Un toque humano en el taller mundial
Por XIN XIN
-En
la actualidad, no se concibe emprea exitosa que no tome
en cuenta su responsabilidad social. Lo contrario e nadar
contra corriente, exponiéndose al fracaso más
tarde o más temprano.
En tiempos de globalización económica, se
acentúa la competencia entre todo tipo de empresas,
independientemente de su especialidad. Pero ya no se mide
el éxito empresarial simplemente con los indicadores
de ganancias y capacidad de lucro. Hay patrones laborales
internacionales que exigen ser respetados, so pena de que
los incumplidores sean considerados simples maquiladoras,
para usar la traducción menos dura del vocablo inglés
sweatshop. Toca entonces a las compañías
chinas comenzar a observar con obligatoriedad el tránsito
de simple ente económico al de institución
de responsabilidad social.
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Con frecuencia, medios de prensa en el extranjero se refieren
a la industria manufacturera china catalogándola
de gigantesco taller explotador. Con el fin
de mejorar la situación, resulta imperativo poner
en práctica el SA8000, norma de responsabilidad social
internacional, emitida en 1997, con el fin de proporcionar
un asidero legal a la moral empresarial. Sus objetivos,
entre otros, son contar con una auditoria especializada
que se encargue de velar porque no ocurran casos discriminatorios,
a la vez que se capacita a los supervisores y gerentes para
desarraigar la coerción e implantar la transparencia,
el respeto, la imparcialidad y el orgullo de trabajar en
la organización. También se pronuncia por
el respeto al medio ambiente. Por el momento, más
de 50 transnacionales con representación en China,
como Carrefour, AVON, GE, han aplicado la norma a sus proveedores.
Algunas incluso han establecido departamentos pertinentes.
Wal Mart, la principal cadena minorista mundial, ha instalado
grupos supervisores exclusivos en varias ciudades del delta
del río de la Perla. Desde 1997, más de 8.000
empresas a lo largo de la costa han recibido examen de responsabilidad
social por parte de compañías transnacionales.
A numerosas empresas que no han calificado se les ha anulado
la licencia de suministro. Una investigación de la
Cámara de Comercio de EE.UU. muestra que más
de 50 por ciento de las empresas transnacionales y mixtas
que comercian con China, han dejado en claro que sólo
renovarán sus contratos de compra con las compañías
chinas si éstas aplican el criterio de obligación
social empresarial.
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El investigador asociado Zhao Qiong, del departamento de
desarrollo moderno de la Academia de Ciencias Sociales de
la provincia de Guangdong, confeccionó un análisis
sobre la carencia de responsabilidad social de las empresas
manufactureras del delta del río de la Perla. En
las mismas -todas de uso intensivo de mano de obra-, existen
numerosos problemas relacionados con contratos laborales,
disputas entre trabajo y capital, seguridad e higiene laboral,
seguro social, garantía de los derechos e intereses
de las mujeres. La indiferencia frente a las necesidades
de los trabajadores ha traído como consecuencia una
ausencia notable de mano de obra en la zona. Solamente en
la provincia de Fujian, hay 60.000 plazas vacantes en el
sector manufacturero.
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Mientras por una parte las firmas extranjeras pugnan por
instalar las barreras técnicas, por la otra aumenta
por días la cifra de comerciantes chinos que comienzan
a tener conciencia sobre las responsabilidades sociales
que una empresa debe asumir. Tomemos el caso del sector
de exportaciones textiles, puntero en el comercio exterior,
pero por igual plagado de problemas pendientes. Con el fin
de adaptarse a las reglas internacionales, la Cámara
Nacional de Industria Textil de China elaboró en
marzo el CSC9000T, sistema administrativo de responsabilidad
social de las empresas textiles locales, que se puso a prueba
en la agrupación industrial Zhangcha de la ciudad
de Foshan, en la sureña provincia de Guangdong. La
CSC9000T abarca diez aspectos, a saber, contrato laboral,
niños obreros, trabajo obligado, horario laboral,
honorarios y bienestar, organizaciones sindicales y derecho
a las negociaciones colectivas, discriminación, acoso
y maltrato, salud y seguridad laborales.
