¡Mil Gracias,
"Beida"!
Por ÁNGEL LA ROSA*
EN febrero de 2002, durante mis trámites de solicitud
de beca para estudiar en China, la funcionaria encargada de
asuntos académicos de la embajada china en Venezuela
me hizo una recomendación que sellaría mi destino:
"Señor La Rosa, entiendo su deseo de estudiar en
Shanghai o en Hong Kong. De hecho, muchos solicitantes se interesan
en esas ciudades. Pero estoy segura que la Universidad de Pekín
(Universidad de Beijing) es el lugar ideal para alguien con
sus inquietudes académicas y culturales".
Pues, el gobierno chino aceptó mi solicitud, y el 2
de septiembre de ese mismo año, ya me encontraba en la
muy prestigiosa Universidad de Pekín, o "Beida"
(nombre corto en chino) recibiendo, de manos de un profesor
del Departamento de Estudiantes Extranjeros, mi constancia de
inscripción y mi nombre chino, "An Jifa". Confieso
que inicialmente no me sentía muy a gusto con mi nuevo
nombre, porque todos mis interlocutores chinos se reían
al escucharlo, pero cuando supe, días después,
que sus tres sílabas corresponden a los caracteres "seguridad",
"buena suerte" y "riqueza", me dije: ¡Es
el nombre perfecto!
Si bien sabía que Beida era la universidad de mayor
prestigio y tradición de China, y una de las mejores
del país, fue sólo con el tiempo que entendí
cabalmente el significado y el valor de estudiar en la Universidad
de Pekín.
Decidí estudiar política internacional en China,
porque quería ver y estudiar el mundo desde la óptica
de los chinos, en momentos cuando la atención mundial
se centra en el sorprendente proceso de desarrollo y reforma
experimentado por el gigante asiático, el cual ejerce
una influencia cada vez mayor a nivel internacional. Al final,
Beida resultó ser el lugar perfecto para mis propósitos.
Más allá del conocimiento
La Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de
Pekín reúne a varios de los mejores académicos
del orbe, especializados en estudios sobre China. Algunos de
ellos, reconocidos dentro y fuera del país, integran
los equipos consultivos de alto nivel del gobierno chino, en
diversos campos, para las relaciones globales de China. La mayoría
de ellos comparte sus obligaciones docentes con actividades
diversas a nivel nacional e internacional.
Y más allá de la experiencia académica
propiamente dicha, para mí constituyó un gran
honor y un enorme privilegio ser alumno y amigo de tan distinguidos
caballeros y profesores chinos.
En lo que respecta al importante componente cultural, Beida
me deparó no menos satisfacciones. Desde actividades
oficiales organizadas por nuestras autoridades universitarias,
pasando por eventos de carácter estudiantil, hasta experiencias
totalmente informales como fiestas y reuniones entre amigos.
Ciertamente, Beida superó con creces mis expectativas
culturales. Fueron dos años realmente intensos y productivos
en actividades y gratificaciones.
Soy del pensar que la educación del individuo -en todos
los niveles- debe ser integral; debe contemplar el cultivo no
sólo de la mente sino del espíritu y del cuerpo.
Por eso, atribuyo tanta importancia a las actividades universitarias
extra-curriculares de índole cultural y deportiva. Y, en
un contexto como el de la Universidad de Pekín, con un
estudiantado internacional considerablemente grande, las actividades
extra-académicas colectivas cobran una importancia aún
mayor, ya que pueden convertirse en ricos intercambios de culturas.
De hecho, en el ambiente de Beida, aparte del disfrute estético-recreativo
que encierran las actividades culturales, me enfoqué, expresamente,
en el aspecto de los intercambios internacionales, y conseguí
en esa vibrante casa de estudios el espacio idóneo para
fomentar el acercamiento entre estudiantes procedentes de diferentes
rincones del plantea. Todo esto, a la par del estelar momento
de apertura que vive China, que la convierte en un dinámico
cruce de caminos donde se encuentran y conviven culturas del mundo
entero.
El Departamento de estudiantes extranjeros de Beida cuenta con
un equipo permanente de cultura, activo y eficiente, conformado
por profesores altamente motivados y concientes de la importancia
de los intercambios culturales internacionales, para lograr el
acercamiento y la comunicación entre las diferentes naciones
representadas en el alumnado extranjero de Beida. Ese equipo cuenta,
además, con el apoyo entusiasta y efectivo de organizaciones
estudiantiles como SICA (Student International Communication Asociation),
cuyos jóvenes miembros comprenden la importancia de la
comunicación intercultural, y trabajan con ahínco
en la promoción del diálogo entre su milenaria cultura
china y las ricas culturas de los estudiantes extranjeros.
Fui afortunado al poder combinar mis estudios en Beida con tan
diversas actividades culturales, las cuales menciono a continuación,
de manera sucinta, para que nuestros amables lectores tengan una
imagen más clara.
Con el Departamento de Estudiantes Extranjeros participamos en
actos tales como el Acto Aniversario de la Fundación de
Beida, el Festival Cultural Internacional y el número musical
de estudiantes extranjeros de Beida para TV. Con SICA organizamos
actividades de bienvenida y adaptación para los nuevos
estudiantes extranjeros, fiestas bailables internacionales, Fiestas
de música latina, clases de bailes de salón chinos,
latino-caribeños (Salsa y Merengue) y africanos, programas
musicales internacionales durante las celebraciones de Año
Nuevo lunar chino y Año Nuevo occidental y curso de manualidades
chinas, entre otros eventos. Entre los estudiantes extranjeros
realizamos, informalmente, partidos de fútbol y voleibol,
así como fiestas internacionales bailables, con la entusiasta
participación de estudiantes de los cinco continentes.
En resumen, tanto en la maestría especial de Política
Internacional para estudiantes extranjeros de la Universidad de
Pekín, como en sus numerosas y variadas actividades culturales
pude convivir a diario con estudiantes de todas las regiones del
mundo. Actualmente, Beida funge como una especie de centro académico
y de intercambio cultural global en el que se demuestra que sí
es posible la convivencia pacífica de los pueblos del mundo.
Quisiera agregar una última cosa. Este artículo
lo escribí estando en Tokio, Japón, donde me encontraba
pasando vacaciones con mi esposa japonesa, y a la que conocí,
precisamente, en una de esas fiestas de música latina organizadas
en Beida. Entonces, yo hacía mi maestría, y ella
realizaba en Beida investigaciones para su doctorado en arqueología
sobre arte budista. Ambos sentimos gran admiración y respeto
por el pueblo chino, y agradecemos sinceramente al gobierno y
a Beida por la oportunidad de estudiar en China. También
tenemos que agradecer a Beida y a su cálida atmósfera
de fraternidad internacional el surgimiento de nuestro bonito
amor "intercultural", producto del cual hoy estamos
esperando un hijo.
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