Cultura, nuevo capítulo en el diálogo chino con el mundo

Por ZHANG XUEYING

En 2005, el Producto Interno Bruto de China alcanzó el cuarto puesto mundial, en momentos en que la etiqueta “Hecho en China” aparece en todos los mercados del orbe. Ahora China aspira a mejorar su comunicación con los demás países, colocando sus productos culturales a la altura de su galopante desarrollo económico

Cai Mingzhao, vicepresidente de la Oficina de Información del Consejo de Estado y presidente del Grupo Editorial Internacional de China.
Cai Wu, presidente de la Oficina de Información del Consejo de Estado.

En el foro expertos y eruditos intercambian opiniones sobre la comunicación de China con los demás países del mundo.

EN fecha reciente, Zhao Qizheng, ex ministro de la Oficina de Información del Consejo de Estado, afirmó que “contrario a los positivos resultados obtenidos por China en su balanza comercial exterior, existe una situación desfavorable en el intercambio cultural y la comunicación con otros países”.

“Si bien es cierto, continuó el alto funcionario, que hoy se habla de un entusiasmo generalizado en el planeta por la lengua china, y que en las escuelas estadounidenses más de 20.000 jóvenes estudian nuestro idioma, vemos como contrapartida que un millón de ellos estudia francés”.

 

Steve Chan, presidente de la Compañía Limitada Coca-cola de China Yang Lan, presidenta del Fondo de Cultura Sol.
Wu Jianmin, subsecretario general del Comité Nacional de la Conferencia consultiva Política del Pueblo Chino. Zhou Mingwei, vicepresidente ejecutivo del Grupo Editorial Internacional de China.

Zhao se dirigía a los asistentes al Foro de Comunicación Intercultural de Beijing de 2006, el cual contó con los auspicios del Centro de Investigaciones sobre la Comunicación Internacional, del Grupo Editorial Internacional de China, y la presencia de varias personalidades reconocidas en el terreno del intercambio cultural y la comunicación internacional.

Para tener una mejor idea de qué situación reflejan las palabras de Zhao, acudamos a las cifras. En 2004, China importó más de 4.000 títulos de libros de Estados Unidos, a donde, a su vez, exportó sólo 14 categorías. Del Reino Unido importó más de 2.000 tipos, pero sólo le exportó 16.

En el campo de las representaciones escénicas, de 1999 a 2002, más de 280 conjuntos rusos realizaron giras por China, en contraste con apenas 30 conjuntos chinos que actuaron en Rusia. En el cine, de 2000 a 2004, China importó más de 4.000 películas y obras cinematográficas. En igual período fueron contadas las salidas de filmes chinos al exterior.

¿Es que no gusta la cultura china?

Hace más de mil años, la cultura china se transmitió junto con la seda, el té y la porcelana a Europa y las regiones asiáticas. Pasada la época media de la dinastía Ming (alrededor del siglo XVI) el país entró en un período de auge del intercambio cultural y comercial con el mundo exterior. China, país rico y misterioso mencionado por Marco Polo en sus memorias de viaje, atrajo a comerciantes de España, Portugal, Inglaterra, Italia, Dinamarca y Suecia, los que establecieron relaciones comerciales con China, e incluso algunos enviaron a diplomáticos para formalizar lazos. Las cuatro grandes invenciones chinas, a saber, el papel, la imprenta, la brújula y la pólvora, han contribuido mucho al proceso de la civilización mundial. Entonces, ¿qué le falta a la cultura china?

El famoso escritor Yu Qiuyu visitó la feria mundial de Hannover (Alemania) en 2001 y la de Aichi (Japón) en 2005. Al respecto afirma: “Antes de la inauguración de la feria de Hannover, los medios de comunicación realizaron una encuesta entre el público para determinar la sala favorita. La sala china ocupó el segundo lugar”. Sin embargo, la mayor parte de los visitantes pasaron rápidamente por su lado, sin apenas reparar en ella. “Nos costó mucho preparar la sala espaciosa, pero fueron pocos los que entraron y menos los que entendieron. Lo mismo ocurrió en la feria de Aichi”.

A su juicio, a la sala china le faltó agilidad en el diseño, en comparación con la sala alemana; careció asimismo del sentido del humor de la sala francesa; no tuvo el espíritu renovador de la muestra japonesa; tampoco la accesibilidad y hermosura del pabellón coreano, “la sala china parece monótona, arrogante, complicada y conservadora, sin sentido de sabiduría, renovación, imaginación ni efecto interactivo”, añade.

Wu Jianming, experimentado embajador de China, considera que lo ocurrido responde a la falta de un sentido de comunicación. Al respecto, considera: “En repetidas ocasiones, amigos extranjeros me han pedido libros que presenten la cultura china, pero no he podido encontrar títulos ideales a esos efectos”.

Larry A. Samovar, profesor del Insituto de Comunicación de la Universidad Santiago, en EE.UU., estima: “La habilidad de la comunicación transcultural resulta de suma importancia para el público actual. Se trata de un imperativo crear un puente de entendimiento entre diversas culturas”.

La importancia de conocer al rival

“Si quieres que la gente te conozca, debes empezar por conocerla”, indica Shirley Young, quien se ha dedicado por muchos años al intercambio cultural entre China y EE.UU., y ayudó en 2005 al Ministerio de Cultura de China a preparar el Festival de Cultura China en el Centro Kennedy, al que acudieron cerca de 400.000 visitantes. El evento recibió grandes elogios de los principales medios de comunicación de ese país. El diario New York Times citó a Elizabeth Economy, responsable de la oficina de estudios asiáticos de la Academia de Diplomacia de EE.UU., en el sentido de que la muestra permitió conocer todas las positivas influencias que China ha tenido en el mundo. Cualquier actividad de este tipo sirve para presentar una imagen de China más completa.

