El TLC Chile -China es un acuerdo "arecedor".
“Promover imagen de Chile en china, nuestro mayor desafío”

Por LAO YI

-Entrevista al embajador de chile, Fernando Reyes Matta

Fernando Reyes Matta tiene el don de la palabra. Con prolijidad de orfebre matiza sus conversaciones, recorriendo, con la mayor naturalidad, el sendero que vincula el terreno coloquial con la disertación oportuna y ajena a toda pedantería. Largos años de labor en el periodismo, la comunicación social en su más amplia vertiente y, por último, la diplomacia, le sirven de sustento para descorrer hábilmente las cortinas del diálogo, tan ameno e informativo, que a su interlocutor no le quedan ganas de desertar.

En su actual condición de embajador de su natal Chile en China, se muestra efusivo cocinando proyectos de toda suerte, con el evidente propósito de solidificar puentes y neutralizar posibles muros entre las dos naciones, caracterizadas ambas por su dinámico desarrollo económico, y acercadas en fecha reciente por un promisorio tratado de libre comercio.

En una fría tarde en que fenece el otoño beijinés ante el empuje invernal, el enviado plenipotenciario de Santiago recibe a China Hoy en su oficina, y entre sorbos de té chino y llamadas telefónicas deshoja sus sueños más caros:

CH: ¿Cuáles son las perspectivas a corto plazo para el TLC entre China y Chile?

FRM: El TLC entre ambos países entró en vigor e1 1º de octubre de 2006, tras una etapa de exploración, identificación de posibilidades, negociaciones en 2004, firmas a fines de 2005, trámites parlamentarios respectivos y aprobación final. Lo interesante es que ha entrado en vigencia y de inmediato hemos pasado a una nueva etapa. Este es un tratado al que se le puede denominar como “crecedor”, porque en cuanto lo pusimos en vigencia comunicamos que comenzaríamos las negociaciones para sumar a los bienes los otros dos sectores fundamentales, es decir, servicios y acuerdos de inversión.

Se procura abarcar más sectores porque, para ser francos, el comercio entre Chile y China ha estado dominado por pocos productos. Especialmente en el caso de las exportaciones de Chile a China, de las cuales el 77 por ciento más o menos lo ocupa el cobre. Luego hay dos o tres productos más: harina de pescado, algunos otros minerales y, sobre todo, uva y vinos, en una proporción todavía baja, pero muy estimulante para nosotros. Del lado chileno tenemos que trabajar porque se nos conozca más como país, porque se conozcan más nuestros productos fundamentales que están llegando con confianza a los mercados chinos y, sobre todo, diversificar nuestra canasta de exportación a China. Nos damos cuenta que por el lado chino también se procura la diversificación, especialmente en términos de lo que podríamos llamar productos más sofisticados, más especializados, desde automóviles a artículos electrónicos que permitan el desarrollo de las industrias y empresas.

En cifras redondas, en 2005 tuvimos intercambios comerciales por valor de 7.000 millones de dólares, de los cuales 4.000 fueron de Chile, ante todo por exportación de cobre a China. Hay algo importante que mencionar por ser el eje, el corazón, del intercambio bilateral: hoy Chile es el mayor productor de cobre del mundo y China el mayor consumidor. Esta dualidad establece una viga maestra en la relación entre ambos países. Pero no podemos quedarnos en la viga maestra del edificio, sino que debemos construir todo un edificio que entraña potencialidad de diversos niveles de contacto y cooperación. Pienso que para 2010 contaremos con una dinámica de comercio entre ambos países muy fuerte.

