La celebración divina del fuego
Por DONG YINCHUN
EL
fuego es un tema común para la mitología de diferentes
etnias: los antiguos griegos honraron a Prometeo por haber robado
el fuego a los dioses en beneficio de la humanidad. Los chinos
de la antigüedad admiraron a Suirenshi, quien obtuvo el
fuego frotando trozos de madera. Los Axi, grupo minoritario
chino de la etnia yi, que vive en el distrito de Mile, provincia
de Yunnan, tienen a Mudeng como héroe sagrado, pues fue
él quien les entregó el preciado don.
El distrito de Mile está en el sureste de Yunnan, a
143 km de Kunming, ciudad central de la provincia. Durante mi
estancia en Mile, me contaron dos leyendas de los axis relacionadas
con el origen del fuego.
En tiempos muy antiguos la tribu Axi utilizó el fuego
natural. Pero en cierta ocasión una inundación
extinguió el último vestigio de fuego. Recién
despuntaba la primavera en febrero y hacía mucho frío.
Los ancestros Axi daban saltos, se frotaban las manos o se abrazaban
entre ellos para obtener el calor. Un hombre llamado Mudeng
creía que el fuego podía producirse con fricción.
Convencido de ello se sentó en un tronco y frotó
sobre el mismo un trozo de madera hasta que se produjo el fuego.
Para expresar su gratitud al héroe, los axis denominaron
al fuego como Mudeng.
El segundo cuento dice que hace mucho tiempo los antepasados
de los axis vieron una bola luminosa que caía sobre un
árbol. Creyendo que era un tesoro, utilizaron ramas de
árbol para cogerla. Al hacerlo, las ramas se encendían.
Era la primera semilla del fuego.
Los
axis celebran una ceremonia alegórica el tercer día
del segundo mes lunar (alrededor de mediados de marzo), cuando,
se supone, Mudeng creó el fuego. En la ocasión
los lugareños representan la leyenda, a la vez que piden
al espíritu de Mudeng que les conceda seguridad, felicidad
y prosperidad. En la actualidad, esta ceremonia sólo
se observa en dos aldeas, Qifei y Hongwan. La segunda lo hace
con mayor solemnidad.
Llegué a esta aldea, donde habitan unas 300 familias
y más de 1.300 habitantes, un día antes de la
ceremonia, justo cuando ocurría el ritual del culto al
Dios de la Montaña, preludio de la ceremonia del fuego
del día siguiente. Esta costumbre es patrimonio de muchas
etnias chinas, que adoran primero al Dios de la Montaña
y después al del fuego.
Los
axis de Yunnan se consideran descendientes del tigre y observan
el totemismo, con la imagen del felino como tema central. Practican
asimismo el galicismo, con el cual rinden adoración al
falo como fuente de fertilidad. Sienten asimismo gran respeto
por las calabazas y las piedras, a la vez que veneran a sus
antepasados, los héroes, los objetos divinos, los demonios
e incluso dioses naturales como el del fuego y el agua.
Detrás de un bimo llegué a la montaña
Mizhi, a dos km de la aldea. El bimo es la persona
que lee escrituras y sutras y sirve de puente entre los aldeanos,
sus antepasados y varias formas de deidades. No en balde suele
ser el más inteligente y mejor informado en la aldea.
Procuré charlar con él para conocer más
de la cultura local, pero no sabía putonghua (habla china
estandarizada). Aún me enteré de que su nombre
es He Yuzhong y tiene 65 años.
La
ceremonia del culto a la montaña es bastante sencilla.
Todo sucedió en un bosque. Dirigido por el bimo,
algunos aldeanos llevaron un puerco al Arbol Divino de Mizhi.
Después que el bimo leyó su oración,
unos hombres desnudos y con los cuerpos pintarrajeados en varios
colores saltaron de detrás de los árboles, gritando
y esgrimiendo cuchillos, con los cuales procedieron a sacrificar
al marrano. Luego colocaron la cabeza del animal y arroz en
un altar al pie del Árbol Divino. El bimo
entonó un canto de oración solemne, acompañado
de una campanilla de bronce que él mismo sacudía
en la mano. Durante todo este proceso no se permitió
el acceso de mujer alguna al lugar. Tan pronto como el ritual
terminó, la montaña se vio nuevamente envuelta
en un mar de cantos y danzas.
