Vivienda: hacia la comercialización

 

Por LUO YUANJUN

 

EN el año 1980, el espacio de vivienda de que disponía un ciudadano chino no llegaba a los cinco metros cuadrados; en Beijing y Shanghai era de menos de tres metros cuadrados. Sin embargo, a finales de 2005 el promedio aumentó hasta más de 26 metros cuadrados, a pesar del gran crecimiento de la población urbana, que a comienzos de los años 80 era de 190 millones y en la actualidad ronda los 540 millones.

 

Chen Huai, director del Centro de Investigación de Políticas subordinado al Ministerio de Construcción, atribuye este progreso a las reformas administrativas de la producción y el consumo de viviendas. Explica: “La reforma del consumo se basa en la abolición del sistema de asignación de viviendas y el establecimiento de un mercado de viviendas, que convierta en efectivo el bienestar de la vivienda para los empleados. Por otra parte, se ha desarrollado una industria nunca vista durante el proceso de la industrialización china: la inmobiliaria".

 

La industria de la propiedad inmobiliaria ha cambiado el bienestar social y los recursos nacionales, y la propiedad privada, existente bajo la economía planificada de China, por una que se adapta a la economía de mercado. Este cambio fue un paso necesario para que China avanzara con confianza hacia su meta: la creación de una sociedad modestamente acomodada, señala Chen Huai.

 

Durante tres décadas, de 1949 a 1978, desde la fundación de la República Popular hasta antes del inicio de la reforma y apertura, China practicó una política doméstica de bajos sueldos, precios y consumo, y una alta acumulación e inversión. Todos los beneficios, no importa quién los rindiera, empresa o individuo, se entregaban al gobierno, quien decidía la manera más beneficiosa de disposición y reinversión. Las políticas económicas se basaban en el plan estatal, del que la vivienda pública era un aspecto. La construcción y asignación de la vivienda se llevaba absolutamente a cabo de acuerdo con las versiones nacionales y locales del plan del Estado, desarrollado por una institución de bienestar estatal. La hacienda nacional y las entidades correspondientes (oficinas, empresas e instituciones gubernamentales) invertían en las viviendas nuevas y las repartían a sus trabajadores con un alquiler mínimo. Este mecanismo acababa rápidamente con los fondos nacionales y locales para la vivienda, pues los pagos de alquiler nominal no podían compensar los costos de la construcción.

 

Conforme a este sistema de vivienda, su tamaño y calidad dependían de la procedencia y la posición de los empleados. Con lo cual, los funcionarios y empleados veteranos vivieron en apartamentos más grandes y más nuevos que los jóvenes y subordinados. Todas estas normas comenzaron a cambiar con la comercialización de la vivienda.

 

Reforma de la vivienda

 

En abril de 1980, Deng Xiaoping señaló: “Deben examinarse las políticas sobre la construcción y asignación de la vivienda en las ciudades. Los residentes urbanos pueden comprar y construir sus propios apartamentos. No solamente se pueden vender los apartamentos nuevos, sino también los viejos.....". Estas fueron las palabras que levantaron el telón de la reforma de la vivienda de China. El Gobierno chino se concentró más tarde en crear las medidas para comercializar la vivienda, paso a paso.

 

La reforma comenzó aumentando la renta, seguida por las subvenciones para la compra de la vivienda vieja y nueva de propiedad pública por parte de sus arrendatarios. Se aplicó la administración de la construcción y venta de viviendas con el propósito de resolver las demandas de los consumidores con diferentes ingresos. La actual política del gobierno clasifica las viviendas en cuatro categorías: viviendas comerciables, viviendas de bajo lucro, viviendas de precios normales y viviendas estandarizadas. Las viviendas comerciables generalmente están bien construidas y sus precios son tan altos que la gente normal y corriente no puede costearse. Las de las otras tres categorías son subvencionadas por el gobierno para las personas de diversos grados. Tal como explica un funcionario de la Administración de Tierras y Recursos Naturales de Hunan: "Esta política permite a un pequeño número de personas con sueldos altos comprar la vivienda comerciable según los precios de mercado. Al mismo tiempo, permite a la mayoría de gente con ingresos medianos y bajos adquirir las viviendas de bajo lucro, de precios normales y estandarizada. Esta política ha ejercido un papel decisivo en propulsar la construcción de la vivienda residencial en China".

