¡Ánimo, animadores chinos!

 - El mercado de los dibujos animados en China, donde las compañías occidentales y japonesas han ejercido dominio por largo tiempo, podría abrir en breve un espacio a los realizadores locales.

Por LUO YUANJUN

QUIENES han dedicado años, esfuerzos y talento al fascinante mundo de los dibujos animados en China, viven pendientes hoy de un prometedor rayito de esperanza. La Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión (AERCT) anunció el 26 de abril de 2006, que los productores de historietas del país gozarán de un nuevo apoyo, incluidos impuestos sobre ventas y toda una gama de otras políticas preferenciales.
De hecho, ésta no ha sido la primera propuesta de la AERCT con vistas a resucitar la industria doméstica de la animación. En 2004, dicha entidad fijó en 60 por ciento la proporción mínima de historietas chinas en el conjunto de materiales de ese tipo que se pasen por los canales nacionales. Al año siguiente, organizó el primer Festival Internacional de Historieta y Dibujos Animados de China, en la oriental ciudad de Hangzhou. El segundo se realizó en abril pasado. Numerosos expertos del tema acudieron al festival, que resultó un sonado éxito. Así las cosas, podría decirse que atrás quedan los tiempos tenebrosos para la industria de las historietas animadas chinas.

Enorme potencial

En 1926, los hermanos Wan crearon el primer cortometraje de animación de China, con el título de Alboroto hilarante en un estudio de arte. Desde entonces, los dibujantes chinos han producido una infinidad de obras clásicas, muchas de las cuales los adultos ya mayores recuerdan con cariño. Cabe mencionar El vagabundo huérfano Sanmao (basado en una tira cómica sobre un muchacho pobre con tres cabellos en la coronilla), Alboroto en el cielo, y Nezha hace estragos en el mar. Pero a pesar del gran desarrollo tecnológico que les acompaña, los dibujantes de hoy no han podido divertir al público de la misma manera que lo hicieron sus precursores.

En China, sin dudas, existe una enorme demanda de animación: A finales de 2005, había en todo el país 50 canales para niños, y tres de este corte contaban con difusión nacional. En conjunto, los mismos emiten un millón de minutos por año, pero en 2005, apenas 42.700 de esos minutos quedaron ocupados por productos "hechos en China". La brecha la llenaron inevitablemente los productos extranjeros. Mientras tanto, El rey león, En busca de Nemo y otras superéxitos de taquilla extranjeros logran llenos completos en los cines chinos, dejando poco espacio para los productos nacionales en el mercado cinematográfico.

Wang Yongzhang, director de la Administración China de Industria Cultural, dice que las compañías japonesas y de EE.UU. absorben cerca del 80 por ciento de los beneficios por distribución de filmes animados en China. Cada año, estas firmas obtienen 600 millones de yuanes con sólo cinco personajes: El perro Snoopy, el ratón Miguelito, la Gatita Kitty, Pikachu (Pokémon) y Doraemón, el gato-robot.

El mercado de historietas de China es apoyado por sus 300 millones de chicos de menos de 14 años, quienes consumen anualmente alrededor de 60 mil millones de yuanes en artículos de escritorio, 35 mil millones en alimentos, 20 mil millones en juguetes, 90 mil millones en ropas y 10 mil millones en productos y libros audiovisuales relacionados con sus personajes animados. Los realizadores chinos también quisieran una tajada de tan promisorio mercado. En esta aspiración han recibido el respaldo del gobierno. Entre 2004 y 2005, la AERCT construyó 19 estudios de producción de películas animadas para cine y TV en varias partes del país. A finales de 2005, el número de estudios de historietas domésticos y autorizados había aumentado a 210, con más de 60 de ellos en Hangzhou.

Mientras tanto, los inversionistas extranjeros siguen empeñados en sacar todo el filo posible a este negocio lucrativo. Durante el II Festival Internacional de Cartones y Animación de China, se firmaron 39 contratos, con un valor total de 1.400 millones de yuanes. Tal cooperación es alentadora para la joven industria de la historieta de China - puede aprovecharse del auge actual y entrenar a ciertos talentos, mientras se gana en experiencia sobre la administración y comercialización de la historieta. Como muestra de esa colaboración la serie de animados para TV Los ojos divinos ganó el gusto del público en Singapur y Tailandia, lo que permitió a la Compañía Limitada de Animación Zhongnan firmar un contrato con una compañía estadounidense para construir un parque temático, con una inversión de mil millones de yuanes.

Cifras de la Asociación de Animación de China indican que esta industria nacional registró un aumento del valor total de 11.700 millones de yuanes en 2004 a 18 mil millones de yuanes (cerca de $220 millones de dólares) en 2005. Sin embargo, estas cifras incluyen una contribución significativa de fuentes extranjeras. Por su parte, las industrias de animación de Japón y de EE.UU. obtuvieron volúmenes de 9 y 5 mil millones de dólares en el año pasado, respectivamente. La industria china de animación aún tiene mucho que hacer para alcanzar el nivel avanzado del mundo, pero eso significa también que le queda mucho espacio para operar y eso siempre es buena noticia.

