Henan
por la ruta de la prosperidad
Por LUO YUANJUN
La provincia de Henan
es la más populosa del país y la de mayor población
rural, pues el 70 por ciento de sus 100 millones de habitantes
son campesinos. En la actualidad, millón y medio de henaneses
parten cada año a trabajar fuera de su tierra.
LA familia de Li Shimin habita en una aldea perteneciente a la
zona de bajo nivel económico de Henan. Sin embargo, el
ingreso anual de dicha familia alcanza los 30 mil yuanes. Además
de dedicarse a la agricultura, Li Shimin asume otras labores,
junto a su esposa y su hija mayor, fuera de su vecindad, lo que
permite a la familia gozar de un nivel de vida cada día
mejor.
Xu Guangchun, diputado a la Asamblea Popular Nacional y secretario
del Comité Provincial de Henan del Partido Comunista de
China, señala: "El trabajo en otros sitios se traduce
en mayor desarrollo y ventajas para los campesinos, por lo que
se le puede considerar algo glorioso. Los trabajadores pueden
ganar más de 60 mil millones de yuanes cada año,
cifra que representa un 7 por ciento de la producción global
de toda la provincia".
Los campesinos que trabajan fuera suelen hacerlo bajo difíciles
condiciones, dedicándose a sectores como el transporte
y la construcción arquitectónica. Cabe agregar,
empero, que lo limitado de la tierra cultivable en China y los
455 millones de campesinos que hoy engrosan las filas de mano
de obra excedente en el país, no dejan otra opción.
Esta es la manera más viable de que los labriegos incrementen
sus ingresos y se resuelvan los problemas que aún afectan
a la agricultura y las zonas rurales.
Al respecto afirma Xu: "Mi padre también fue campesino,
en su caso dedicado a cultivar arroz. Cuando tenía unos
20 años de edad, marchó a la ciudad como porteador.
Desde muy niño me he sentido profundamente identificado
con los trabajadores agrícolas".
La dura vida del labriego
Además de soportar el duro trabajo y el ambiente hostil,
los labriegos suelen ser objeto de tratos injustos, debido a la
ausencia de un mecanismo eficaz que proteja sus intereses. En
1995, Li Shimin salió de su terruño para trabajar
como albañil, con el objetivo de ganar dinero y pagar los
gastos médicos de su anciana madre. Por espacio de tres
meses laboró con denuedo hasta 13 ó 14 horas diarias.
Para la víspera del año nuevo calculó sus
posibles ingresos en más de 2.000 yuanes, porque el patrón
había prometido el salario diario de 20 yuanes. Pero al
reclamar su salario, el patrón respondió que la
empresa carecía de dinero en efectivo y que de momento
sólo era posible cubrirle los gastos de viaje.
Al respecto, Xu Chunguang declara: "Frente a esta situación,
se puede solicitar ayuda al sindicato. En los lugares donde se
congrega un alto número de trabajadores organizamos sindicatos
para que sirvan a los intereses de los campesinos que trabajan
fuera".
En años recientes se ha producido problemas que han afectado
los intereses de los trabajadores rurales. De ahí que,
a principios de 2005, el Gobierno Central propusiera organizar
sindicatos entre la masa de labriegos. Al decir de Xu, el gobierno
provincial publicó recientemente el libro titulado Cien
temas relativos a los intereses de los trabajadores rurales, el
cual coincidió en su salida con un pliego del Consejo de
Estado, que propugna la protección de los legítimos
intereses de los trabajadores rurales.
A cada problema, una medida
Así las cosas, queda claro que participar en el trabajo
organizado por el gobierno implica recibir ciertas garantías
de protección. Li recuerda que el año pasado salió
a trabajar por intermedio de la oficina representativa del gobierno
provincial, gracias a lo cual por fin obtuvo un ingreso de 2.000
yuanes.
A juicio de Xu, la dispersión geográfica que caracteriza
al movimiento migratorio de los trabajadores rurales dificulta
la protección de sus intereses. Por consiguiente, añade,
la organización del trabajo resulta un imperativo, como
lo es también el organizar sindicatos en los sitios que
sirven de fuente suministradora de mano de obra.
También el año pasado, Wang Aihua, esposa de Li
Shimin, marchó a Xingjiang, junto con varios miles de coterráneos,
para participar en la cosecha de algodón. El trabajo estuvo
bien organizado y los trabajadores viajaron todos en un tren donde
se les ofrecían servicios médicos. Wang afirma:
"Por cada kilogramo de algodón recogido me pagaban
0,7 yuanes como salario. Yo recogí más de 120 kg
diarios. Cada noche pesaba la cosecha y hacía mis cálculos.
El año pasado recogí 6,2 toneladas en 58 días
y gané más de 4.000 yuanes. Ya tengo dos experiencias
similares".
Li Huiping, hija de Li Shimin, trabaja ahora en un taller de calzado
ubicado en Haifeng, provincia de Guangdong. Consiguió la
plaza por medio de la oficina provincial de empleos.
