¡Salvemos
las bicicletas!
Por nuestra reportera
LU RUCAI
Conocida
en muchos lugares como "Reino de las bicicletas",
China está perdiendo rápidamente dicha condición,
según sus carreteras se llenan de coches. A pesar
de la congestión del tráfico en las grandes
ciudades, y de los llamados del Gobierno para volver a la
bicicleta, la atracción por los automóviles
sigue en alza.
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Numerosos aficionados al ciclismo de Beijing participan
en la actividad de "Salida Verde " en la mañana
del 29 de octubre de 2006. |
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Imprimiendo señales de paso de bicicletas en
una calle de Chaohu, ciudad de la provincia de Anhui. |
Cuando conduzco al trabajo, tengo que salir de casa
a las 7 de la mañana. Necesito al menos una hora
para llegar", se queja Zhang Hui, empleado de Bull,
compañía francesa de tecnología. Pero
no fue la frustrante espera ante los cuellos de botella
del tráfico, la que hizo que Zhang se procurara una
bicicleta. El pasado mes de noviembre, durante el Foro de
Cooperación China-África (FCCA), el gobierno
solicitó a los ciudadanos abandonar los vehículos
automotores por unos días y recurrir a la bicicleta,
de modo que se evitara el clásico atasco del tráfico.
Zhang se asombró al comprobar que podía "salir
de casa media hora más tarde y, sin embargo, llegar
más temprano que antes".
Millones de beijineses como Zhang Hui optaron por pedalear
o utilizar el transporte público durante
el foro. El resultado fue un Beijing libre de congestiones
del tráfico. Pero tan pronto como se acabó
la reunión, el caos volvió a las calles. El
propio Zhang retomó su vieja costumbre. Dice a propósito:
"Aunque ahorré mucho tiempo yendo en bicicleta,
también encontré desventajas. No hay donde
aparcar cerca de mi compañía, y tuve que tomar
un taxi para reunirme con los clientes. ¿Qué
pensarían ellos si me aparezo en una bicicleta?"
Zhang cree que su coche le otorga la distinción necesaria
para el éxito.
El juzgar a una persona de acuerdo al coche que posee es
algo común. Otro residente de Beijing nombrado Cheng
pensó en invertir en un coche para ir al trabajo,
en vez de viajar en un autobús repleto por dos horas.
Afirma: "Me entusiasmaba un coche compacto de cerca
de 60.000 yuanes, pero mi familia me hizo reconsiderar la
decisión. Al final, pagó el doble de
esa suma para hacerse de un vehículo más imponente.
Según una encuesta realizada por ACNielsen, una
compañía de estudio de mercado, el 30 por
ciento de 1.500 encuestados en Beijing, Shanghai y Guangzhou
dijo que planeaban comprar un coche en un término
de un año. El entusiasmo por los autos parece haber
alcanzado una cota sin precedentes, según se desprende
de previos estudios similares llevados a cabo en 2005 y
2004. Liu Yong, de 28 años de edad, considera: "La
sociedad continúa desarrollándose y nuestras
vidas siguen mejorando. ¿Porqué seguir en
bicicleta cuando podemos permitirnos el lujo de conducir
un carro?" Al igual que la familia de Cheng, Liu también
cree que un coche es símbolo de nivel de vida en
la China de hoy. "Es verdad que una bicicleta es mejor
para el medio ambiente que un auto, pero ¿qué
cambio puede ocurrir en ese sentido si renuncio a mi coche?"
Su opinión prevalece entre muchos. Y aunque los gobiernos
locales dicen preocuparse por el medio ambiente, siguen
por otro lado animando a los residentes a adquirir vehículos
automotores, pues la industria automotriz es uno de los
pilares de la economía nacional.
Los tiempos cambian
La Sra. Li, de 50 años, es natural de Beijing. Cada
día va a la oficina en bicicleta. En los últimos
tiempos, sin embargo, conduce con miedo. "Antes había
separadores entre el carril de las bicicletas y los de coches,
pero ya han desaparecido". Según se expanden
las vías para coches en la ciudad, de dos a tres,
así han disminuido los carriles de bicicletas, dejando
a los ciclistas expuestos a todo tipo de incidentes. En
una de sus salidas, la Sra. Li resultó golpeada por
un coche que apareció de repente. Aunque no sufrió
daños serios, su pavor ante los vehículos
de combustión interna se mantiene. "Ahora viajo
con sumo cuidado", agrega.
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Es preciso que la bicicleta
retome su lugar en el tráfico urbano. |
Al evocar con nostalgia las épocas idas, la Sra.
Li afirma: "Antes se podía ir a cualquier sitio
sin temor". Pero los tiempos han cambiado dramáticamente.
En 1949, había solamente 2.300 automóviles
en los bulevares de Beijing. Para febrero de 1997, ese número
había aumentado a un millón. Apenas seis años
después, había dos millones. Actualmente,
se agregan mil nuevos coches a las calles de Beijing cada
día.