Talentos cruciales

Las encuestas han demostrado que 60 por ciento de los niños chinos prefiere historietas japonesas, mientras que 29 por ciento se decanta por las de origen estadounidense y europeo. Los productos hechos en la parte continental china, Hong Kong o Taiwan, combinados, ocupan apenas 11 por ciento.

¿De qué carecen las historietas chinas? Zheng Dongtian, del Instituto de Cinematografía de Beijing, afirma: "Muchas compañías de animación se quejan por la escasez de talentos. En realidad tienen muchas manos para colorear, pero les faltan mentes creativas que propongan ideas atractivas en cuanto a personajes y argumentos. No es fácil cultivar tal talento - pocos programas de la universidad se dedican específicamente al aspecto de la animación. Prefieren educar al especialista en software que a un guionista".

La Facultad de Bellas Artes del Instituto de Cinematografía de Beijing abrió sus clases de animación en 1953 - las únicas clases en esta carrera hasta 2000 en China. En todos esos años, se graduaron apenas 50 estudiantes. "Admitimos a cerca de diez estudiantes cada seis años", dice Sun Lijun, decano de la actual facultad de animación, fundada al final del milenio. "Lo peor, un tercio de los graduados salió a trabajar en sectores que nada tienen que ver con sus estudios", se lamenta.

La situación es muy diferente ahora. Unas 200 universidades chinas ofrecen títulos académicos de animación, incluyendo la Universidad de Comunicaciones, la Universidad Tsinghua y el Instituto Chino de Bellas Artes de Zhejiang, y la demanda sigue en aumento. El Instituto Chino de Bellas Artes de Zhejiang con sede en Hangzhou, por ejemplo, planea reclutar a 200 estudiantes para su facultad de animación, y ya cuenta con más de 7.000 aspirantes. El director de la facultad, Chang Hong, cree que los programas de animación deben hacer más énfasis en las habilidades conceptuales y de diseño que en las capacidades para la computación.

Convirtiendo la pasión en ganancias

Durante el Festival Internacional de Animación y Cartone de China de 2006, Jin Delong, director del departamento de difusión de AERCT anunció que las compañías de animación de China han empezado al fin a obtener ganancias - noticias verdaderamente emocionantes para la industria como un todo. En 2005, por ejemplo, la versión televisiva de Vagabundo huérfano de Sanmao obtuvo 20 millones de yuanes por derechos de autor antes de que incluso concluyera su factura. Luego generó otros 10 millones de yuanes en los primeros seis meses de este año. La serie educativa 3.000 preguntas del gato azul travieso se ha vendido a 15 países, incluido Estados Unidos. El Grupo Productor Sunchime de Animación ha desarrollado más de 6.600 variedades de productos derivados del gato azul, que se venden en 2.200 almacenes de venta exclusiva. El grupo se embolsilla cada año de 16 a 18 millones de yuanes, sólo por la autorización del uso de la marca comercial.

Sin embargo, son muy pocos los afortunados. Por mucho tiempo los Estudios de Dibujos Animados de Shanghai fueron los primeros y únicos que se dedicaron a esa labor en la parte continental. Cartones de gran popularidad como Alboroto en el cielo, Nezha hace estragos en el mar, y Renacuajos buscan a mamá nacieron allí. Pero sus ejecutivos se niegan a seguir trabajando, pues sufrieron pérdidas por la salida de cada uno de estos productos. Otras empresas, como Haier y Robust, también se han metido en el negocio, pero acabaron tirando la toalla cuando la única "ganancia" que consiguieron fueron las crecientes inversiones publicitarias.

Los precios ridículamente bajos que suelen pagar las estaciones televisivas por productos de animación, hace que muchos se pregunten cómo sobreviven los dibujantes. La producción de un minuto de historieta en China cuesta entre 5.000 y 20.000 yuanes, pero se venden a mucho menos. Sin embargo, Jin Delong indica que las compañías internacionales de animación no se enriquecen por los derechos de autor, que ocupan menos de 20 por ciento del coste de producción en Japón, Europa y EE.UU. La mayor ganancia procede de la comercialización de los productos derivados, algo que las compañías chinas han ignorado por demasiado tiempo. Pero, una vez más las cosas comienzan a cambiar rápidamente. Ya hay una nueva serie de película animada llamada Pan-Mily de Babo. Para acompañar su exhibición se prepara una gama de productos que exhiben la imagen del personaje principal, un panda adorable. Si esta historieta, u otras similares, obtienen éxito, la gestión de esta industria podría experimentar un cambio radical en breve y para bien.

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