La leyenda del Jade
Por YANG YINING
-Al igual que no todo lo que brilla es oro, no siempre fue el
oro el material más valioso en China.
El oro, como es bien sabido, se ha convertido en la medida de
valor monetario más reconocida en el mundo. Sin embargo,
en la milenaria cultura china, el jade fue considerado por mucho
tiempo como infinitamente más precioso que el metal amarillo,
según reza un viejo dicho de nuestro país: "El
oro es valioso, pero el jade es inapreciable".
En la China de hace 8.000 años, el jade era considerado
un don sagrado del Cielo y la Tierra. El papel que el mismo desempeñó
en la historia y el desarrollo de la cultura nacionales le confieren
la condición de símbolo de la civilización
china. La prehistoria occidental se compone cronológicamente
de las edades de piedra, hierro y bronce, según se desprende
del estudio de artefactos arqueológicos. En China, por
su parte, las clasificaciones - que parten del estudio de los
objetos pertenecientes a un herrero de hace dos mil años
-, definen las eras de armas de piedra, de jade y de bronce. Durante
las dinastías Shang (siglo XVII a.n.e-siglo XI a.n.e) y
Zhou (siglo XI a.n.e.-256 a.n.e), los sables y hachas de jade
se convirtieron en símbolos del poder.
¿Quince ciudades por un pedazo de jade?
El más famoso de los jades de China fue el denominado He,
cuya historia se remonta al año 700 a.n.e, cuando un hombre
llamado Bian He, del estado Chu, vio a un ave fénix sobrevolar
el pico de la actual reserva montañosa de Shennongjia.
Aquella visión dejó convencido de que la cumbre
ocultaba algún tesoro, pues según los criterios
de la antigua mitología china, "las aves fénix
sólo se posan sobre sitios donde yacen tesoros". Después
de buscar con esmero en la cumbre, Bian He encontró un
gran pedazo de jade. Lo llevó con orgullo al rey Li del
estado Chu. Pero cuando el monarca llamó a un joyero para
verificar la autenticidad del jade, el experto lo juzgó
como piedra sin valor. El enojado monarca ordenó entonces
cortar el pie izquierdo a Bian, en castigo por su engaño.
Luego que el rey Wu heredara el trono, Bian He intentó
una vez más ofrecer su tesoro al nuevo soberano, pero con
el mismo resultado: perdió el pie derecho. Más tarde,
cuando el rey Wen subió al poder, Bian He tomó su
tesoro, vino a la puerta del palacio y permaneció llorando
amargamente durante siete días y noches. El rey Wen envió
finalmente a sus cortesanos a preguntar a Bian por qué
se afligía tanto por su suerte, teniendo en cuenta que
la amputación de los pies era considerada un castigo ligero
en aquella época. Bian contestó que no se sentía
triste por la pérdida de sus pies, sino porque el regalo
precioso que él había entregado a su rey había
sido tomado una vulgar piedra, y que él, hombre leal, había
quedado como un charlatán. El rey Wen ordenó abrir
la piedra, que dejó al descubierto el jade que llevaba
dentro. En honor al empeño de Bian He, la piedra recibió
el nombre de Jade He. Para completar la anécdota cabe rememorar
que el estado Qin expresó su voluntad de ceder 15 de sus
ciudades al estado Chu a cambio del recién descubierto
tesoro.
El sacrificio de Bian He, a quien le importó poco perder
ambos pies con tal de entregar el precioso jade al rey, considerándolo
el único hombre digno de tener este tesoro, de seguro constituye
un acto absurdo a los ojos contemporáneos, pero sin dudas
refleja la obsesión de los chinos por el jade, así
como el obsoleto concepto de fidelidad de que hemos hecho gala.
Mandato Celestial para el jade
Transcurrido más de un milenio luego del sacrificio de
Bian He, el jade continuaba siendo símbolo del poder supremo
en China. Como tal lo enarbolaron el primer emperador de la dinastía
Qin, el emperador Gaozu, llamado Liu Bang, de la dinastía
Han, el emperador Yang de la dinastía Sui y el emperador
Taizong, llamado Li Shimin, de la dinastía Tang.
Después de la unificación de China, el primer emperador
de Qin ordenó a sus artesanos labrar en el Jade He un sello
que incluyera los ocho caracteres que declaraban a su dueño
como poseedor del "mandato del cielo, la longevidad y la
prosperidad eterna", es decir, el poder imperial absoluto.
La convicción de que el sello representaba el mandato del
cielo, y que su poseedor era el hijo mandatario del cielo, fue
mantenida con éxito durante siete dinastías.
En las postrimerías de la dinastía Qin (221-206
a.n.e) Liu Bang venció a Xiang Yu en una pugna entre líderes
rebeldes que se disponían a atacar el palacio de Qin y
forzar al emperador Ziying a entregarles el sello imperial. Liu
Bang conquistó a Xiang Yu y estableció la dinastía
Han, rebautizando el antiguo sello imperial de Qin como "sello
del mandato de la dinastía Han".