Hay actores nuevos con el TLC: las pequeñas y medianas empresas de ambos países con capacidad de producción de capitales medianos o menores, pero con suficiente posibilidad de tener mercados importantes en el otro sector. Más allá de sus capitales, las pequeñas empresas son capaces de unirse en asociaciones con capacidad de respuesta frente a eventualidades del mercado internacional, como el caso de los viveristas, a los cuales he recibido en China. Aquí andan a la búsqueda de posibilidades de trabajar en el ámbito de la producción de árboles frutales en suelo chino. Otro factor importante es el de la relación entre regiones o provincias. Muestra de ello son los acuerdos mineros alcanzados entre Henan, de China, y las zonas del norte de Chile. También lo es Puerto Montt, una ciudad chilena hermanada con Qingdao. Puerto Montt, corazón de la producción salmonera en Chile y del mundo, ha coordinado con Qingdao, China para poner en funcionamiento en esta última un programa de promoción gastronómica, que demuestre las diversas formas de cocinar el salmón, de una manera más sofisticada, más rica. Hay asimismo especial interés en lo que ocurre en Xinjiang, región autónoma que guarda ciertas similitudes con el valle central de Chile. Los mismos álamos, los cerros cercanos, como en el norte verde de Chile. Pensamos que allí se pueden fomentar las áreas de producción vitivinícolas, con la experiencia y tradición chilenas. La idea es producir vino chileno, pero desde suelo chino, al igual que el vino español se produce en Chile para la exportación. En este sentido estamos en la etapa de visita a terrenos, las bodegas, viñas. Somos el único país que está haciendo eso en Xinjiang a donde han viajado varias misiones. Otro aspecto son los cultivadores de árboles, que planean plantar frutales chilenos en Xinjiang, como se ha hecho en California, EE.UU. para la exportación. Se trata, como principal desafío, de promover la imagen del país con una mirada sectorial, que cuando la gente diga Chile, lo asocie de inmediato con las uvas, el vino, el salmón, tal como viene ocurriendo ya en Corea o Japón.

CH: Esta estrategia supone un fuerte trabajo de promoción ¿Qué propone Chile?

FRM: Se está trabajando en el tema de la imagen. A los responsables de las campañas, que se quejan de que los presupuestos son bajos, les he dicho que lo que no puede estar baja es la imaginación. Porque ¿qué pasaría si organizáramos un campeonato de bádminton en la tercera edad en las principales plazas de 10 ciudades de China, y se otorgara como premio un canastillo de productos chilenos? ¿Cuesta mucho dinero, o lo que más requiere es imaginación y organización? Y claro, amistad, porque la amistad ayuda.

En consecuencia, actualmente estamos trabajando con los estudiantes del segundo año del conservatorio de China. La primera vez tocaron en la embajada canciones chinas. La segunda vez les pedimos que aprendieran también canciones de América Latina y Chile. Para la reciente visita del rector de la universidad católica de Chile y un grupo de empresarios chilenos a la embajada se les dio la sorpresa histórica de escuchar en cuatro instrumentos clásicos chinos Yo vendo unos ojos negros. Para estos efectos enviamos 14 partituras de música latinoamericana al profesor chino para montarlas. ¿Qué costó esto? Pues 30 dólares por envío postal de las patituras desde Barcelona, y con esto cambia la relación. En fin, la imagen se construye yendo al otro, llevándole el regalo de lo que tú eres.

Un TLC con repercusiones culturales

Fernando Reyes Matta (segundo por la izq. En segunda fila) en su primera visita, en 1970, a china, donde fue recibido por el Primer Ministro Zhou Enlai.

“Se trata de aplicar el concepto de lo que hoy se llaman industrias culturales. Le doy el ejemplo de lo que hablábamos antes, pero aplicándolo al producto cultural. Este proyecto de música latinoamericana con instrumentos tradicionales chinos debe concluir en la grabación de un CD. Eso implica la participación de un sello musical que se entienda con el conservatorio, que se encargue de reproducirlo y que lo distribuya. Algo más: ¿Por qué no pensar en una película binacional, en la que se produzca una relación con una buena historia de amor en Barcelona, cuando una chica china viaja allí para instalar los guerreros de terracota y conoce a un chileno que instala equis cosas? La relación fluye magnífica mientras están en tercer terreno, pero después cada cual debe retornar a sus respectivos países, y luego ¿cómo sigue aquello en el mundo globalizado? Entonces, proponía yo, ¿qué pasa si el chileno se viene para acá? Y luego, pues se produce el choque cultural y las cosas ya no marchan. ¿Qué dirán los padres de la chica, su abuela, su entorno? ¿Quién es éste? ¿Por qué? y ¿cómo? Esto se lo comentaba a los directores colombianos que andan por acá y ellos admitían que este es un tema de mucha actualidad, pues pasa cada vez más, y se ve a las familias distribuidas por el mundo. Es el fenómeno de dispersión familiar y del amor en las geografías nuevas. Si fuéramos capaces de inventar una buena historia que transcurra en Chile, en escenarios de España y China, presentando el tema del amor y la globalización con profundidad, sin caer en superficialidades, estaríamos dando un paso fuerte y al mismo tiempo ganando prestigio en la capacidad de trabajar juntos.

