¿Qué quieres que te regale?
REGALAR en China ha sido por mucho tiempo un tema complicado.
En épocas pasadas, por defecto, y en la actualidad, en
atención a cierto exceso. Me explico: Cuando el país
sobrevivía con las limitaciones de la economía centralizada,
apenas había qué comprar. Se respiraba, eso sí,
un aire de cierta igualdad, pero al final ésta resultó,
ante todo, penuria compartida. Por lo tanto, llegarle a alguien
con un cupón para comprar azúcar, o cualquier otro
de los muchos artículos deficitarios de la época,
era poco menos que una bendición. Algo que se agradecía
por muchos años. No menos apreciado era entregar sellitos
con la imagen del Presidente Mao, todo un objeto de culto en aquellos
años, como reconocimiento por un cumpleaños o boda.
Transcurridas casi tres décadas de reforma económica
y apertura al exterior, China se erige hoy en fábrica del
mundo, en especial de esos objetos que, por pequeños y
en apariencia insignificantes, casi nadie se atreve a producir,
pues no suelen resultar rentables. ¡Pero amenizan tanto
la vida! Hoy el mercado chino está repleto de esas y otras
opciones, para ofrecer al resto del mundo y también para
calmar el ansia de sus propios habitantes. Y he aquí el
otro extremo: ¿cuál es el objeto apropiado, entre
tanto capricho disponible, que complacerá al receptor del
mismo, dejándole un recuerdo imperecedero por quién
sabe cuánto tiempo? La respuesta la ensayamos en nuestro
reportaje especial de este número, en el cual, entre otros
temas, ofrecemos algunos consejos sobre la etiqueta del regalo
en China.
Y ya que de regalos se trata, China y Chile acaban de re-galarse
mutuamente un magnífico Tratado de Libre Comercio, que,
no dudamos, dará mucho que hablar en poco tiempo. Las perspectivas
no pueden ser mejores: adiós aranceles y súmense
a los bienes que ya se intercambian -que nece-sariamente deberán
aumentar- los servicios y los capitales. Dos de las economías
más vibrantes del planeta se entrelazan y descubren cuanto
las acerca. Para más señas, ambos países
celebraron al cierre de 2006 sus 36 años de relaciones
diplomáticas. Apercibidos de la importancia de los hechos,
en este número incluimos varios artículos relacionados
con el tema y una entrevista al embajador chileno en China, Fernando
Reyes Matta, quien, promotor cultural de altura, ya tiene a los
músicos chinos tocando Yo vendo unos ojos negros y Si vas
para Chile. ¡De película!
Y películas, al menos colombianas, no nos faltaron en
Beijing y Shanghai para clausurar el año. Fue una muestra
por todo lo alto, inaugurada por el vicepresidente de la nación
sudamericana, Francisco Santos Calderón, quien, tras días
de negociaciones con las más altas autoridades anfitrionas,
se marchó de China con la certeza de que ya es hora, según
sus palabras, de poner los ojos en el Oriente.
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