Represa de Las Tres Gargantas:

Kilovatios de prosperidad para China

Por ANGEL LA ROSA MILANO

El pasado mes de mayo fue completada la estructura principal de la represa del reservorio Las Tres Gargantas, el proyecto hidroeléctrico y de control de inundaciones más grande del mundo. Según Li Yong’an, director general de la construcción de la colosal obra, es el “proyecto más grande realizado por el pueblo chino en miles de años”.

En la primavera de 2003, durante un recorrido de 25 días por el río Yangtsé, tuve oportunidad de ver la gigantesca represa, y aunque para ese entonces no había acceso de los turistas a la construcción, pude apreciar desde el autobús que nos llevaba al puerto, y desde el propio embarcadero, no sin asombro, sus imponentes dimensiones.

Ante ese portento de energía, experimenté la misma sensación de sobrecogimiento que tuve al ver de cerca la Gran Muralla china, la Ciudad Prohibida y la ferrovía – en construcción – del transtibetano.

Cuando refiero a familiares y amigos en mi país, Venezuela, y en otras partes del mundo, mis experiencias con esas obras, les explico que, en mi opinión, hay algo en esta cultura que los lleva a concebir empresas tan ambiciosas como el proyecto de Las Tres Gargantas. Pero, hay quienes sugieren que los factores más determinantes en la concepción de esos titánicos proyectos, son la gran necesidad que imponen la enorme población china y la complicada geografía de este país, así como su gigantesca fuerza laboral, la mayor del mundo. Coincido a medias con esa posición.

Ciertamente, a lo largo de su historia, el pueblo chino ha confrontado y superado grandes adversidades internas y externas, producto de lo cual ha desarrollado una encomiable capacidad de lucha y de trabajo. Y, en relación a la abundante mano de obra china, también es cierto que facilita enormemente la realización de trabajos de gran envergadura. Pero, hay algo más. Cuando pienso en la voluntad, energía, y dedicación que requirieron empresas de naturaleza distinta como la “Gran Marcha” y la Gran Muralla, por ejemplo, entiendo que en la cultura china hay un marcado componente de osadía, un afán de trascendencia que los hace atreverse a imaginar, primero, y a materializar, después, esos colosales proyectos. Es, tal vez, la misma condición cultural que los hace creer – como en las películas chinas de artes marciales- que pueden realmente volar y caminar sobre las aguas, entre otras capacidades sobrehumanas.

Reservorio de beneficios

Cuando se inició el proyecto en 1993, la magnitud del mismo lo puso rápidamente en el centro del debate internacional. Una empresa de esas dimensiones, como es lógico, tiene un costo ambiental igualmente alto, lo que inicialmente generó preocupación y críticas razonables dentro y fuera de China. Y aunque sí hay un fuerte impacto ambiental, el gobierno chino ha invertido cuantiosos recursos en investigaciones multidisciplinarias, destinadas a evaluar la magnitud del efecto y sus repercusiones socio-ambientales, a corto, mediano y largo plazos. La decisión de llevar a cabo el proyecto fue el resultado de años de estudios exhaustivos, los cuales concluyeron que los beneficios superaban con creces las desventajas, por lo que se justificada plenamente la construcción de la represa.

Además del fuerte debate sobre el impacto al ecosistema del reservorio, entre las mayores preocupaciones suscitadas por la construcción de la represa se cuentan el masivo desalojo y la compleja reubicación de numerosas poblaciones asentadas por siglos en ambas riberas del río, así como la subsiguiente alteración de su tradicional modo de vida. Ciertamente, experimentamos sentimientos encontrados mientras avistábamos desde el ferry, o recorríamos en carro y a pie calles, y poblaciones enteras que en pocos meses estarían totalmente sumergidas bajo las aguas del Yangtsé.

Pero también vimos “la otra cara de la moneda”: Más arriba del lugar de los antiguos asentamientos ribereños, en tierras más altas entre las montañas, se construyen aceleradamente - desde que se inició el megaproyecto del reservorio – nuevos y modernos complejos urbanísticos para los residentes de los antiguas poblaciones. Visitamos varias de estas mini-ciudades, y al recorrer sus avenidas y compartir con sus habitantes, respiramos un aire de bienestar y progreso.

Obviamente, esas incipientes comunidades experimentarán cambios en el modo de vida que tuvieron por generaciones. Pero, anteriormente, las constantes y devastadoras inundaciones provocadas por el Yangtsé, y su relativo asilamiento geográfico nunca les permitieron obtener real provecho de su condición portuaria fluvial, e imposibilitaron su adecuado desarrollo socio-económico. Ahora, la represa, con su capacidad de controlar el nivel del agua del portentoso Yangtsé, mejorará ostensiblemente la navegabilidad del río, y con ello, el sistema de transporte fluvial. Además, incrementará la actividad pesquera. Adicionalmente, el gobierno ordenó el cierre de 1.000 compañías contaminadoras del río. Todo lo anterior se traducirá en enormes beneficios socio-económicos para los nuevos asentamientos a lo largo del gran Yangtsé.

La zona del Delta, del Yangtsé en particular (contribuyente de un tercio del PIB de China, y consumidora, igualmente, de un tercio de la energía del país) se beneficiará directamente de la electricidad que generará la represa, vital para el crecimiento económico de la región oriental de China, uno de los pilares del desarrollo del país.

Reservorio de voluntades

Junto a la descomunal estructura de la represa, propiamente dicha, el reservorio de las Tres Gargantas incluye otros trabajos no menos impresionantes, que hablan de la tremenda magnitud del proyecto, y de la voluntad y la capacidad del pueblo y el gobierno chinos para llevarlo a cabo, así como del notable desarrollo técnico-científico alcanzado por China en años recientes. Entre las obras más impactantes que contemplé durante el viaje se cuentan las labores de reforestación de las estribaciones montañosas a lo largo de cientos kilómetros en ambas márgenes del Yangtsé; la construcción de gigantescos muros de contención, o encofrado, en los numerosos futuros puertos fluviales; los exhaustivos trabajos de demolición y remoción de escombros en las antiguas poblaciones ribereñas.

En los próximos años China se convertirá en el mayor consumidor de energía a nivel mundial. El gigante asiático tiene una necesidad vital de la electricidad que generará la represa de Las Tres Gargantas. El crecimiento económico que posibilita el desarrollo y la modernización del país requiere energía eléctrica para mantenerse “encendido”. El gobierno chino - como cualquier otro gobierno del mundo - tiene la responsabilidad última de garantizar el bienestar de su pueblo, satisfaciendo las urgentes necesidades de la nación. Y la gigantesca población de China, de 1.300 millones de habitantes, exige a sus gobernantes ideas y acciones sumamente ambiciosas, que han sido posibles gracias a la osadía de los chinos.

Vayan, pues, nuestras sinceras felicitaciones al gobierno y pueblo chinos por la culminación de la estructura principal de la represa de Las Tres Gargantas, y nuestros mejores deseos de que cuando esa enorme construcción de 185 m de alto y 2.309 m de largo esté del todo culminada en 2008, genere al pueblo chino 87.700 millones de kilovatios-hora al año de prosperidad y felicidad, tan merecidas.

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