Wushu con la profesora Zhu (III)

-Sección a cargo de Zhu Yuming, de la Universidad de Educación Física de Beijing


Funciones del Wushu

1. Temple de la moral

EL Wushu presta mucha atención al protocolo y moralidad del arte marcial, a la vez que propugna el respeto al maestro y la obediencia a sus órdenes. Ello no significa, empero, que éste ejerza su superioridad atropellando a los débiles. La prolongada práctica de ejercicios debe dotar a los aprendices de un espíritu firme e indomable.

Las virtudes de las artes marciales residen en un legado cultural de miles de años de asimilación de técnicas, que hoy son reglas estandarizadas. En siglos pasados, dichas cualidades propugnaban la asistencia a los pobres y la lucha contra las atrocidades. Cada escuela estableció sus propios mandamientos, acorde a las limitaciones feudales de entonces. Con el paso del tiempo dichos contenidos se han ido transformando. En la actualidad, abogamos por mantener viva la esencia del Wushu, combinándola con la cultura tradicional china, y exigimos que los estudiantes sean hombres honrados y bondadosos, amen a la patria y al pueblo, defiendan las causas justas y sean bien versados en letras y artes marciales.

En la historia china ha habido numerosos héroes que practicaron el Wushu y que repararon en sacrificios por la supervivencia de la nación china. Apenas unos cien años atrás China vivía sujeta a vejaciones y humillaciones por parte de los países imperialistas. Ante esta actitud agresiva, muchos maestros de magnífica habilidad subieron a las plataformas acondicionadas para competiciones marciales respondiendo al desafío abierto de los boxeadores extranjeros. Estos maestros aplastaron valientemente la arrogancia de los adversarios, dejándoles sin posibilidad de hacer alardes de fuerza en China, con lo cual ganaron gloria para la patria.

La educación moral marcial también ayuda a crear un ambiente de convivencia armoniosa y a mejorar las relaciones entre diversos estratos sociales, lo que promueve la estabilidad social y consolida la construcción de lo material y lo moral.

Las artes y las virtudes marciales van de la mano. Aprender la cortesía antes de la destreza y practicar la moralidad antes del Wushu constituye un principio que rige las conductas de los aprendices. Sin una conciencia correcta, no podrán hacer algo beneficioso en favor del pueblo, aunque dominen ciertas artes marciales. La reforma y apertura y el despegue económico contribuyen a elevar con rapidez el nivel de vida material, a la vez que promueven entre nosotros las corrientes y ética occidentales. Sin embargo, aparejadas han surgido algunas influencias negativas para la sociedad, sobre todo para los jóvenes estudiantes del Wushu.

Pero como saldo positivo cabe admitir el creciente arraigo de las artes marciales en la actualidad. Según estadísticas parciales, China cuenta con más de mil escuelas y asociaciones de esta especialidad, donde adquieren conocimientos varias decenas de miles de alumnos matriculados. Debemos ante todo educarlos para que crezcan sanos y se conviertan en talentos especiales que coadyuven a la modernización del país.

2. Fortaleciéndose para mejorar la salud

La práctica del Wushu ayuda a fortalecer la salud física y mental, a cultivar las virtudes desde el espíritu al cuerpo, a robustecer el organismo y las articulaciones.

Los ejercicios permiten a los jóvenes mejorar su agilidad, capacidad de coordinación y equilibrio corporal. La práctica de la flexibilidad corporal estimula el desarrollo de los ligamentos y el esqueleto. El diario adiestramiento consolida la fuerza física. Durante los ejercicios se activan todas las células corporales, lo que se traduce en aumento de la memoria y la creación de un sistema eficaz para formar un reflejo condicionado.

Muchas destrezas y métodos del Wushu tradicional demuestran sus buenos efectos terapéuticos. Movimientos marciales como cambio de manos y los combates a puño limpio o con armas desarrollan la velocidad, la fuerza, la agudeza, la resistencia, la coordinación y la flexibilidad. La práctica del Wushu beneficia además a la regulación de la energía y el equilibrio interior, mejora las funciones orgánicas y el robustecimiento de la complexión y prolonga la vida.

El Wushu chino se caracteriza principalmente por su diversidad de formas de ataque y autodefensa. Como es fácil de dominar, lo prefieren ancianos y jóvenes por igual, sin que se precise de lugares y vestimenta especiales, ni de muchos gastos en equipos. Para las actividades marciales resultan por igual idóneos la fábrica, la oficina, la escuela, el campamento, así como las zonas litorales y montañosas.

El Wushu se erige como mejor opción para masificar la práctica de ejercicios tonificantes, papel que puede compartir con otras actividades deportivas, tales como el baloncesto, el ping pong, el bádminton y la natación. Por otra parte, el Wushu tradicional tiene su propia función de fortalecimiento de la salud, además de que permite controlar la intensidad de los movimientos y el empuje físico de cada persona, evitando así accidentes fatales.