Tomando como ejemplo la película Tigre y Dragón, merecedora de un premio Oscar, Shirley Young considera que ésta no sólo satisface el sentido estético de los occidentales, sino que también describe finamente la abstinencia de la mujer, algo que incita la curiosidad de las espectadoras estadounidenses.

El principio de “partir de los seres humanos” es base para un humanismo que comprende naturaleza, simpatía y derechos humanos. Debemos impulsar la influencia de la cultura china en este aspecto, revela Yu Qiuyu.

Sin embargo, también hay que tratar de evitar los malentendidos provocados por las diferencias culturales. Zhao Qiguang, profesor de la Universidad de Carleton, rememora las manifestaciones de estudiantes chinos en la Universidad Nankai, en Tianjin, tras el bombardeo de la OTAN en 1999 a la Embajada china en Yugoslavia. Entonces el simple signo “V” hecho por un estudiante de un país de la OTAN provocó la ira de los estudiantes chinos, pues para ellos “V” significa victoria. En un simposio donde participaron estudiantes chinos y extranjeros, cien por ciento de los estudiantes chinos consideraron que este signo significa victoria, mientras que igual porcentaje de estudiantes estadounidenses dijo que “V” representa la paz.

Según los especialistas, hace falta invitar a los profesionales extranjeros para intensificar la comunicación. En la solicitud de la sede de los Juegos Olímpicos de 2008 para Beijing, y para la feria internacional de 2010 en Shanghai, hubo participación de expertos extranjeros de la firma Ogilvy & Mather Public Relation, una de las diez empresas más renombradas en el mundo en relaciones públicas, y de la famosa Weber Shandwick Worldwide.

Según los especialistas, los chinos tienen que elevar la calidad de su personalidad. “No es difícil presentar la antigua civilización y el desarrollo de China; lo difícil es cómo conmover a la gente. Los Juegos Olímpicos no sólo presentan actividades deportivas, sino también la civilización social y el espíritu del pueblo. Para cada individuo chino, su modo de andar, su mentalidad de apertura y generosidad formarán parte de la buena imagen china”, explica Yang Lan, quien fue designada como embajadora para solicitar los Juegos Olímpicos 2008.

China ha empezado a presentar su imagen moderna con medios más eficaces, como es el caso de los Institutos Confucio establecidos en muchos países para la enseñanza del idioma chino y la promoción del kungfu. Sin embargo, la inversión china en la cultura es todavía limitada, en comparación con su desarrollo económico global. Como bien ha señalado Li Haibo, editor en jefe de China Hoy, “El trabajo del intercambio transcultural es duradero y difícil”.

Los delegados tienen la palabra

Zhao Qizheng, ex presidente de la Oficina de información del Consejo de Estado

La difusión e influencia de la cultura china en el exterior es mucho menor que lo que merece la profundidad de la cultura china. Para los extranjeros, China significa la Gran Muralla, o el oso panda, pero esto no es toda la cultura china. Ahora existen muchos malentendidos sobre China, los que se provocan por diversas causas, pero en realidad se debe a las diferencias culturales. Estas crean muchos obstáculos en cuanto a idioma, modo de expresarse, comunicación, transmisión, entendimiento y cooperación. Por lo tanto, es importante dialogar, poniendo el énfasis en acercar a diferentes culturas.

 

Cao Jingxing, subdirector del Canal de Noticias Fénix, de Hong Kong:

El llamado “poder blando” de un país se refiere a su capacidad de conocer el mundo exterior, asimilar otras civilizaciones y armonizar con otros países. Hay que prestar atención a las orientaciones de “salir para entrar al mundo” e “invitar al extranjero al país”. La segunda tendrá mayores repercusiones por medio de la propaganda.

 

Yu Qiuyu, famoso escritor y erudito

Para el intercambio cultural, el obstáculo principal no es de índole técnica; se trata del factor mental. El primero puede superarse a través de la traducción, la información mediática y canales similares. Lo más importante es adoptar una actitud positiva ante esta labor. A mi juicio, primero debe reconocerse que la cultura tiene un valor espiritual para toda la humanidad; segundo, se deben reconocer las diferencias de formas entre las culturas.

 

Song Zhiming, presidente de Ogilvy & Mather de China

Si queremos promover la cultura popular, tenemos que dominar tres puntos: primero, el espíritu de apertura; segundo, la autoconfianza; tercero, el espíritu de renovación. El hecho de que algunas marcas chinas intenten ponerse nombres extranjeros, o tratar de salir al mercado como una marca occidental más denota la falta de autoconfianza. Sin embargo, algunas marcas famosas mundiales, como Adidas y Nike, emplearon elementos de la cultura china para sus productos. ¿Por qué no lo hacen también las marcas chinas?

 

Shirley Young, ex vicepresidenta de General Motors

Desde hace mucho tiempo la cultura china y los valores nacionales chinos ocupan un destacado sitio como encarnación del espíritu chino. A una nación no sólo se le admira por su poder, sino además por su fuerza moral.

 

Zhao Qiguang, director del Departamento de Lenguas y Literaturas de Asia del Instituto Caleton, EE.UU.

El despegue real de una nación no sólo se mide por medio de su poder económico y militar, sino también por la influencia de su cultura y lengua. La antigua Grecia, Roma y la China de las dinastías Han y Tang fueron potencias mundiales, prestas a abrirse al mundo, a abrazar otras culturas y a compartir su cultura con otros.

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