Para el 2007 planeamos una muestra cinematográfica chilena en China, para la cual invitaremos a dos directores, que vendrán a algo más que a presentar las películas. Vendrían para conversar con sus colegas chinos sobre posibilidades de realizar ideas como la que acabo de plantear. Me refiero en especial a la nueva generación de cineastas, que se muestra mucho más receptiva a estos temas de la sociedad cosmopolita del siglo XXI. Este es un tema que me interesa insertar en nuestra relación binacional.

Tenemos en este apartado asimismo todo lo que podemos hacer en televisión. Ima-gínese un grupo chino de Jazz tocando en el corazón de la mina de Chuquicamata, la mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo. Programas como ése son capaces de cruzar fronteras, para, además de a China y Chile, interesar a las televisiones del resto del mundo”.

CH: Esto nos llevaría al campo de la educación, pues entre dos países de idiomas y culturas tan distintas hacen falta traductores y por tanto intercambio de estudiantes.

FRM: El TLC es una locomotora que arrastra muchos carros con distintas metas e intereses. Entre esos carros van los de la educación y el conocimiento mutuo del idioma. Hoy crece el número de jóvenes y niños interesados en estudiar el mandarín, algo inusual en chile, pero que viene sucediendo desde hace tres o cuatro años. En ese sentido puedo mencionar la inauguración, el 11 de diciembre, en una escuela clásica de Beijing que data de 1360, una exposición fotográfica llamada “Chile visto por ojos chinos”. Se trata de la escuela que el Ministerio de Educación de China nos designó para fomentar la amistad con Chile luego de mi solicitud en ese sentido. Se trata de algo más que el clásico apadrinamiento para llevarles banderitas y regalos, para dar paso a un diálogo permanente entre esta escuela y un centro similar en Santiago de Chile. Allá es el colegio Yangtsé, como el río, que colabora con la embajada china en Chile. Tenemos que hacer esto aprovechando los recursos disponibles hoy, como es el Internet para el envío de fotos o acceso a un sitio web. Cada escuela estudia el idioma y cultura del otro país y en par de años tendremos a un profesor yendo para allá. Para decirlo como los militares, estas dos escuelas representan respectivas cabezas de playa en cada país para la interacción entre niños y preadolescentes en el conocimiento respectivo y de una manera muy dinámica. Todo lo dicho apunta a la necesidad de que ambos países enfrenten la ignorancia y estereotipos mutuos.

Casi a diario debo lidiar con la expresión de muchos chilenos que vienen y dicen: esto no es lo que yo esperaba. Y yo les pregunto: ¿qué es lo que imaginabas? Piensan en imágenes clásicas que no responden a la realidad. O como en el caso de los 16 periodistas que viajaron a China recientemente, que se preguntaban: ¿y esto qué es? Una buena pregunta y manera distinta de aproximarse a China. O sea, tratar de entenderlo, más que sucumbir a los estereotipos. Lo mismo se produce con la percepción de los chinos sobre Chile. Hay muchos profesionales chinos que me dicen que Chile es un país muy, muy largo en el mapa de América del Sur. Otro estereotipo que traen de su época escolar. Y les explico: Chile es el único país en el mundo donde el sol sale al mismo tiempo por encima del desierto más seco, de los valles transversales centrales, los bosques del sur y los glaciares milenarios de la zona austral. Porque como somos así de norte a sur, tenemos esa realidad simultánea. En otros países hay estas mismas zonas, pero sólo en Chile con su estrechez ocurre este fenómeno. Y también les explico que somos un país muy sano, con productos muy sanos, porque la naturaleza nos protegió al rodearnos de enormes obstáculos, de los cuales la cordillera de los Andes es el más obvio, y que en Chile un avión puede atravesar en apenas 18 minutos. Somos una suerte de isla protegida por el desierto, el mar, la cordillera y la Antártida, lo que nos ha dejado experiencias muy concretas en la sanidad. Un ejemplo: a medidos del siglo XIX, Francia sufrió una enorme epidemia en sus viñas que terminó por matar, entre otras, una cepa llamada carmenere. Durante el despegue del vino chileno en los 90 del siglo XX, llegaron a nuestro país técnicos españoles y franceses, que detectaron que en la mezcla de vinos que hacíamos para el merlot o el cabernet había una cepa distinta. “Ustedes, dijeron, han logrado salvar la cepa del carmenere” Ejemplos como éste es lo que queremos vender a los chinos, ofreciéndoles productos de calidad protegidos de una manera natural.

