Vieja pero interesante

- El irreductible atractivo de la historia

Por QIAO TIANBI

El museo deviene extensión de la escuela.

La reciente transmisión del documental televisivo de 12 episodios El Despegue de la Gran Potencia, en el canal económico de la Televisión Central de China (CCTV), a finales de 2006, y la publicación simultánea de la colección homónima de ocho libros, han estimulado a los chinos a profundizar sus conocimientos sobre la historia de su país.

Los chinos se enorgullecen por un lado de su historia milenaria, mientras por el otro, lamentan las humillaciones sufridas a manos de las potencias imperialistas occidentales en la época moderna. A mediados del siglo XIX, China perdió las dos guerras llamadas del opio, y fue forzada a firmar varios convenios desiguales, mediante los cuales debió ceder gran cantidad de tierras y pagar indemnizaciones. Hoy, por obra del renovado entusiasmo por los estudios históricos, este triste período ha vuelto a la palestra pública y aquellos personajes odiados reaparecen en repetidas ocasiones en las pantallas y libros, narrando sus historias.

Apreciación de la historia

Por tradición, China ha mantenido un apego respetuoso a la historia, asentando sus pormenores incluso cuando el país vivía subyugado por fuerzas externas. Gracias a este talante, el país conserva sustanciosos archivos históricos. Los Registros Reales de las dinastías Ming y Qing, por ejemplo, concentraron sus anales en la vida de los emperadores. Los Registros de Ming (1368-1644) contienen 133 volúmenes en formato de 32°, mientras los de Qing (1644-1911) se componen de 60 volúmenes en formato de 16°, y los materiales relacionados pueden llenar varios miles de sacos de cáñamo.

Los historiadores chinos gozaban de una posición independiente y se dice que ni siquiera el mismo emperador podía ver los registros relativos a su comportamiento. No osbante, el emperador Qianlong (1736-1796), hoy favorito de las telenovelas, hizo muchas revisiones a los expedientes. Sima Qian, autor de los Registros Históricos, la obra más importante de su tipo de China, es un ejemplo excepcional. Fue condenado a la castración por el emperador Wudi de la dinastía Han (206 a.n.e.-220), debido a su observación resuelta de los principios históricos justos. El cruel castigo, lejos de cambiar su integridad académica, le impulsó a terminar esta obra espléndida.

En China coexisten la historia oficial y la extraoficial. El ciudadano común obtiene conocimientos históricos no sólo por vía de la educación regular, sino también por narraciones y óperas representadas activamente en las calles. El sociólogo Lei Yi considera que la “historia ociosa” popular tradicional ha encontrado en la televisión el mejor vehículo para revelar sucesos históricos.

Otro ejemplo en este sentido es el de Er Yuehe, quien empezó su carrera literaria a los 40 años y actualmente es el escritor de ese tema que obtiene las mayores regalías por derechos de autor. Todo gracias a sus novelas sobre emperadores. Sus obras El Gran Emperador Kangxi y El Emperador Yongzheng fueron adaptadas a teleteatros que resultaron éxitos de público. Er Yuehe mantiene una actitud escrupulosa hacia la creación, después de leer extensamente y lograr ricos conocimientos, en comparación con muchos otros dramas que buscan mostrar únicamente anécdotas de emperadores y trifulcas palaciegas.

El tema hitórico demuestra arrigo popular.

Wu Si, exitoso escritor de libros históricos, precisa que el interés de los chinos por la historia no es nada nuevo, sino que se trata, ante todo, de una tradición consagrada, de un enfoque que contradice abiertamente las distorsiones sufridas por la especialidad en el período posterior a los años 50 del siglo XX, y sobre todo durante la “revolución cultural” (1966-1976). Er Yuehe recuerda ese período oscuro en los siguientes términos: “En ese entonces, muchos debates relacionados con el tema histórico se planteaban como cuestiones políticos. Los estudiosos de la historia debían trabajar con gran prudencia para no sufrir persecusión despiadada. ¿Cómo lograr reflexiones y proponer opiniones propias en tal clima?” En esa época se produjeron numerosos movimientos políticos al calor de debates históricos.

Pasada la década de los años 80 del siglo XX, la atmósfera de libertad y excelencia académica, así como el ambiente de flexibilidad que acogió la diversidad de opiniones, han ayudado a desarrollar investigaciones pluralistas acerca de la historia. “Esto se atribuye a esta época, en la cual es posible conocer los conceptos distintos a los aparecidos en los libros de texto”, indica Er Yuehe. El profesor del Centro de Educación Artística de la Universidad Tsinghua, Xiao Hong, opina: “La curiosidad natural, el deseo de investigar y el pensamiento rebelde hacen que la persona nunca se sienta satisfecha con los conocimientos históricos otorgados por un régimen demasiado serio, tradicional y especializado. Ha pasado la era clásica en que los historiadores escribían la historia”.

La historia popular es extraoficial

Hoy, al igual que en el pasado, la historia extraoficial es más popular que la versión oficial publicada en libros de texto escolares. Prueba irrefutable de ello es el creciente número de publicaciones, que ciertos eruditos llaman lecturas históricas. Las mismas suponen actualmente 30 por ciento de los libros de grandes ventas en China, sólo superadas por las obras de corte literario. Dicho interés se refleja además en la positiva respuesta a las películas, documentales televisivos y dramas históricos. Como afirma Liu Kai, subjefe de redacción de la Casa Editorial Jinghua, “las películas y programas de TV atraen a menudo el interés público con respecto a cierta dinastía, o una figura histórica particular. Se trata del placer compartido de contemplar la historia en imágenes”.