Al día siguiente, el tres de febrero del calendario
lunar, todas las familias apagaron el fuego en su casa, después
de preparar el alimento y la bebida que debían servir
en la celebración del fuego. Dejaron la estufa y la chimenea
libres de cenizas, como parte del ritual de despedir al
fuego viejo para dar la bienvenida al nuevo. Para los
axis hay una distinción entre el fuego nuevo y el viejo,
el benigno y el malo. Ese es el sentido de la despedida.
Al romper el alba siguiente, los aldeanos se reunieron en la
entrada de la aldea, cantando y bailando para saludar a huéspedes
y visitantes de aldeas cercanas.
Al filo del mediodía, todas las familias presentaron
platos y bebidas en las mesas delante de cada casa, formando
una gran mesa de varios cientos de metros de largo, sobre la
cual se tendía el banquete del dragón.
Todos los presentes, ancianos o jóvenes, conocidos o
desconocidos, se sentaron juntos a comer y beber. Abundaron
los brindis y las tonadas tradicionales entre el sonido de tambores
y gongs, que precedieron al posterior desfile de bailes del
Tridente, del Machete, del Látigo Real y de la Luna de
los Axi.
Lo más llamativo de estos últimos fue el Baile
de la Luna de los Axi, a cargo de varias decenas de personas.
El origen de este baile se vincula al fuego. Cuentan que una
joven pareja Axi, Age y Ae, lucharon denodadamente en tiempos
idos contra los incendios forestales. Para hacerlo, debían
saltar constantemente sobre el suelo en llamas. Esos saltos
dieron origen al actual baile.
La fiesta tuvo su clímax sobre las tres de la tarde,
cuando bajo la presidencia del bimo, se representó
la obtención del fuego al estilo de Mudeng. Todo ocurrió
bajo el Árbol Sagrado del Fuego. Pero luego la concurrencia
siguió bailando y cantando por las calles aledañas,
portando una antorcha símbolo de la semilla del fuego,
a la par que gritaban Mudeng. Los hombres iban pintarrajeados
y desnudos; las mujeres con su ropa interior y varios ornamentos
colgados sobre el pecho.
La
ceremonia de culto al fuego fue interrumpida durante la
revolución cultural (1966-1976). Después
de la Tercera Sesión Plenaria del Undécimo Comité
Central del Partido Comunista de China, convocada en 1978, la
política de libertad de culto permitió restaurar
esta ceremonia, aunque ya se habían perdido algunas rutinas
complicadas de la ceremonia tradicional.
A partir de 2004, el gobierno local comenzó a patrocinar
la ceremonia, para lo cual invirtió 200.000 yuanes, para
invitar a famosos actores y conjuntos de danza folclórica.
En los años siguientes, la ceremonia atrajo a muchos
visitantes del exterior, para beneficio de la actividad turística.
Información al turista:
El transporte: El distrito de Mile está en el norte
de la prefectura de Honghe y queda a 143 km de Kunming. De la
terminal cercana a la estación de ferrocarril de Kunming
parten autobuses diariamente para Mile, a un costo de 49 yuanes
por persona. Hay 22 km de camino asfaltado desde Mile al poblado
Xiyi. El precio del minibús es de 8 yuanes y 40 el taxi.
De Xiyi a la aldea Hongwan hay 5 km de camino asfaltado en 2006.
Por él circulan triciclos motorizados que cobran 3 yuanes
por persona y 15 en total.
Alojamiento:
No hay hostal formal ni restaurante en la aldea Hongwan. Se
puede alquilar a las familias locales. En el período
de ceremonia del fuego, el gobierno local arregla alojamiento
y comida de dos días con los aldeanos, a un costo de
100 yuanes por persona (incluidos el banquete del dragón,
una tarjeta de VIP y un sombrero). Si está en Xiyi, donde
tampoco hay hostal, pero hay restaurante, se puede vivir en
la casa del jefe de aldea por 10 yuanes por persona. En Xiyi
la comida no es cara y 15 yuanes pueden satisfacer a dos personas.
El tallarín de arroz es la comida típica, que
se vende a 1 yuan por tazón chico y a 2 yuanes el tazón
grande. Es aconsejable llevar saco de dormir.
Quienes conduzcan coches pueden alojarse en la capital del
distrito de Mile, donde hay hoteles de diferente categoría,
con precios que oscilan de 40 a 200 yuanes.