Al principio de 2006, el sector de juguetes se sumió
en una súbita crisis, pues los compradores extranjeros
señalaron que, a partir del 1 de enero, no harían
nuevos pedidos si las empresas no pasaban la certificación
de ICTI (Reglas comerciales de la asociación internacional
de juguetes). La denuncia provocó una fuerte reacción
del sector. Algunos medios de prensa chinos consideraron
a ICTI como una barrera técnica, que define claramente
el tiempo de trabajo y los honorarios. Guo Zhuocai, vicepresidente
de la Cámara de Juguetes de Guangdong sostiene que
ICTI es una regla moral que refleja la nueva tendencia de
desarrollo social. El último punto incluye virtud
comercial, derecho laboral, protección ambiental
y prestación social. Lo cierto es que la aplicación
de la certificación de la norma ICTI no implica la
imposición de una barrera técnica, por el
contrario, se trata de un vía que permite a las empresas
mejorar su perfil y adaptarse a la corriente de desarrollo
mundial. Él cree que hoy día la competencia
de juguetes es cada vez más aguda. De acuerdo con
este funcionario, si no hay cambio radical en la actitud
de las jugueteras chinas, habrá un estancamiento
del sector.
A tono con la época, muchos grandes conglomerados
comerciales del país ponen un poco de atención
al tema. Así lo demuestran empresas como Shanghai
Baosteel Co., Ltda., al elaborar el Informe de responsabilidad
sobre medio ambiente. En medida similar, la aseguradora
Pingan de China emitió su Informe sobre
el ciudadano empresarial. A ellas se suman la Compañía
Nacional de Petróleo Marítimo, la Estatal
de Explotación e Inversión y la Internacional
de Contenedores de China, que también incluyen la
obligación empresarial como objetivo de administración.
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La condición de China como país en vías
de desarrollo y las evidentes imperfecciones de la economía
de mercado han incidido en la poca atención que hasta
la fecha se ha deparado a la misión social de las
empresas. Una encuesta hecha por Internet en abril muestra
que 34 por ciento de los encuestados cree que la responsabilidad
social que las compañías chinas deben cumplir
en primer lugar es garantizar la seguridad de sus productos,
mientras 25 por ciento seleccionó la protección
ambiental. El concepto benéfico figura en último
lugar, o sea, la consideración de sólo 9 por
ciento de los encuestados.
Al tratar de adaptarse al mercado local, muchas compañías
transnacionales optan por evadir responsabilidades. Esto
se refleja en el Informe de China sobre transnacionales
de 2006, emitido por el Centro de Análisis
de Transnacionales del Instituto de Estudios de Ministerio
de Comercio, cuando se señalan acontecimientos críticos
ocurridos en 2005 en 12 firmas, entre ellas la heladera
Häagen-Dazs cuyos productos para cocina no contaban
con licencia sanitaria, la Kraft, cuyas galletas contienen
componentes transgénicos. Unas cuantas transnacionales
violan lo establecido por la responsabilidad social y las
normas morales al efectuar cohecho comercial y eludir impuestos.
Algunas bajan los salarios y en otras la seguridad laboral
brilla por su ausencia.
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Para 60 por ciento de los interrogados, el gobierno debe
ser la principal fuerza motriz detrás de la popularización
del concepto de responsabilidad social. A la vez que pugnan
por mejorar el ambiente mercantil y combatir el cohecho
comercial, las autoridades promueven la consideración
de la obligación social como índice importante
para evaluar el desempeño empresarial. Wang Licheng,
presidente del Grupo Holley indica en relación con
el cohecho comercial: Se trata de tumor maligno que
obstaculiza el avance saludable de las empresas chinas.
Si no le extirpa de raíz, hará que las prácticas
comerciales sean cada día peores.