3. Técnicas de ataque para elevar la capacidad de defensa

Gracias a la ejercitación de las artes marciales, se puede aprender diversas técnicas de patadas, ataques y batacazos, consiguiendo una mayor agilidad en los movimientos y mejorando la capacidad de reacción.

El Wushu tradicional incluye las modalidades boxísticas Taiji, Xingyi, Bagua, Shaolin y Hongquan, según lo establecido por diversas familias involucradas en su práctica; las vertientes pugilísticas Nanquan y Beitui, según regiones; los boxeos del mono y el águila, que imitan a los animales y otras técnicas creadas por grupos étnicos. Cada escuela destaca por sus propios estilos con el ataque como núcleo. El surgimiento, el cambio y la evolución de las acciones marciales tienen gran relación con el ataque. Si un boxeo pierde este valor práctico, será eliminado por la historia.

El Wushu integra la defensa y el fortalecimiento de la salud. La unidad de los dos aspectos responde a la lógica dialéctica y su objetivo final es defenderse. En tiempos antiguos, los esgrimistas solían morir en combate en busca del desempate; al igual que en los desafíos abiertos, en los cuales los boxeadores no tenían el más mínimo asomo de piedad y peleaban hasta la muerte o la victoria definitiva. Las artes marciales militares buscan en particular resultados de combate real, con el propósito de infligir bajas directas a los enemigos. Por esta razón todas las escuelas se esfuerzan por perfeccionar sus técnicas de ataque.

Las ventajas del Wushu en cuanto a la defensa y el fortalecimiento de la salud son reconocidas en todo el mundo. A su difusión ha contribuido en buena medida la literatura, ya en libros, ya en revistas, donde se cuentan hazañas extraordinarias de personajes heroicos. Con la introducción de los fusiles y cañones extranjeros en China, decreció la función del Wushu como arma de ataque. No obstante, el mismo mantiene hasta la fecha las formas, contenidos y teorías fundamentales de pelea.

4. Intercambiando técnicas para promover la amistad

El Wushu merece admiración por sus formas múltiples, habilidades y trucos intrigantes y bellas acciones técnicas. Los enfrentamientos marcados por los despliegues de inteligencia y valentía y las actuaciones estupendas en la arena, encantan e interesan al gran público.

La práctica del Wushu es ideal para el intercambio de experiencias e ideas. La difusión mundial del Wushu sirve al noble propósito del intercambio cultural internacional, a la vez que actúa como puente de amistad entre todos los pueblos.

Paralelamente se incrementa la atracción de los extranjeros por el "espléndido Kongfu chino". Muchos de ellos han venido desde lejos en busca de las sutilezas de esta disciplina. A partir de 1979, China ha enviado cientos de delegaciones a otros países, y numerosos maestros y entrenadores chinos trabajan hoy en ultramar. China ha organizado activamente competencias y festivales internacionales en esta materia y abre cursos de capacitación. En 1985, se fundó el comité preparatorio de la Federación Internacional de Artes Marciales en Xi'an, organización que entró en funcionamiento oficial en 1990, luego de ser proclamada durante los Juegos Asiáticos de Beijing. En 1999 la Federación fue reconocida por el Comité Olímpico Internacional como miembro de su federación de eventos individuales.

La "figurilla Taiji", que sirve de logotipo a la Olimpiada de 2008 de Beijing, es encomiada como una buena combinación de elementos chinos y occidentales y obra que integra la cultura deportiva china y la occidental. Dicho emblema, diseñado con distintos colores de cinco aros olímpicos, parece un "nudo chino", producto artesanal, y al mismo tiempo una persona que practica Taiji. La "figurilla Taiji" representa el boxeo Taiji, que armoniza el yin y el yang, el movimiento y la calma, la fuerza y la flexibilidad, esencia de la cultura deportiva tradicional de China.

El 20 de diciembre de 2001, el presidente de la Federación Internacional de Artes Marciales, Li Zhijian, envió una carta al presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, solicitando incluir el Wushu entre los eventos de los Juegos Olímpicos, lo cual no fue aceptado finalmente. Sin embargo, en 2008, para consuelo de los chinos, habrá un encuentro internacional de la disciplina de forma paralela a los juegos de verano.

A la vez que ayuda a divulgar los beneficios de la práctica deportiva, beneficia la salud e incrementa el bagaje cultural de sus estudiantes, el Wushu promueve el conocimiento mundial sobre China. En resumen, a las artes marciales corresponde un papel decisivo en la construcción de una nación próspera y poderosa.

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