Cunas de dos grandes civilizaciones antiguas,
China y Perú están demostrando al mundo que, aunque
físicamente muy distantes, son naciones histórica
y culturalmente muy próximas.
Hace
poco más de diez años, Lima, la capital peruana,
fue una de las dos ciudades del mundo privilegiadas con una
extraordinaria exhibición: Cinco mil años
de historia china. La otra fue Paris. Ahora, una magnífica
exhibición especialmente preparada para Beijing, se presenta
en el Museo Nacional de Historia de China, en la Plaza Tiananmen:
Tesoros de los Incas y sus ancestros.
Las 248 piezas arqueológicas de fina orfebrería
en oro y plata, esculturas de alfarería, exquisitos textiles,
vestigios óseos, tallados de piedra y madera, entre otras
reliquias que forman la exposición, fueron calificadas
como muestras de un lado inmortal de la humanidad
por el director del museo anfitrión, Lu Zhangshen. El
habló en la ceremonia de apertura el martes 18 de abril
en presencia de la Primera Dama del Perú, Eliane Karp
de Toledo, y de la viceministra china de Cultura, Meng Xiaoxi.
Todas originales y legítimas, muchas de
esas piezas han salido por primera vez del Perú para
una exhibición en el extranjero. Las mismas permanecerán
expuestas al público en el museo chino durante seis meses.
Ciudades chinas de milenario legado cultural han solicitado
ser también anfitrionas de esta gran muestra.
Mayor apertura
Con valiosas reliquias de su pasado milenario,
Perú abre más las puertas hacia la China próspera
de hoy. La exposición Los Tesoros de los Incas
y sus Ancestros es la mejor muestra de la América
prehispánica que se ha presentado hasta ahora en China.
China ha dado suma importancia a la exposición
peruana. Las 248 piezas han sido colocadas en especiales anaqueles
de exhibición en el primer piso del museo más
famoso de China, en un costado de la Plaza Tian´anmen,
junto a la Ciudad Prohibida.
Han sido habilitadas siete salas, con espacios
destinados a proyecciones audiovisuales en chino. En total,
2 mil 500 m2 han sido remodelados para exhibir la belleza estética
de cada obra. La historia del Perú Prehispánico
y de sus monumentos y reliquias históricas está
narrada en chino mandarín y en inglés, en inscripciones
y en folletos que están a disposición de los visitantes.
Además, el museo ha editado un hermoso catálogo
de 332 páginas, en idioma chino mandarín, que
ilustra detalladamente sobre la muestra.
Luis Chang, embajador peruano, ha destacado los
aportes del Gobierno Chino que ha financiado los gastos (más
de un millón de dólares) de transporte y montaje
de la exhibición.
Noble cooperación
En dos ocasiones durante un año, equipos
de arqueólogos chinos viajaron al Perú para seleccionar
las piezas en siete museos, con la participación del
Instituto Nacional de Cultura, cuyo director, el reputado arqueólogo
Luis Lumbreras, fue el mejor promotor de esta exhibición
que hoy en Beijing asombra a propios y extraños.
Presentes
en el acto de apertura estuvieron también los directores
de los Museos peruanos de la Nación, Álvaro Roca
Rey; del Nacional de Arqueología y Antropología,
Carlos del Águila, y del Brunning de Lambayeque, Carlos
Wester La Torre, y la curadora de la muestra, Dra. Bertha Vargas,
además de otras personalidades vinculadas al mundo político
y académico de Perú y China.
En representación del Dr. Luis Lumbreras,
director del INC, Álvaro Roca Rey enfatizó: Estas
obras del arte prehispánico son referentes de los logros
en el antiguo Perú. Exaltó el valor cultural del
famoso Tumi de Lambayeque, pieza emblemática de oro macizo
con incrustaciones de piedras, que atrae la atención
de los visitantes.
La gran exposición de reliquias de la civilización
Inca y de las culturas que la precedieron en el territorio peruano,
permanecerá abierta en el Museo de Historia de China
hasta el 13 de septiembre de este año.
Valores coincidentes
Las valiosas reliquias, las maquetas y las proyecciones
audiovisuales hacen comprender al público chino y a los
turistas las grandes similitudes y coincidencias que existen
entre las aborígenes civilizaciones americanas y las
asiáticas, en particular la china, la más antigua
y continua del mundo.
Símbolo del antiguo Perú es la montañosa
ciudadela lítica de Machu Picchu, y símbolo de
la antigua China es la Gran Muralla. Dos portentos arquitectónicos
que desafían al tiempo.
Lo son también el Gran Canal que une los
dos más grandes ríos de China y el asombroso Camino
de los Incas que con una posible longitud de 15 mil kilómetros
enlazaba las cuatro regiones del vasto Imperio Incaico en territorios
de cinco países actuales.
Emblemáticas tumbas reales como la del
Señor de Sipán en el norte peruano y la de Qin
Si Huang Di en el norte chino, son identidades de culto a los
ancestros. Igual que las andenerías y terrazas identifican
modos de producción agrícola en ambas partes.
O que el empleo de quipus (aun se usan en remotos territorios
de Guangxi y Yunan, en China) dan identidad a similar sistema
contable.
La alfarería y el arte textil de culturas
antiguas en ambas partes guardan muchas similitudes; igual que
las extrañas cabezas clavas del Chavin peruano
con sus semejantes de la antigua arquitectura en la China Central;
o que el sabio empleo de los espacios en las añejas construcciones
de ambas partes; o que el espíritu gregario en las comunidades
primitivas de ambas civilizaciones. Sin hablar de los indiscutibles
rasgos étnicos similares de pueblos de nuestra remota
antigüedad.
Las similitudes, las coincidencias, nos han llegado
hasta los días actuales. La emigración china al
Perú, la más importante hacia lugar alguno de
América, ha hecho cambiar usos y costumbres culturales
durante más de un siglo y medio, produciendo una fusión
culinaria que en el Perú ha resultado en una de las más
generosas gastronomías del mundo.
Y, ¿por qué no hablar, en ese cúmulo
de similitudes, de casos ominosos? Perú y China han sido
y siguen siendo víctimas propiciatorias, debido a que
son emporios de reliquias históricas, del saqueo y el
contrabando de antigüedades, en un interminable tráfico
ilegal, comparable sólo con la magnitud del tráfico
de drogas narcóticas en el mundo.
Los grandes saqueadores, potencias extranjeras,
se niegan a devolver lo robado. Igual en el caso de China como
en el del Perú al que, como un ejemplo, la universidad
estadounidense de Yale, valiéndose de muchos artilugios,
se resiste a devolver las más de cinco mil reliquias
que se llevó Hiram Bingham, supuesto descubridor
de Machu Picchu, a comienzos del siglo pasado.