Por
una actitud más sensata
-Los consumidores chinos se están haciendo más
exigentes frente a los productos extranjeros. También comienzan
a preferir lo propio.
"De la cabeza a los pies, todo lo que llevo es de marca
extranjera, aunque esta persona sigue siendo ciento por ciento
de China", exclama el Sr. Guo, gerente general de una compañía
de comercio exterior.
La expresión de este empresario está sustentada
en la tradición. Por mucho tiempo las marcas extranjeras
han gozado de gran popularidad en China. Después de la
integración del país a la Organización Mundial
del Comercio (OMC), muchos chinos han comenzado a adoptar una
actitud de cierta mesura y mayor exigencia frente a lo foráneo.
"Escojo las marcas extranjeras según mi propio criterio",
advierte el Sr. Guo. "Por ejemplo, entre los vinos prefiero
los de España, porque ese país goza de condiciones
naturales adecuadas para el cultivo de buenas uvas". agrega.
En la China actual pocos consumidores pueden elegir tan libre
y ampliamente entre marcas extranjeras como lo hace el señor
Guo, debido a los elevados precios de las mismas en comparación
con las marcas competentes nacionales. Entre los compradores comunes,
quizá la actitud más representativa sea la de la
Srta. Ma, empleada de una empresa de capital mixto.
La joven tiene bastante conocimiento sobre las marcas de moda,
pero sólo hace compras cuando su condición económica
se lo permite. "Por supuesto, la fama de las marcas es factor
decisivo a la hora de comprar. Pero cada día hay más
marcas del exterior, por lo que naturalmente compraré la
más barata entre aquellas de igual nivel". Una realidad
señalada por la joven es que en el mercado chino actual
la calidad y el precio son dos factores de notable importancia
para conquistar a los consumidores.
Marcas extranjeras dejan influencia en la vida de los chinos
A mediados del siglo XIX, las potencias imperialistas occidentales
presionaron a China, a la sazón cerrada a cal y canto,
y gobernada por la dinastía Qing, para que abriera sus
puertas a los productos de dichas potencias. Las marcas extranjeras
afluyeron a China, desde los cerillos hasta el petróleo,
los cuales recibieron el apelativo local, respectivamente, de
"fuego extranjero" y "aceite extranjero".
A fines de la década de los 70 del siglo XX, cuando China
emprendió el camino de la reforma y apertura al exterior,
y puso en marcha la construcción económica en todos
los terrenos, las marcas extranjeras otra vez experimentaron un
desarrollo veloz en el renovado mercado. Como parte de este proceso,
el sector industrial del país, sobre todo la manufactura,
se empeñó en aprender de las experiencias y tecnologías
occidentales, intentando disminuir la brecha entre los productos
nacionales y extranjeros.
Desde luego, no todo ha sido color de rosa. Ha habido marcas
que terminaron por retirarse de China, al no adaptarse a tiempo
al hábito de los consumidores locales. Otras muchas, sin
embargo, lograron quedarse y se convirtieron en alternativa para
el gusto, más sofisticado, de los nuevos ricos chinos.
En aquel entonces, los altos precios de los productos del exterior
condicionaron que los mismos estuviesen asequibles sólo
a la clase de los ciudadanos de mayores ingresos. "Al principio
de la aplicación de la reforma y apertura al exterior,
mi compañía generó cuantiosas ganancias,
al punto que me enriquecí", rememora el Sr. Wang,
dueño de una compañía de comercio exterior
en la sureña provincia de Guangdong, quien añade:
"Desde un principio estábamos muy seguros de que los
productos importados tenía mejor calidad que los nacionales,
por lo que optamos por marcas famosas y de valor, las cuales,
dicho sea de paso, no suponían mucha carga para mis ingresos
de entonces".
En la década de los 90 del siglo pasado, la adoración
de los chinos por las marcas extranjeras alcanzó su apogeo.
Desde coches y electrodomésticos, hasta ropa y alimentos
hacían las delicias de millones de consumidores de chinos,
que no dudaban incluso en endeudarse con tal de poseer uno de
aquellos al parecer suntuosos productos. Wang Dan, que entonces
era estudiante universitaria, en una ocasión gastó
todo el dinero que le entregaban sus padres para su manutención
en una serie de cosméticos de una marca japonesa. Transcurridos
ocho años de su capricho, Wang Dan todavía se excita
al recordar las expresiones de admiración y envidia de
sus compañeras de estudio.
Adiós a las compras a ciegas
Actualmente Wang Dan figura entre los "cuellos blancos",
que ganan salarios suficientemente altos como para darse ciertos
gustos, cosméticos caros entre ellos. Me muestra la crema
que usa, de marca muy común y corriente, pero es la que
le parece más conveniente para su cutis. Después
de la integración de China a la OMC, más compañías
transnacionales entraron en el país, con el consiguiente
aumento en las marcas disponibles para los compradores. Por otra
parte, al elevarse los ingresos de ciertos sectores sociales,
aparecieron más consumidores para los productos extranjeros.
