Malabares con una
cuenta de ahorros
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Incidencia de la reforma educativa superior y de vivienda
sobre la vida de una joven pareja china.
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DESPUÉS de licenciarse con altas notas en finanzas
internacionales, en 2001, la joven Wen Wen entró
a trabajar en un banco de Shanghai, ambiente ideal para
poner en práctica lo aprendido.
Durante su período estudiantil Wen Wen fue afortunada,
pues en 1994, año de su ingreso a la educación
superior, todavía no se había aplicado de
forma oficial el cobro por carreras universitarias.
Poco después de comenzar a trabajar desposó
a A Yong, un chico a quien conocía desde la niñez.
En ese momento, A Yong trabajaba en Dalian, ciudad norteña.
Los ahorros se nos iban en viajes entre las dos ciudades.
Con frecuencia los dos sueldos no daban abasto, recuerda
la chica.
A pesar de la precaria condición económica,
la vida nupcial era dulce para la joven pareja. Por fin,
A Yong logró trasladar su puesto de trabajo a Shanghai
en 2004, con el consiguiente ahorro en viajes. Wen Wen gana
más de cinco mil yuanes al mes, los que sumados al
sueldo de A Yong hacen unos ocho mil yuanes. De la
noche a la mañana, sentí que éramos
millonarios. Por fin teníamos dinero disponible,
acota Wen Wen.
Al reunirse en Shanghai, los dos tenían plena confianza
en el futuro y hacían planes para tener un hijo.
No exigimos mucho a la vida. Nos bastan ocho mil yuanes
para vivir felizmente. Pero no habían contado
con el tema de la vivienda.
Los padres de Wen Wen son empleados comunes en un poblado
pequeño del sur de China. No tienen posibilidad de
ayudarles económicamente. Según Wen Wen, los
diez mil yuanes ahorrados por sus padres no les alcanzaban
para comprar un departamento. El precio de vivienda en Shanghai
es muy alto y ha estado en alza constante en estos años.
La mayoría de sus colegas obtuvieron ayuda económica
de los padres en este asunto. Generalmente, los padres pagan
de 20 a 30 por ciento del total de la vivienda, y los hijos
se encargan del préstamo mensual. Algunos contados
padres ricos compran y pagan todo a sus hijos.
Wen Wen tomó la decisión de comprar una vivienda
con su propio esfuerzo. Con anterioridad, la pareja alquilaba
departamentos, en cuya búsqueda debían emplear
mucho tiempo y esfuerzo. Algunos amigos, dice Wen
Wen, afirman que alquilar un departamento es muy normal,
sobre todo en el extranjero. No obstante, según sube
el precio de la vivienda, también lo hace el alquiler.
No creo que sea una solución permanente.
Después de reflexionar por largo tiempo, el matrimonio
adquirió un piso de 70 m2 en las afueras de la ciudad.
Pagaron 5.000 yuanes por cada metro cuadrado. Se nos
fueron todos los ahorros en el primer pago, pero tenemos
casa propia, se enorgullece Wen Wen.
El único problema es que la nueva casa queda muy
lejos de sus respectivos trabajos. La situación debe
mejorar con la construcción del metro en 2009, lo
que permitirá conectar la zona donde habitan los
jóvenes con el centro de la ciudad. Por el momento,
después de pagar cada mes el préstamo bancario
de más de dos mil yuanes y los gastos, los dos pueden
ahorrar más de cuatro mil yuanes. Lo que queremos
es depositar más dinero para pagar cuanto antes la
vivienda.
Aunque Wen Wen y A Yong viven en una ciudad moderna, pocas
veces entran a bares y discotecas. Los fines de semana suelen
ir a los parques, donde la entrada es relativamente barata.
Por necesidades de trabajo, instalaron banda ancha para
navegar por Internet. A veces, A Yong descarga algunas películas,
que luego ambos disfrutan juntos. Wen Wen es un ejemplo
excepcional entre las mujeres de su edad, pues apenas gasta
dinero en cosméticos. Todo por el ahorro.
Cuando sus amigos o compañeros pasan por Shanghai,
los dos les invitan a comer en restaurantes. El encuentro
nos da mucha alegría. A Yong y yo solemos considerarlo
como año nuevo chino y comemos hasta saciarnos.