Estudiantes de la Universidad de Beijing celebran ceremonia de corte tradicional.

Muchos escritores contemporáneos dedicados a trabajos históricos toman al historiador Ray Huang (1918-2000) como su modelo de creación. Huang recibió una educación sistemática y rigurosa en Estados Unidos. Su libro, 1587 --Un año sin significación, escrito en 1976, fue rechazado por muchas editoriales estadounidenses, por estar escrito en estilo de ficción. El libro de Huang no se publicó hasta el año 1979, cuando la Universidad de Yale decidió imprimirlo. La Compañía del Libro Zhonghua, reconocida editorial de obras históricas, publicó su versión en chino en 1982. Los 27.500 ejemplares de la primera edición se vendieron de inmediato. Se necesitaron varias reimpresiones para satisfacer a los lectores. 1587 --Un año sin significación no es un libro fácil de leer. Calar su esencia requiere de una sólida formación histórica. Wu Si opina respecto al autor: “Leer a Ray Huang equivale a emancipar la mente; me permite abrir los ojos. Su práctica prueba que la historia se puede escribir en estilo ficcionado”.

Actualmente, los autores de libros históricos mejor vendidos no son historiadores profesionales. Yi Zhongtian, por ejemplo, es profesor de Estética. Él se ha convertido en una celebridad de TV en virtud de su serie en figuras históricas en CCTV-10. Varias casas editoriales se han disputado los derechos de sus libros en serie. Yi convino finalmente en 14 por ciento de derechos de autor para la primera edición de 550.000 copias --un ingreso estimado de 5 millones de yuanes. Yi Zhongtian explica la historia desde el punto de vista de la “naturaleza humana eterna”. Y sostiene: “La naturaleza humana nos iguala a todos, sin importar la posición social de cada cual, ni cuán grandes sean sus logros, o fuerte su prestigio. La naturaleza humana nunca cambia; es eterna”.

Internet es otra plataforma principal para que el público sacie su curiosidad por la historia. Dangnian Mingyue, escritor popular en el ciberespacio, ha sido funcionario del gobierno por 26 años. Su blog, titulado Comentarios sobre la Historia, ha sobrepasado los 6,29 millones de accesos. Su libro de historia ha vendido más de 200.000 copias. Este autor escribe en la lengua de la literatura vernácula y popular. Dangnian Mingyue pone rostro “humano” a las figuras históricas, insinuando al lector su propia valoración de sus puntos de vista y motivaciones.

La historia secreta del emperador Kang Xi se ha convertido en exitoso drama televisivo.

Pero si bien esta forma de escribir la historia puede ganar adeptos legos, otra es la suerte que corre en los círculos académicos. El afamado crítico Qin Xiaoying insiste en que la historia así transmitida denuncia un excesivo color subjetivo. Cree que no es nada más que una “historia ficticia” bien empaquetada. Así las cosas, atribuye en gran medida el actual entusiasmo por los estudios históricos a la generalidad de conocimientos de ciertos autores, que procuran complacer a los lectores, ofreciéndoles “la historia como pasatiempo”. Cabe agregar que la mejora del nivel de vida es otro factor a favor del interés por la historia, según las respuestas de 68 por ciento de personas encuestadas al respecto. Resulta obvio por otro lado que la historia complicada y llena de abstracciones no es opción popular. La mayoría demanda lecturas fáciles, estilo ficcionado, o dramas y documentales históricos para TV. El conocido columnista Xu Zhiyuan puntualiza: “La historia es a menudo simplificada en una estratagema política. Las descripciones escalofriantemente realistas de la crueldad y la tortura son también una fuente de emociones morbosas para muchos”. Xu Zhiyuan opina que, la actual “fiebre” por la historia no se relaciona con un interés genuino por el tema.

Muchos consumidores de la historia predigerida la aprovechan como medida para solucionar problemas de la vida real y modo de hacer catarsis. En una encuesta de lectores, 62 por ciento de ellos expresó que los libros de historia les servían como guía en su vida diaria. La gente establece paralelos entre sus fracasos personales en el ambiente social y las luchas ocurridas en la corte imperial. De esta manera utilizan la historia para encontrar un fundamento teórico para su conducta. No obstante, los aspectos de la historia que merecen la verdadera atención son su riqueza y franqueza. Jamás ha habido un único factor que desempeñe un papel decisivo en cualquier incidente histórico.

Historia real

Aunque es imposible que todos lleguen a ser historiadores profesionales, son muchos los que demuestran un interés genuino por la exploración de la historia documentada por los historiadores actuales. Este entusiasmo debe ser la fuerza motriz que promueva los estudios historiográficos. Un ejemplo de la repercusión en este sentido ha sido asimismo la serie televisiva Hacia la República, que refleja las vicisitudes vividas en la búsqueda de una república, poco antes de la caída de la última dinastía feudal de China. También lo ha sido El Museo del Palacio Imperial, pasado en 2006 en CCTV, el cual generó una inesperada y alta valoración. El Despegue de la Gran Potencia, cuya filmación duró tres años, tuvo similar recibimiento. Esto demuestra que la consolidación del poderío nacional de China se ha traducido en una oleada de confianza nacional. Los chinos deseamos saber de dónde salimos y a dónde vamos.

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