El siguiente heredero del sello fue Wang Mang, quien usurpó
el poder del entonces emperador de dos años de edad de
la dinastía Han del Este (206 a.n.e-24). Cuando Wang Mang
exigió el sello imperial a la emperatriz madre, ésta
lo lanzó al suelo en un arrebato de cólera. El pequeño
daño que sufrió la pieza fue restañado con
un aplique de oro, y una vez más el jade reinó como
tesoro más precioso de los emperadores de las dinastías
Sui y Tang. En 936, últimos tiempos de Tang, su dueño,
Li Congke, luego de sufrir derrota en la guerra contra el ejército
de Qidan (Khitan), huyó a una torre llevando el sello y
allí se prendió fuego. El emperador falleció
y el sello del mandato se perdió para siempre.
El jade divino
Además de considerarse símbolo del poder absoluto,
y compuesto de las esencias del cielo y la tierra, el jade servía
como medio de comunicación entre brujos y dioses.
A este tenor, cada emperador subía al trono acompañado
por un ritual denominado "Cartas para el dragón".
Para cumplirlo, el nuevo gobernante subía a la cumbre de
una montaña bien conocida y lanzaba hacia abajo las cartas
selladas con jade, para notificar a los dioses de la montaña
de su sucesión. Cuando el emperador caía enfermo,
su brujo iba a la montaña y echaba las cartas de jade en
la gruta, rezando a los dioses para que el soberano se recuperara.
Este ritual ha sido confirmado en años recientes por el
descubrimiento de dos cartas de jade al pie de la montaña
Huashan, usadas en el Período de los Estados Combatientes
(475-221 a.n.e), y en ambos caras, hay escritas oraciones para
la recuperación del emperador enfermo de Qin.
El uso de esta pieza de jade, a la cual se atribuía la
capacidad de exorcizar a los espíritus malvados, ha sido
confirmado con el descubrimiento del cong -- un prisma perforado
con un agujero redondo - en el cual hay pinturas exageradas de
brujos y animales. Este objeto precioso también se usaba
en los rituales fúnebres, pues era considerado efectivo
para evitar que los cadáveres se pudrieran. Los vestidos
de jade cosidos con hilos de oro, y exhumados en excavaciones
de tumbas, atestiguan esta creencia.
Más vale jade en añicos que teja entera
En numerosos proverbios chinos, el jade se utiliza como metáfora
del honor y la virtud. Detrás de cada dicho hay una historia.
Sirva de ejemplo el proverbio: "Más vale jade en
añicos que teja entera". La historia detrás
del mismo relata la usurpación del trono que en el año
550 sufrió el emperador Xiaojing, de la dinastía
Wei del Este, quien fue expulsado por su primer ministro Gao Yang,
quien estableció entonces la dinastía Qi del Norte.
Al año siguiente, Gao, cruel y perverso, asesinó
a Xiaojing y sus tres hijos. En el décimo año tras
la usurpación de Gao Yang ocurrió un eclipse solar
-- un mal presagio en la China antigua. Temiendo que este fenómeno
celestial presagiara una amenaza a su trono, Gao ordenó
matar a los 700 miembros de las 44 familias que tenían
relaciones sanguíneas cercanas con el ex emperador. Al
enterarse de esta atrocidad, los parientes de las ramas más
lejanas del clan imperial se sintieron sobrecogidos de horror,
de sólo pensar que lo mismo les pasaría a ellos.
En una reunión para discutir cómo escapar de la
muerte, un jefe del distrito llamado Yuan Jing'an sugirió
adoptar el apellido Gao, como muestra de lealtad a la dinastía
Qi del Norte. Jinghao, primo de Jing'an, se opuso resueltamente
a esta sugerencia, diciendo: "¿Por qué debemos
abandonar nuestro clan ancestral para salvar la vida? Un hombre
verdadero preferiría morir como jade destrozado que vivir
como una teja completa". El traidor Yuan Jing'an delató
las palabras valientes de su primo a Gao Yang, por lo que Jinghao
fue arrestado y ejecutado. Después de cambiar el apellido
familiar Yuan por Gao, el emperador lo promovió. Las palabras
valientes de Jinghao le costaron la vida a Jinghao, pero a la
par le inmortalizaron, pues desde entonces su frase se cita cuando
de distinguir el valor personal se trata. Gao Yang murió
de enfermedad tres meses después de la muerte de Jinghao,
y 18 años después terminó la dinastía
Qi del Norte.
Remedios de jade
En tiempos pasados, los ornamentos y joyas de jade denotaban la
categoría y posición social. Las mujeres de procedencia
noble, según lo descrito en las poesías clásicas,
solían llevar joyas de jade que sacudían melodiosamente
mientras caminaban. Pero el jade tenía una función
más importante que la meramente decorativa. Se consideraba
que existía una especie de simbiosis curativa entre un
ornamento de jade y su portador. Se pensaba que cuando un adorno
de jade se llevaba puesto sobre el cuerpo, el espíritu
inmanente de la piedra se unía al flujo de la energía
qi de su portador. Por tanto, el uso del jade era una recomendación
inmediata para todo aquel que manifestara un aspecto exterior
enfermizo.
Los chinos de antaño también usaron el jade como
muestra de cultivación moral, como se desprende del refrán
"un hombre virtuoso no quita el jade de su cuerpo sin una
buena razón". Confucio equiparó las virtudes
humanas con el jade, al afirmar que la suavidad, la dureza y la
diversidad de colores y la transparencia del jade corresponden
a la benevolencia, la honradez, el ingenio y la fidelidad. Al
referirse figurativamente al jade, éste se asocia a menudo
a virtudes femeninas como la pureza y la castidad, describiendo
a la mujer ideal "pura como jade y transparente como hielo".
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