CH: ¿Y por qué Chile?

FRM: A veces me preguntan colegas de otros países: ¿Y por qué China eligió a Chile para su primer TLC? Y respondo: en primer lugar, aunque suene muy genérico, se debe a una larga amistad. Chile fue el primer país de América del Sur que estableció relaciones diplomáticas con China, en diciembre de 1970. Después, en 1999, fue el primer que otorgó el visto bueno al ingreso de China en la OMC. En 2004, le reconoce la calidad de economía de mercado, para luego dar paso al inicio de negociaciones para un TLC que China por primera vez gestionaba con un país individual. La suma de todo esto conduce a una relación construida sobre una base de confianza. Y volviendo al principio, reitero que el TLC es una invitación a crecer hacia otras áreas, como los servicios, las inversiones para tareas en conjunto, en el comercio como tal, diversificando los productos.

CH: Para los chilenos, el panorama del intercambio comercial con China se muestra sumamente halagüeño, a diferencia de las reservas que en este sentido aún mantienen países como México o Brasil, para citar dos casos. ¿A qué obedece esto?

FRM: Son dos países con competencia económica distinta a la nuestra. México y Brasil tienen estructuras económicas con cierto nivel de tensión. Para México, y no digo ningún secreto, China es un competidor respecto a su principal mercado, EE.UU., y en el caso de Brasil hay similitudes industriales que son obvias.

CH: ¿Entonces, Chile no percibe una amenaza de competencia desmedida por parte de China?

Las pequeñas y medianas empresas deberán promover la existencia de empleos.

FRM: La relación entre Chile y China es muy complementaria y eso es lo que la hace muy eficiente en ambas vías. Chile tiene hoy un arancel promedio derivado de los tratados del dos por ciento. Si usted quiere llevar zapatos a Chile, con tratado o si él, lo hace a un arancel tan bajo que da lo mismo. Paga su arancel y entra al mercado, que es un mercado abierto, libre. O sea, el tema es otro: ¿cómo van los empresarios chinos a descubrir a Chile como país plataforma? Esa es la gran oferta que está sobre la mesa porque Chile, aparte de haber suscrito un TLC con China, está a la vanguardia en el mundo en firma de este tipo de tratados, como hemos hecho con EE.UU., Canadá, con la Unión Europea, con Corea (del Sur), con México. Esto significa que bajo determinadas condiciones los bienes producidos en Chile que cumplan los requisitos de país de origen salen desde Chile a terceros países. Ahí está la oportunidad de articular empresas conjuntas, inversiones para hacer productos que el empresario chino quiera hacer con interés en el mercado sudamericano desde Chile. Sabemos que nuestro mercado interno de 15 millones de habitantes no resulta necesariamente atractivo, pero sabemos asimismo que nuestro mapa comercial abarca casi la mitad del mundo.

CH: A raíz del anuncio de la firma del TLC, el ex presidente Ricardo Lagos se refirió a un eventual crecimiento de los empleos en Chile por obra de dicho tratado. ¿Se mantienen estas perspectivas?

"Yo vendo unos ojos negros." Acutalmente estamos trabajando con los estudiantes del segundo año del conservatorio de China, a quienes hemos pedido que aprendan canciones de América Latina y Chile.

