¡Adiós
a los impuestos!
Apenas iniciado 2006, los campesinos chinos tuvieron motivo de
celebración: una flamante legislación dejó
sin efectos la política de impuestos que, por 2.600 años,
estuvo vigente en las zonas rurales de China. País agrario
por tradición, China tuvo en los impuestos agrícolas
su principal fuente de ingreso nacional por largos años.
Hoy eso es tema del pasado. El gobierno adoptó la medida
procurando la modernización y la mejora en la vida de los
agricultores.
Es menester admitir que a estos últimos les ha correspondido
la parte estrecha del embudo en el proceso de apertura y reforma.
Crecen a diario las disparidades entre los ingresos urbanos y
rurales. Prueba de ello es que los residentes en el campo -60
por ciento de la población china- apenas disfrutan del
20 por ciento de los recursos para la atención médica.
Esto significa una relación de 22:1 en la disponibilidad
de servicios sociales para cada grupo. Da mucho que pensar. Súmese
a ello que la mitad de las aldeas del país no cuenta con
agua corriente.
Esta abismal diferencia se erige en principal obstáculo
para lograr una sociedad armoniosa. Sin justicia social la armonía
es apenas un sueño. Por ello, las autoridades ponen su
fe en el proyecto "Construyamos un nuevo campo," algunas
de cuyas particularidades revisamos en esta edición. Desde
la democracia de base, hasta las nuevas iniciativas para mejorar
el servicio médico y garantizar créditos que ayuden
a elevar el nivel de vida del campesinado, entre otros. Todos
estos aspectos serán tema de discusión en las sesiones
de la Asamblea Nacional y la Conferencia Consultiva Política
del Pueblo Chino del año en curso.
En este número, asimismo, pasamos revista a los acontecimientos
más sobresalientes en nuestras relaciones con América
Latina en 2005. Nos satisface percibir una constante aproximación
a la comunidad iberoamericana, en tanto que nuestros lazos con
ella se empinan cuesta arriba.
Y cuesta abajo, pero por razones muy diferentes, se deslizan miles
de esquiadores cada año en el nevado campo de Erlongshan,
en Harbin, en la norteña provincia de Heilongjiang, donde
una parte de nuestro equipo acaba de pasar un delicioso fin de
semana. De dicha estancia inolvidable dejamos constancia en esta
edición.
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