Las marcas de fama internacional han dejado de ser coto privado
de la clase aristocrática.
Detrás de las marcas extranjeras se suelen mover ingentes
intereses de empresas transnacionales de influencia mundial y
fuerza financiera, las cuales han acumulado ricas experiencias
en la producción, administración, publicidad, venta
y diseño. Una vez asentadas en el mercado chino, lograron
hacerse de su porción de mercado. Tales han sido los casos,
desde la década de los 90 del siglo pasado, de famosas
marcas de electrodomésticos como Toshiba, Panasonic, Philips,
y GE.
Sin embargo, con el crecimiento de la industria china de electrodomésticos
en los últimos 20 años, las marcas nacionales han
ido recuperando el terreno perdido. Después de ganar victorias
dentro del país, la manufactura china promueve sus marcas
en ultramar, como ha hecho el gigante de los electrodomésticos
Haier, hoy por hoy cuarto mayor productor mundial.
Crece la confianza en las marcas del país, como bien se
nota entre los estudiantes universitarios, quienes constituyen
una muestra estable de las tendencias de consumo de aparatos de
telecomunicación y electrónicos, como celulares,
computadoras portátiles, reproductores MP3, cámaras
digitales y otras novedades. En comparación con generaciones
pasadas, ellos han dejado de seguir la moda a ciegas - lo que
solía evidenciarse en la adquisición de cosméticos
de alto nivel o en el cambio frecuente de teléfonos celulares-
y hacen compras sin dar mucha importancia al origen de la marca,
pero atentos a la calidad.
Liu Gang, estudiante del tercer año de la Universidad
de Beijing, está muy contento con su computadora Lenovo,
de marca nacional. "Llevo dos años usando la computadora
sin que haya surgido problema alguno", sostiene. "Una
vez derramé agua sobre el teclado y llamé enseguida
al centro de apoyo. Los técnicos me contestaron cordialmente
y me sugirieron que observara el equipo por un tiempo. Si se producía
alguna anormalidad, me la repararía sin costo. Todos mis
amigos usamos esta marca y muy satisfechos por la calidad y el
servicio".
En 2005, varias marcas de fama internacional entraron en una
crisis de confianza. Se detectó la presencia de ingredientes
químicos en los alimentos de Heinz, Mcdonald's y KFC, sobrantes
fluoruro en la infusión de Lipton y sustancias cancerígenas
en la pasta dental Colgate. La difusión de estas noticias
causó una natural disminución en el volumen de ventas
de las marcas mencionadas.
En estos momentos, los consumidores chinos prefieren lo nacional
a la hora de comprar alimentos, cigarrillos y licores.
No siempre lo extranjero consigue deslumbrar en China. Sirva
de botón de muestra la cadena estadounidense de emparedados
Subway, cuyos alimentos bajos en grasa y calorías ha triunfado
en buena parte del mundo. A pesar de sus credenciales encontró
una reacción muy fría entre los comensales de Shanghai,
debido a que su modo de cocinar no se adapta al gusto usual de
los chinos.
Sin embargo, en los terrenos que requieren carácter y
diseño, las marcas extranjeras llevan la voz cantante.
Así sucede con la moda de Europa y EE.UU. y los productos
de telecomunicaciones de Corea y Japón. Un modelo de celular
coreano de diseño Hola Kitty! ha sido bien recibido por
las adolescentes chinas, mientras que los celulares con cámara
fotográfica responden a la curiosidad de muchos estudiantes.
En procura de mayores dividendos, muchas marcas extranjeras aceleran
sus pasos para acomodarse al gusto local y ser más "chinas".
Al igual que muchas madres chinas de su edad, la Sra. Liu se resistía
a las comidas rápidas y no entendía por qué
su hijo se antojaba constantemente de estos alimentos chatarra,
de sabor horrible. Sin embargo, últimamente ha frecuentado
con su hijo el KFC, en busca de la serie recién lanzada
de Rollo a la Beijinesa, que se prepara con carne del muslo del
pollo, pepinos, cebollinos y la tradicional pasta de harina de
Beijing, todo enrollado dentro de una tortilla. Muy parecido al
famoso platillo local, el pato laqueado, esta serie de rollos
ha conquistado por igual a chinos jóvenes y viejos. Además,
KFC también promueve la sopa de verduras y la sopa de arroz,
que también han ganado el favor de los paladares locales.
Dicha aceptación demuestra que una buena política
de adaptación a los gustos del país sede puede ser
la mejor política. Ahí puede estar el camino.
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