 

Durante el proceso de comercialización de la vivienda, el Gobierno chino ha seguido el principio de "sentir el camino a través del río", esto es, primero poniendo a prueba la reforma definiendo los puntos experimentales y luego, popularizándola a nivel nacional. Un ejemplo es la política que permite la compra privada de viviendas de propiedad pública con subsidios gubernamentales. En 1982, Changzhou de la provincia de Jiangsu, Siping de Jilin, Zhengzhou de Henan y Shashi de Hubei fueron escogidas ciudades piloto para realizar de manera experimental la compra personal de las nuevas viviendas de propiedad pública subvencionadas por el gobierno. Así, un individuo pagaba el tercio de los costos de la construcción y los otros dos tercios eran compartidos por el Estado y la empresa donde trabajaba. El proyecto entró posteriormente en operación en Beijing, Tianjin, Shanghai y otras 80 ciudades de 23 provincias y regiones autónomas, antes de promoverse en todo el país en 1994.

 

Las viviendas eran originalmente propiedad pública que se acumuló bajo la administración de la economía planificada. En julio de 1994 el Consejo de Estado dio a conocer la "Decisión sobre Profundización de la Reforma de la Vivienda Urbana". Es decir, propuso el establecimiento de un fondo de vivienda pública para los residentes urbanos al que sus empresas de trabajo y el gobierno contribuyeron. También se detalló el aumento del alquiler y la venta de la vivienda. Como dijo Li Wu, un estudiante de doctorado en la Universidad del Pueblo Chino: "La reforma de la vivienda constituyó el mayor proyecto de bienestar de China, si se tiene en cuenta que los habitantes urbanos habían estado viviendo con bajos ingresos bajo techos arrendados. La reforma ha contribuido substancialmente al crecimiento rápido de una nueva industria". 

 

En reconocimiento a los sacrificios hechos por los que trabajaron bajo la economía planificada para la construcción del país, la política de venta de viviendas nuevas encarna un principio de la deducción del precio basado en el tiempo que uno prestaba sus servicios. Desde su puesta en práctica en 1994, más de 90 por ciento de las viviendas de propiedad pública en las ciudades grandes y medianas se han vendido.

 

El Gobierno chino espera que la reforma de la vivienda alcance cuatro objetivos principales. El primero y el más fácilmente realizable es reducir su carga financiera. El segundo consiste en el rápido reabastecimiento de los fondos de la vivienda en aras de acelerar la construcción de la misma. El tercero, a largo plazo, es establecer un sistema justo y eficiente de la vivienda que conduce al flujo racional de la mano de obra. La meta más inmediata, sin embargo, es crear un nuevo punto de crecimiento económico que propulse el desarrollo de las industrias relacionadas.

 

Inversión pública

 

Los apartamentos y casas vendidos como mercancías se están convirtiendo rápidamente en la forma más popular de inversión pública en general. Como los precios de la vivienda han ascendido sin cesar en los últimos años, muchos creen que los ladrillos y el mortero representan la forma de inversión más valiosa. Por lo tanto, los ricos prefieren invertir en un segundo o tercer apartamento a, por ejemplo, hacerlo en valores de bolsa, y los jóvenes de bajo poder adquisitivo suelen pedir préstamos bancarios para comprarse uno en vez de alquilarlo. La tendencia de compras en el mercado de la propiedad ha subido ya los precios de los bienes raíces.

 

Zhang Yuanyuan, una licenciada universitaria de 1998, trabaja en una compañía extranjera en Beijing, está pensando seriamente en cambiar el piso de alquiler y comprarse el suyo propio. Según explica: "Vivir en un apartamento alquilado me hace sentir como una vagabunda sin hogar. Además, el alquiler mensual actual es casi igual que el reembolso mensual de un crédito bancario de 20 años". Como ella, son muchos los que planean comprar su propio piso porque es más económico que alquilar uno.

 

Sin embargo, para un joven, comprarse una propiedad no es fácil. Algunos lo logran con la ayuda de sus padres, otros acuden al préstamo bancario. Un ciudadano de Beijing que vive de su salario de promedio necesita ahorrar cada centavo durante 27 años para poder comprar un apartamento de 90 metros cuadrados. En 1991, Shanghai asimiló las experiencias de Singapur introduciendo el sistema del fondo de vivienda público, que hace más fácil que la gente china con ingresos medios costee su propia casa. Desde entonces, el sistema ha entrado en funcionamiento a escala nacional. Se reúnen los recursos financieros del gobierno, de las empresas (algunos de los cuales proveen de sus empleados como subsidios de la vivienda), y del comprador individual. Ma Yu, quien trabaja para un subsidiario de Telecom de China, dice: "Mi sueldo mensual no es muy alto, pero mi empresa ofrece un subsidio mensual de la vivienda de 2.000 yuanes. Esto, más mi cuota mensual del fondo de la vivienda público, es más que suficiente para continuar con mis reembolsos mensuales del crédito". 