Liang Hao, postgraduado de la Universidad Tsinghua y gerente general
de una empresa, emprendió una investigación social
en la zona rural de Anyang, en Henan, la cual reveló que
los lugareños ganan menos de 400 yuanes al mes si trabajan
en el lugar, mientras que sus ingresos suben de 800 a 900 yuanes
mensuales cuando laboran en otras comarcas. No en balde la mayoría
de los jóvenes locales se ha marchado a otros lugares.
En la aldea sólo se ven niños y ancianos.
Liang Hao tuvo oportunidad de comprobar lo revelado por las cifras
en uno de los sitios más recónditos del Henan rural.
En un aula preguntó a los alumnos cuántos de ellos
tenían a los padres trabajando fuera. La respuesta fue
sorprendente: 31 de 45 educandos levantaron la mano.
La importancia del capital
Esto le puso a cavilar sobre la forma en que el gobierno local
podría hacer algo para mejorar el ambiente de inversión
y desarrollar la industria local. Recordó que al visitar
algunos distritos había recibido numerosas invitaciones
para invertir. "La inversión, acota el especialista,
robustecerá la economía local y los campesinos no
necesitarán alejarse de la familia si se incrementan sus
ganancias".
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Xu Guangchun considera que la tarea primordial para la construcción
de la nueva zona rural es desarrollar de mejor manera la economía
rural, a la par que se otorga similar prioridad a la construcción
política, cultural y social. Se trata de una obra sistemática.
Para acometerla, el Gobierno Central ha planteado el denominado
"plan de cinco frases" para describir el futuro del
nuevo campo. O sea, desarrollar la producción, conseguir
la mejora en los niveles de vida, promover los hábitos
civilizados, crear un ambiente limpio y ordenado y aplicar una
administración democrática.
Henan es una provincia populosa en vías de desarrollo,
cuyo nivel socioeconómico evidencia atrasos. Su índice
de ingreso per cápita entre el campesinado fue de 2.871
yuanes el año pasado, lo que representó 384 yuanes
menos que el nivel promedio del país. Al mismo tiempo,
se destaca el desequilibrio en el desarrollo socioeconómico,
a consecuencia de su ubicación geográfica, las condiciones
naturales, la base de desarrollo y la calidad de la población.
De acuerdo con los nuevos planes estatales, a partir de 2006,
el gobierno provincial ofrecerá asistencia a más
de 2.000 aldeas pobres. El plan consiste en reunir recursos financieros
para promover la construcción de infraestructura, incluidas
carreteras, redes de electricidad, obras hidráulicas y
de telecomunicaciones, al tiempo que apoya el desarrollo de las
industrias locales. Además, las autoridades provinciales
proponen una medida denominada "reducción de la pobreza
a través de la emigración", que supone el traslado
de familias pobres dispersas, con vistas a mejorar su nivel de
vida.
En 2005, el gobierno provincial de Henan hizo una investigación.
La misma arrojó que el 5 por ciento de sus aldeas ha alcanzado
los niveles básicos que el Estado exige para la economía;
el 15 por ciento de las aldeas cuenta con un ingreso per cápita
un tanto superior al promedio nacional; los campesinos que viven
en suburbios cercanos han logrado ingresos netos por más
de 10 mil yuanes, cifra más alta que la de los habitantes
urbanos; también hay algunos, menos del 5 por ciento, que
tienen ingresos de menos de mil yuanes. En su mayoría,
éstos viven en las zonas montañosas de difícil
acceso, y constituyen uno de los mayores desafíos que enfrenta
la construcción de un nuevo campo.
Con vistas a imprimir un vuelco positivo al fenómeno de
la pobreza, las políticas en vigor prevén la promoción
de diversas formas de obtención de ganancias. Xu Guangchun
rememora sus visitas durante todo el año a más de
20 aldeas, en algunas de las cuales ha visto nacer nuevas fisonomías.
En una de ellas, la más rica, indica Xu, un campesino podría
tener ingresos anuales de entre 6.000 a 12.000 yuanes.
Li Liancheng, diputado a la Asamblea Popular Nacional y ahora
director de la aldea Xixinzhuang, piensa que la norma para juzgar
el trabajo en las zonas rurales reside en contabilizar el beneficio
que obtienen los campesinos. Hace 14 años permitió
que los aldeanos compartieran la tecnología y capital de
su propia empresa para reducir la pobreza de la aldea. Diez años
atrás transfirió a bajo precio su empresa a toda
la aldea, lo que significó el comienzo del enriquecimiento
común de la localidad. Ahora los aldeanos tienen ingresos
per cápita de unos 9.000 yuanes y la aldea Xixinzhuang,
con capital fijo de 240 millones de yuanes, se ha convertido en
una cuna de núcleos poblacionales ricos y civilizados.
Un factor muy importante que contribuye a la prosperidad de las
aldeas es disponer de empresas bien administradas. La aldea Liuzhuang
tiene la mayor fábrica de harina del país y la Xihuafeng
cuenta con la mayor fábrica de tallarines instantáneos
de toda China. Según Xu Guangchun, estas aldeas han absorbido
gran parte de la mano de obra local, a la vez que sirven de generadoras
de trabajadores exportados, cuyos pasos van allanando el camino
hacia la prosperidad rural.
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