El cambiante concepto del lujo

Por LUO YUANJUN

Como parte de sus reformas al sistema tributario, desde 1994 China ha estado aplicando impuestos sobre el consumo a 11 variedades de mercancías, incluidos automóviles, cigarrillos y licores. El 1 de abril de este año, el Ministerio de Hacienda y la Administración General Estatal de Impuestos ajustaron el índice y la tasa de impuestos al consumo, así como la lista de productos relacionados. Los nuevos impuestos se aplicarán a los clubes de golf y a las pelotas utilizadas en los mismos, a relojes de alta categoría, yates, palillos de madera desechables y los paneles de madera para pisos. Los productos de conservación de la piel y el champú fueron eliminados de la relación.

La gama de mercancías definidas como suntuarias ha cambiado dramáticamente en China en las últimas dos décadas. Si en la década de los 80 del siglo pasado, una grabadora de cinta sin mayores pretensiones recibía el calificativo de producto lujoso, en la actualidad hasta los equipos reproductores de alta fidelidad son miembros de la familia de electrodomésticos comunes. Algo similar ha sucedido con los teléfonos móviles. Diez años atrás eran sinónimo de alta posición económica; hoy, sin embargo, cuelgan del cuello de cientos de miles de adolescentes urbanos. En lo que al consumo se refiere, ha disminuido notablemente la brecha entre lo que adquieren los ciudadanos de diversos niveles de ingresos económicos. Por tal razón, precisamente, se imponía el mencionado reajuste sobre el impuesto al consumo, como bien señala un funcionario del Ministerio de Hacienda.

Tomemos a guisa de ejemplo el caso de los cosméticos. En 1994, sólo una pequeña proporción de la población podía poseerlos. Hoy en día, empero, las cremas para la piel, los champúes, los acondicionadores de pelo y los perfumes son necesidades diarias para la mayoría de los ciudadanos chinos, y también se están popularizando en el campo. A consecuencia, se les ha eliminado el pago de impuestos recientemente.

Para quienes se preguntan por qué las contribuciones al fisco no incluyen a los muebles, la ropa y la vivienda, la hacienda central responde que en tales casos resulta harto difícil otorgar una calificación. Súmese a ello que, al decidir recaudar impuestos al consumo sobre una clase particular de mercancía, se debe tomar en consideración también su impacto para las industrias relacionadas y los mercados. El bajo consumo en ciertas áreas ha sido por mucho tiempo un impedimento para el desarrollo económico de China.

El Dr. Gao Qinghui, jefe de la sección de planeamiento estratégico del Centro Estatal de Información, observa que el reajuste más reciente en el impuesto al consumo demuestra su función como regulador de las desigualdades en la distribución de los ingresos del país. Los que puedan adquirir mercancías de alta categoría, como en el caso de los yates de lujo, tendrán que pagar por ello. El cobro adicional se redistribuirá en beneficio de los grupos pobres de la sociedad.

Quienes tengan rentas moderadas pero gustos costosos, serán los más afectados por el nuevo sistema tributario de consumo. Los pobres no suelen comprar casi nada que no sea necesidad básica, mientras que a los ricos no les incomoda pagar una suma adicional por un artículo con un precio de por sí exorbitante, con tal de mantener su tren de vida. Sirva de botón de muestra lo afirmado recientemente por la esposa de un magnate inmobiliario, al decir que “un par de cientos de miles de yuanes son una suma insignificante para mí”.

Los nuevos gravámenes afectarán asimismo a coches, productos del petróleo, palillos desechables y productos de madera para el piso, con lo cual se augura además un impacto positivo para la protección del medio ambiente y el uso eficiente de los recursos en China.

Liu Xiahui, director de la oficina de investigación y desarrollo económico de la Academia China de Ciencias Sociales, afirma que el impuesto sobre el consumo en China es generalmente temporal. Se aplica sólo cuando el gobierno siente la necesidad de regular la economía. En momentos como los actuales, cuando la economía china atraviesa una fase de crecimiento constante, la igualdad social deviene asunto crucial. La decisión del gobierno de controlar el consumo de artículos de lujo por medio de medidas económicas se ha traducido en sus políticas de favorecer al ser humano ante todo y construir una sociedad armoniosa.

Poca afectación a la importación de artículos lujosos

El impuesto al consumo se aplica nacionalmente, por lo cual no se prevén afectaciones a las reglas de la OMC. Los principales impuestos al consumo en China se cobran en la etapa de proceso y fabricación, así que las grandes firmas extranjeras con productos de marca prefieren establecer tiendas fuera del país, para ahorrarse buena parte de los costes.

Sobre el tema, el presidente del grupo de productos de lujo Moet Hennessy-Louis Vuitton (LMVH), Yves Carcelle, comenta que China es un continente nuevo para los fabricantes de marcas de lujo que han atestiguado ventas descendentes en Europa. A su entender, la nueva política impositiva no afectará necesariamente el poder adquisitivo en el mercado chino, donde tantas marcas costosas se cuentan hoy en día.

El Sr. Carcelle pronostica que China será en breve el mayor mercado mundial de artículos suntuarios. Las ventas de mercancías de Louis Vuitton en el continente han sido altísimas cada año, con un aumento nunca inferior al 50 por ciento. Gracias a una economía expansiva en todos los aspectos, China es factor vital para la estrategia de desarrollo global de la compañía.

Carcelle no se arrepiente de haber entrado con cierta premura al mercado chino. Desde su punto de vista, el mercado chino de marcas de lujo ha progresado más rápido de lo que pudo imaginarse. Sus consumidores tienen el deseo, y más importante, el dinero, para las mercancías finas, y se mantienen bien al tanto del último grito de la moda. Aunque los nuevos impuestos al consumo conducirán de manera irremediable a un aumento de los precios, el reajuste oportuno del gobierno significa que el desarrollo de los artículos de lujo necesita del apoyo de políticas pertinentes. LVMH planea sumar este año otras tres tiendas a las nueve que ya tiene en la parte continental de China, y abrir otras tres o cuatro cada año en el futuro cercano.

A la vez, los productores internacionales de cosméticos y de productos para el cuidado del cabello, como P&G, Unilever y L'Oreal, han aplaudido la decisión de eliminar los impuestos sobre sus productos, aunque aún no han anunciado recortes de precios. Según los vendedores, el impuesto al consumo ocupa apenas un 10 por ciento de todos los impuestos integrados por los de valor agregado, de importación y de consumo, en relación con las mercancías importadas, por lo que sus precios no experimentarán grandes cambios.

Un informe de la firma financiera BNP Prime Peregrine concluye que China todavía se encuentra en la etapa primaria en cuanto a consumo de mercancías lujosas. El estudio indica asimismo que el número de familias de clase media alcanzará los 100 millones en un plazo de seis años, con activos promedio de 620.000 yuanes RMB por familia. El surgimiento de la clase media propulsará en el futuro la tasa de consumo en China, del 58 por ciento de 2002 al 65 por ciento en 2010, y hasta el 71 por ciento en 2020, nivel cercano al de los países desarrollados.

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