Yanjing,
antiquísima
salina
tibetana
- Por mucho tiempo había
oído hablar de una antiquísima salina en
el Tíbet, pero la distancia que me separaba del
lugar siempre me hizo desistir de viajar a última
hora. Hace poco, porsuerte,
un repentino trabajo periodístico me brindó
la oportunidad de visitarla.
Por ZHAO YUANZHI
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Yanjing
(salina), renombrado lugar en la producción de sal, se
sitúa en el distrito de Mangkang, en el sureste de la región
autónoma del Tíbet. Limita con Batang, en la provincia
de Sichuan, y con Deqin, en la provincia de Yunnan. Le rodea el
valle de la cuenca de los tres ríos (el Jinsha, el Nujiang
y el Lancang), a los pies de la Sierra de Hengduan, cuyas elevaciones
se ubican de norte a sur. Yanjing, otrora barrio de Mangkang,
queda a más de cien km de la parte sur del centro de este
distrito. Debe buena parte de su fama a su condición de
primera parada en la famosa ruta de té y los caballos,
que sirve de la entrada desde Yunnan.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo empezó la
producción de sal en Yanjing, pues se carece de datos
específicos. Sin embargo, hay menciones a la conquista
de las salinas en la famosa obra épica tibetana dedicada
al Rey Gesar.
Dos
factores han sido indispensables para el surgimiento de esta
salina: primero, el movimiento de tierra; segundo, el sol y
el viento. La particular naturaleza y la cultura de Yanjing
permitieron el surgimiento de un modo de producción primitivo
y singular de la sal: el secado al viento. Los obreros sacaban
el agua salada de un pozo y la trasladaban en baldes de madera.
Después de condensarse en el depósito, el líquido
era llevado a la salina para secarse al viento. La sal blanca
es de primera categoría y sirve para la comida, mientras
que la sal de color oscuro se utiliza para preparar el té
o servir al ganado. Los comerciantes locales solían llevar
la sal empaquetada desde las zonas tibetanas a Sichuan y Yunnan,
para cambiarla por artículos de uso diario. Gracias a
estos trueques llegó la prosperidad a Yanjing.
En la actualidad se sigue utilizando el método tradicional
de procesar la sal. El distrito de Mangkang abarca tres cantones,
donde más de 300 familias trabajan en cerca de 2.800
salinas. Lo atrasado de los métodos de trabajo incide
en la baja producción, mientras los buenos servicios
logísticos y la sal refinada que ofrecen otros lugares
plantean una seria competencia a Yanjing. Además, la
sal de Yanjing es de bajo contenido de yodo, por lo que no tiene
buena acogida en el mercado. Las salinas son atendidas en buena
medida por mujeres de la etnia naxi. Así ha sido por
espacio de generaciones.
En los límites de Yanjing conviven las etnias han, tibetana
y naxi, lo que da lugar a un verdadero crisol cultural. Los
tibetanos son mayoría, mientras que los naxi, por haber
perdido su propio lenguaje y alfabeto, hablan también
el tibetano, pero mantienen todavía su tradicional cultura
y adoración a los ancestros.
Un sitio obligado de visita en el lugar es la iglesia católica,
la única en el Tíbet. Fue construida por un misionero
francés y se conserva intacta. En el lugar hay 800 creyentes
católicos, quienes conviven armoniosamente con otras
religiones. Hay incluso quienes profesan a la par el budismo
tibetano y el cristianismo.
Durante mi estancia pernocté en una aldea a orillas
del río Lancang, que mide cerca de diez km, y es cuna
de 108 fuentes termales. El agua mineral alcanza temperaturas
de 20 a 80 grados centígrados y resulta eficaz para curar
algunas enfermedades. Hoy el sitio cuenta con un balneario turístico.
En la región de Mangkang hay ricos recursos turísticos.
Ejemplo de ello es Yanjing, que fascina por sitios como el valle
del río Lancang, la antigua ruta del té y los
caballos, la reserva del mono dorado, el lindo lago de la meseta
Mangcuo, y sus tradiciones étnicas.