Como contrapartida, decrece gradualmente el número
de bicicletas, que cada vez caen en mayor desuso. En cierta
etapa hubo más de 10 millones de bicicletas en Beijing;
ahora hay cuatro millones, de las cuales poco más
de la mitad se utilizan cada día. China produce unos
70 millones de bicicletas al año, pero 50 millones
de éstas se venden al exterior.
La Sra. Liu rememora: "Hubo una época en que
cada uno de los cinco miembros de mi familia poseía
una bicicleta. Pero ahora sólo disponemos de una".
La Sra. Liu y su familia se han mudado de su vieja casa
en un hutong a un apartamento en las afueras de la ciudad.
El nuevo complejo habitacional dispone de amplios espacios
para los coches, pero nada para las bicicletas. Hace dos
años, la Sra. Li compró un coche, con lo cual
solucionó los problemas de transporte de toda la
familia. Actualmente, la bicicleta se utiliza solamente
para ir al mercado próximo. Li admite que los "tiempos
cambian, y las tendencias cambian también. Cuando
me casé hace 20 años, una bicicleta era considerada
una dote extravagante. ¿Pero quién desea una
hoy? Nadie".
La constante urbanización es otra razón para
evitar las bicicletas. Liu Jianshuang proviene de una ciudad
pequeña en la provincia de Hebei. En su ciudad natal,
la mayoría de los residentes anda en bicicletas,
pues sus compañías están relativamente
cerca de sus hogares. Pero los residentes de ciudades grandes
como Beijing y Shanghai no son tan afortunados. El crecimiento
urbano en los suburbios, hace que mucha gente deba hacer
transbordo en varios autobuses para llegar a sus compañías
en el centro de la ciudad. Liu, que ahora trabaja en la
capital, se queja de la diferencia. "Ahora mi compañía
queda a casi 40 km de mi casa. No puedo ir en bicicleta,
así que debo tomar el subterráneo y entonces
dos autobuses". Ella y su marido planean comprar un
coche en cuanto tengan reunido el dinero. "De tal forma
se reducirá mi lucha diaria con los autobuses repletos".
De mal carácter
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Mientras crece la
cifra de coches, disminuye la de bicicletas. |
Aunque la costumbre de andar en bicicleta de Zhang Hui
duró poco, la misma dejó hondas huellas en
su modo de pensar. En el pasado, él solía
meterse con su coche en el carril de bicicleta para evitar
los atascos de tráfico, si no había policía
alrededor. Pero cuando le tocó ser ciclista se enfrentó
más de una vez a conductores que como él hacían
caso omiso de las leyes del tráfico. Cuando retomó
su auto, decidió no volver a invadir el carril de
bicicleta.
El Sr. Zhang, guardia de tráfico, está acostumbrado
a ver discusiones diarias entre conductores de coches y
ciclistas. Suele solidarizarse con estos últimos.
"Los ciclistas, acota, son mucho más vulnerables,
así que los motoristas deben cederle el lugar. "Como
los son más poderosos, pueden imponerse por la fuerza
para apoderarse de los carriles de la bicicleta".
Tal situación se traduce en constantes altercados
en las calles de Beijing. Algunos de ellos atraen a grandes
multitudes, y muchos ciclistas asumen la defensa de quienes
transitan sobre dos ruedas. Las discusiones llegan con frecuencia
a los foros de Internet, donde los ciclistas la emprenden
contra los conductores maleducados que se apoderan de su
espacio, mientras no faltan tampoco los que, desde la otra
orilla, maldicen a los ciclistas que desobedecen las luces
de semáforo.
Mejoras para los ciclistas
Para enfrentar la contaminación y el embotellamiento
permanentes, el Gobierno chino ha estado animando a los
residentes urbanos a dejar el coche en casa. El vice ministro
de Construcción Qiu Baoxing dice que China debe mantener
su número de ciclistas, y procurar que el tráfico
de bicicletas sea más conveniente. En los años
80, había 500 millones de bicicletas en China, y
más ciudades tenían pistas especiales para
ellas. Estas últimas desaparecieron al ampliarse
las vías públicas, pero se anuncia su regreso
en breve. Por ejemplo, Shanghai planea construir más
de 100 km de pistas para bicicletas en el plazo de los cinco
años próximos.
Liang Congjie, presidente de una asociación ecologista
llamada Amigos de la Naturaleza, ha propuesto que se vuelvan
a colocar separadores entre las vías para coches
y las de bicicletas y que se prohíba terminantemente
aparcar en los espacios de bicicletas. Su propuesta encontró
eco en la Administración de Tráfico de Beijing
(ATB) y la Comisión Municipal de Beijing para Planeamiento
Urbano. La ATB dice que ha instalado cerca de 110.000 m
de pasamanos en los caminos y los cruces de calles, a la
vez que ha pintado varias áreas para aparcamiento
de bicicleta. También se están reconstruyendo
algunas paradas de autobús para limitar los obstáculos
que las mismas crean al flujo de ciclistas.
Con todo, un experto de la ATB considera que no hay solución
permanente. El mejor enfoque, enfatiza, es que tanto ciclistas
como conductores obedezcan las leyes del tráfico.
Hasta tanto sea así, seguiremos viendo las guerras
de los bandos: cuatro ruedas contra dos.