxista. Los críticos
dijeron que su actuación captó con gran exactitud
la ensencia del papel. Después de graduarse, regresó
a su pueblo natal y se hizo guionista de los Estudios Cinematográficos
de Xi´an. Desde entonces ha escrito un total de 13 guiones
y cree que si un director sobresaliente quiere conocer el film
como la palma de su mano, tiene que escribir el guión
por sí mismo, como Francis Ford Coppola.
Wang Quan´an filmó su primera película
en 2000, Eclipse lunar, una obra que se consideraba la Doble
vida de Verónica de China, llena de intuición
y múltiples elementos novedosos, que llamó la
atención del círculo cinematográfico y
fue invitada a participar en muchos festivales del cine.
La cinta demostró que Wang Quan´an podía
hacerse director. Confesó que estaba ansioso por expresarse
en aquel entonces y no consideraba mucho lo que necesitaban
los espectadores. Creía que el cine lo podía expresar
todo y él podía hacer todo mediante las películas.
Sin embargo, descubrió más tarde que lo más
conveniente para el cine es contar historia. Por lo general,
no pasamos por alto las cosas grandes, pero sí los conocimientos
fundamentales. Motivar a más espectadores a ir a ver
tu obra es un conocimiento fundamental".
En su segunda película, Despertar de los insectos, el
director abandonó la exhibición de sus técnicas
cinematográficas y sabor académico y se dedicó
a contar bien una historia: La muchacha del campo Er Mei fue
prometida en matrimonio a una familia rica. La jovern huyó
del casamiento obligado y fue a la ciudad. Pero sus ilusiones
sobre la vida urbana y el amor romántico desaparecieron
rápidamente. Er Mei se convirtió de una muchacha
en una mujer. Volvió a la aldea y se casó con
aquel hombre rico prometido.
La escena exterior de El casamiento de Tuya no dista mucho
de dónde nació la madre de Wang Quan´an.
Siempre me han gustado los pastores mongoles que viven
allá, su modo de vivir, su música. Cuando escuché
que debido a la desertificación cada día más
grave, el gobierno local los obligó a moverse de la zona
ganadera, tomé la decisión de filmar una película
para recordar todo eso antes que desapareciera. Y este cuento
de Tuya también viene de una historia real que sucedió
en la localidad.
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Escena de El
casamiento de Tuya. |
Deseaba que la película fuera bella y conmovedora.
Por eso escogí la casa de la última familia de
pastores que no se ha trasladado y la mayoría de los
actores son pastores también. Cuando terminamos de filmar,
aquellas casas fueron destruidas y aquellas personas también
se mudaron. Dejaron de ser los mongoles que orgullosamente montan
a caballo y se convirtieron en campesinos que se dipersan por
los campos en los alrededores de las ciudades o vendedores ambulantes
de frutas que andan por diferentes esquinas de la ciudad, tan
comunes como nosotros. Eso me hace sentir triste. Pero al pensar
que aquella gente bella y sus alegrías y tritezas ya
se han grabado de alguna manera en El casamiento de Tuya, me
siento más tranquilo. Cada vez me siento más afortunado
por ser director y respeto y agradezco a la industria cinematográfica.
Es muy agradable filmar una película artística
Wang Quan´an se hace director de cine porque quiere expresar
sus opiniones sobre el medio ambiente y las personas. Además,
disfruta mucho del proceso de filmación. Cree que muchos
directores proyectaron muchas obras grandes, pero nunca hicieron
una que les agradara. Preocupado por perder cosas en lo profundo
de su corazón, escogió el camino de rodar películas
artísticas. Tiene una actitud optimista sobre el desarrollo
de este género en China. Los que ven películas
artísticas en China son más maduros que antes,
lo que me sorprende. Para las películas artísticas
es muy importante tener espectadores interesados. Este intercambio
entre la obra y el público se hace cada día más
fuerte.
Desde su segunda película, Despertar de los insectos,
el contingente laboral del director Wang siempre ha sido internacional.
Su primera actriz a sueldo, Yu Nan, habla fluidamente inglés
y francés y tiene experiencias de colaboración
con directores extranjeros. Ellos siempre despiertan en
mí sentimientos peculiares. Reaccionan sensibles y frescos
a las cosas comunes para nosotros, mientras que se mantienen
más tranquilos y razonables ante las que nos inspiran
excesivas emociones. Eso me ayuda mucho, dijo Wang.
El camarógrafo de Despertar
y El casamiento
es Luci, de Alemania. Después de ver Eclipse
, empezó
a cooperar con Wang y según el director, a diferencia
de muchos cameraman chinos, presta más atención
a los filmados que al trabajo de filmación mismo. Sus
técnicas no arrebatan lo que quiere expresar el contenido.
Los medios interiores mencionan obras de Wang siempre que hacen
reportajes sobre los eventos cinematográficos. Los
festivales internacionales de cine son una plataforma para presentar
obras cinematográficas de los países del tercer
mundo a los desarrollados. Es la forma de llamar la atención
mundial. Para las películas chinas, el problema no es
querer, sino poder. Si puedes, logras la invitación y
si puedes, tienes alguna cosecha. Las películas chinas
que se presentan en festivales internacionales no son tantas
todavía y esto es muy importante para iniciar un círculo
virtuoso, comentó el realizador.
El desarrollo de la industria cinematográfica de China,
amplió, no puede separarse del estímulo y el apoyo
de estos eventos internacionales, lo que incluso influye en
los temas que los directores chinos escogen a filmar. Sin embargo,
también es cierto que muchas películas chinas
tienen ahora demasiadas huellas de operación destinadas
a la participación en estos certámenes, lo que
se desvía del motivo inicial y puro.
En una frase, Wang cree innecesario separar el género
comercial y el artístico en el mercado cinematográfico
chino, sin intensificar la contradicción entre ellos.
La sociedad los necesita a los dos. En realidad, el cine chino
debe ser más diverso y permitir la coexistencia de más
elementos, más imaginaciones y más modos de expresión.