 

Sin embargo, la mayoría de inversionistas chinos que especulan en viviendas con préstamos bancarios, se arriesgan a perder su inversión una vez que la venta de las casas exceda la demanda.

 

Viviendas para todos

 

La meta principal de la reforma de la vivienda es esforzarse para que todos los ciudadanos chinos vivan en sus propias casas, en lugar de ofrecer sólo las oportunidades a la inversión. 

 

En la "Decisión sobre Profundización de la Reforma de la Vivienda Urbana” emitida en 1994, el Consejo de Estado formuló el proyecto estatal de viviendas de bajo costo. Esto ayuda a las familias de ingresos bajos y medianos a comprar sus propios apartamentos.  En enero de 1995 el Grupo Directivo del Consejo de Estado sobre la Reforma del Sistema de la Vivienda y los departamentos relacionados dieron a conocer el "Plan de Implementación del Proyecto Estatal de Viviendas de Bajo Costo", que marcó la puesta en práctica formal del proyecto. El proyecto consistió en construir 1.500 millones de metros cuadrados de edificios de apartamentos entre 1995 y 2000, con lo que se intenta resolver el problema de las familias urbanas con renta baja y mediana que nunca se han beneficiado de la vivienda asignada, o que viven en casas o apartamentos en condiciones peligrosas o apretadas. La propiedad les será vendida directamente al precio de costo. El efecto natural de este proyecto será establecer, paso a paso, un sistema de abastecimiento de la vivienda que funcione de una manera similar a la seguridad social.

 

Para las familias pobres a quienes incluso los apartamentos a precio bajo están fuera de su alcance, el gobierno ha diseñado un “Proyecto de la Vivienda a Bajo Alquiler". La provincia de Guangdong fue la primera en implementar esta medida para los aspirantes calificados que se denominaban "familias cuya renta per cápita es más baja que la línea local de la pobreza según lo declarado por el gobierno local, espacio de vivienda per cápita es de menos de seis metros cuadrados, y registro civil está en la categoría de residentes urbanos permanentes".

 

Los recursos de la vivienda para el proyecto consisten generalmente en la acomodación de la propiedad pública que ha llegado a estar disponible desde que sus residentes anteriores se trasladaron a nuevos hogares, en la vivienda construida por el gobierno con bajo alquiler, y en la vivienda comerciable comprada por el gobierno. Tales viviendas sirven estrictamente para el alquiler, y sus arrendatarios son los pobres urbanos.

 

Industria inmobiliaria caliente

 

La industria de bienes raíces de China comenzó a mediados de los años ochenta. Su enorme potencial de crecimiento ha llamado la atención de los círculos académicos y económicos, así como el sector de negocios. Existen discusiones y debates sobre la posible existencia de algunas “burbujas” en la industria entre los funcionarios del gobierno, eruditos, promotores y compradores de las propiedades inmobiliarias.

 

Los bienes inmuebles chinos en general siguen siendo un mercado con una demanda que aumenta constantemente. Sus clientes principales son compradores potenciales de apartamentos. Los precios de la vivienda comerciable han ido ascendiendo, con una subida aguda en los años más recientes. Entre enero y noviembre de 2005 el precio medio de los apartamentos de futuros en Beijing fue de 6.776 yuanes por metro cuadrado, lo que significó un aumento de 1.183 yuanes sobre el mismo período de 2004, o sea, el 21,2%. Mientras tanto, la inversión en propiedades inmobiliarias ha incrementado, hasta el punto de que en 2005 ocupó más de la mitad de la inversión social total de China. 

 

El sector inmobiliario está vinculado a más de 50 industrias, como la construcción, los materiales de construcción, la metalurgia, el textil, los electrodomésticos, los muebles, y el diseño y decoración del hogar.

 

Es menester, sin embargo, que la industria inmobiliaria de China resuelva algunos problemas urgentes para mantener un crecimiento sano. Estos son: el crecimiento e inversión recalentado; los precios demasiado altos, y el desarrollo inadecuado de la vivienda. El último se debe al número excesivo de edificios no residenciales y de apartamentos ultra-grandes y el número escaso de apartamentos pequeños, y la penuria de edificios de apartamentos económicos.

 

 

 

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