ANTES de la década de los años 80 del siglo pasado, debido a la escasez generalizada de bienes materiales en el país, la mayoría de los chinos celebraba bodas sencillas y frugales. "Una cama en los años 50, una bolsa de caramelos en los 60 y un libro rojo del presidente Mao en los 70", esta frase, más allá de su lirismo, sintetiza como ninguna lo que acontecía cuando los chinos de aquellos años decidían casarse. Sin embargo, con la aplicación de la política de reforma y apertura, a partir de 1979, el nivel de la vida del pueblo comienza una curva ascendente, que ha permitido a muchos asumir celebraciones nupciales cada vez más caras -extravagantes incluso-, a tenor de sus ingresos crecientes. A continuación incluimos entrevistas a tres mujeres de diversas edades, quienes acudieron al tálamo en tiempos de economía de mercado. Señora Sun (47 años de edad): "En nuestra boda gastamos seiscientos yuanes (65 dólares), que entonces equivalían al ingreso anual de los dos". Nos inscribimos en el registro civil en 1981, pero no celebramos
la boda hasta 1983. En aquella época, regía un pensamiento
más conservador, y más que el hecho de contraer
matrimonio se valoraba la celebración nupcial. Después
de hacer el registro, continuamos viviendo en casas separadas
aunque ya éramos un matrimonio legal. En los primeros años de la reforma y la apertura, aún
persistían las escaseces materiales heredadas del sistema
de economía planificada, por lo que no pudimos comprar
libremente muebles, ni artículos para la vida diaria, como
se hace hoy en día. La vivienda tampoco obedecía
a las reglas del mercado. Por lo general, la pareja solía
vivir con los padres del marido. La familia de mi marido nos desocupó
un cuarto, el cual adornó con los caracteres rojos chinos
que representan la felicidad, y ya. En aquella época, estaba
de moda comprar "aparatos grandes," como máquina
de coser, radio, bicicleta y reloj. Pero no todos podían
comprarlos, porque tenían que tener cupones para ello.
Con el certificado de matrimonio, los recién casados podían
solicitar cupones para muebles y aparatos domésticos. No
compramos más que un armario y una cama. El televisor lo
adquirimos dos años después, con la ayuda de un
colega mío, quien me regaló su cupón. Dado
lo limitado de los abastecimientos, los electrodomésticos
eran muy caros. Aquel televisor pequeño nos costó
1.400 yuanes (170 dólares). Según la tradición, la familia del marido se encargaba
de la boda. Contratamos a un buen cocinero para que preparara
el banquete en casa y colocamos ocho mesas en el patio, donde
se reunieron parientes y amigos. Los platos y tazones eran prestados
por la entidad laboral de mi marido. Como regalos, recibimos artículos de uso diario, como
por ejemplo, jofaina, termo, olla y sábanas. A veces, te
regalaban varias jofainas. Claro, también había
quien daba dinero, por lo general diez yuanes por cada persona.
Calculando la comida, el traje y el alquiler de dos coches que
usamos el día de boda, gastamos seiscientos yuanes en total,
lo que equivalía al ingreso anual de los dos. En aquellos
años, mi salario era de 40 yuanes al mes, y el de mi marido,
de 30. La sencillez marcaba nuestra época. No había grandes diferencias entre los ingresos, y había muy poco que comprar. Por eso las bodas, sin importar quién las celebrara, apenas se diferenciaban unas de otras. Li Lin (38 años de edad): "Cuando contraje matrimonio
se comenzaron a hacer las celebraciones en restaurantes, rodeadas
de pomposidad". Nos casamos en 1994. La ola de la reforma y la apertura se habían
extendido por todo el país y la economía de mercado
se había desarrollado hasta cierto nivel. La gente comenzó
a tener algún dinero extra. Por lo tanto, las celebraciones
nupciales, ese acontecimiento tan importante en la vida, comenzaron
a ser ostentosas y espectaculares. Para la ocasión, comenzaron
a procurarse banquetes en restaurantes, y cuanto más costosos,
mejor. Como consecuencia surgieron servicios como la fotografía de trajes nupciales, la filmación del video de la boda, etc. Fuimos a retratarnos a una tienda profesional taiwanesa. Aunque este ceremonial palidece ante lo que suele hacerse hoy en día, nos costó más de mil yuanes. Para la filmación del video y las fotografías de la boda, pedimos la ayuda de nuestros amigos y colegas, para que actuaran como fotógrafos. Otra moda de entonces era que los novios se regalaran accesorios
de oro, por lo que nos decidimos por un par de anillos de compromiso.
Aunque lo normal era alquilar el traje de gala de novia, yo compré
el mío. Recuerdo muy bien que lo compré en una tienda
de la plaza comercial de Xidan y que me costó 800 yuanes.
Como parte del ajuar, me hice de un juego de saco rojo estilo
oriental y occidental combinado. Parecía de una marca famosa.
En el banquete de diez mesas en el restaurante, el decorado interior del apartamento y los gastos de muebles, gastamos casi 50.000 yuanes (6250 dólares), equivalente a los ahorros conjuntos de varios años. Por suerte, los padres de mi marido nos ayudaron con 30.000 yuanes. De regalo recibimos pequeños aparatos electrodomésticos como, por ejemplo, una olla arrocera eléctrica, un secador de pelo y un horno microondas. Qin Ana (25 años de edad): "Toda la boda se realizó
con la ayuda de nuestros padres, quienes corrieron con todos los
gastos". Contrajimos matrimonio en mayo de 2004. Mi marido es unigénito
de la familia y yo primera hija. Por eso, los padres de ambas
partes prestaron mucha atención y ofrecieron pleno apoyo
en lo económico. En realidad, ellos lo asumieron todo.
Soy shandonesa, y mi marido viene de Hubei. Celebramos la boda
tres veces, en Shandong, Hubei y Beijing, respectivamente. Invitamos
en total más o menos a mil personas, que ocuparon 90 mesas.
El banquete que hicimos en Hubei, pueblo natal de mi marido, fue
el mayor. Sus padres son funcionarios del gobierno municipal,
por lo que tienen muchos amigos. Aquel día pagamos por
todo el restaurante y los invitados ocuparon 70 mesas. Mis suegros
también invitaron a dos presentadores conocidos para presidir
la ceremonia. Aunque no encargaron la boda a ninguna compañía,
sí arreglaron todo el asunto con mucho cuidado, incluyendo
el desfile de coches y la filmación del video. Para los jóvenes de nuestra generación el mayor
gasto al contraer el matrimonio es la vivienda. Como casi todos
somos hijos únicos, también esperamos el apoyo económico
de la familia al respecto. En aquel entonces no encontramos una
vivienda adecuada para comprar, así que alquilamos primero
un apartamento. Con el permiso del dueño, hicimos la decoración
interior y compramos nuevos muebles, nevera, aire acondicionado
y otros electrodomésticos. Gastamos más o menos 100.000 yuanes (11.000 dólares)
en toda la boda, incluyendo los banquetes, trajes y la decoración
interior del apartamento. Y todo este dinero lo pagaron nuestros
padres, porque no teníamos ningún ahorro, ya que
apenas comenzábamos a trabajar. Por la boda, recibimos inevitablemente muchos sobres rojos (en
los cuales se coloca dinero como símbolo de felicitación).
Calculamos que sumaron más de 100.000 yuanes. Hoy en día
casi nadie regala objetos, porque no sabemos qué cosas
son necesarias y qué prefiere la pareja, así que
es más fácil regalar directamente el dinero. Nuestros
padres conservan todo ese dinero. Seguro que nos lo entregarán
más adelante. |
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