FRM: Estamos trabajando en esa dirección, aunque aún no hemos dado el salto, a través de la pequeña y mediana empresa, que son las que dan empleo en el mundo, en cualquier país. Si medimos el peso de la industria extractora del cobre en nuestra economía con relación a los empleos, notaremos que ocupa un lugar muy bajo. Por supuesto que el cobre aporta mucho en términos de ingresos, PIB y riquezas, pues acapara la mitad de ganancias por exportación, pero en cuanto a empleo son pocas, lo opuesto a lo que ocurre en la mediana y pequeña empresa que van al mercado externo. En el caso de Chile, el tema del desempleo desde hace tiempo tiene mucho que ver con una estructura de economía dinámica sustentada en las oportunidades del sector privado dentro de un marco de oportunidades abiertas por el sector público. Esta ha sido la fuerza del crecimiento que hemos tenido y que por ahora nos permite ser optimistas respecto al futuro. Somos un país en desarrollo, nos falta mucho, estamos por los seis mil dólares per capita. Estamos en lo que podríamos llamar antesala de ser país desarrollado en un tiempo no muy lejano.

CH: ¿Se puede hablar de Chile como paradigma para el mundo en desarrollo?

FRM: Chile, lo decimos siempre, no pretende ser paradigma ni modelo de nadie, porque cada país tiene su propia historia y fundamento para tomar opciones. Lo que Chile sí puede decir es qué y por qué lo ha hecho: Uno, Chile tomó la opción de apostar a la economía de mercado para buscar su desarrollo y aplicó casi todas las recetas de lo que se ha dado en llamar el Consenso de Washington (CW): control de la macroeconomía y otros factores que están en la así llamada declaración, pero al mismo tiempo aplicó una receta que no está en el consenso. Es decir, el desarrollo de políticas públicas en favor de sectores postergados, para generar hacia ellos beneficios en campos como la educación, salud y viviendas, en especial los dos primeros. Toda la política pública sustentada en el crecimiento económico, donde se articulan el sector público y privado es lo que ha ido generando una suerte de crecimiento y desarrollo progresivos.

CH: ¿Podríamos hablar de un enfoque ante todo pragmático?

FRM: Hemos aplicado todo lo que estaba en el CW y que a estas alturas del desarrollo internacional no son recetas de izquierda ni derecha, sino de sanidad económica. Nadie quiere inflaciones desatadas, ni desequilibrios presupuestarios. Entonces, lo que se necesitan son políticas económicas serias. Y cuando se tienen esas condiciones en acción, en paralelo deben existir las condiciones para que se produzca el crecimiento económico. Y el crecimiento económico entonces no es público ni privado. Por ejemplo, en Chile tenemos dos o tres sectores que consideramos que es mejor que queden en el sector público, como es el cobre, lo cual no excluye también la presencia de empresas privadas con las cuales se llega a acuerdos para que trabajen en determinados yacimientos.

CH: Y llegado este punto, ¿dónde percibe usted las similitudes con lo que está ocurriendo en China?

FRM: Yo las percibo como visiones que comparten perspectivas comunes, más allá del ámbito político distinto de cada país. En China eso se da en la búsqueda de la sociedad socialista armónica, que quiere decir crecimiento económico, buenas cifras en los resultados, manejos cada vez más serios de la economía y mejoramiento de las condiciones que propicien esta situación, a la vez que se establecen políticas públicas que permitan que un enorme sector poblacional reciba el apoyo que su desarrollo social requiere. En Chile, lo llamamos cohesión social, la cual ha marcado todo este proceso de desarrollo chileno. O sea, usted no tendrá capacidad de exportar al mundo si en el país hay desequilibrios que provoquen tensiones Usted no llega al mercado si su país pasa por inestabilidades permanentes. Para tener un riesgo-país bajo, la cohesión social es fundamental. Y Chile ocupa una de las más bajas posiciones en el mundo en cuanto a nivel de riesgo. Por ello, cuando se necesitan mil millones de dólares, si se piden desde Chile para un determinado proyecto – y eso lo saben los inversionistas y las empresas – cuesta mucho menos el dinero que lo que le cuesta desde otro país, gracias a las garantías que ofrece nuestra estructura pública

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