Quietud y movimiento, ecuación para la buena salud

Por SHANGSHAN RUOSHUI*

La quietud y movimiento constituyen dos estados naturales de las cosas que nos rodean. Cada uno de ellos presupone condición para la existencia del otro, y ninguno puede existir aisladamente. Sin quietud no habría movimiento. La quietud lleva implícita en sí el movimiento, y el movimiento, la quietud. Dicha ecuación es garantía vital de que se mantenga la coordinación y el equilibrio entre el cielo y la tierra, el sol y la luna, el yin y el yang. La medicina tradicional china destaca que mantener la quietud es vital para la conservación de la salud, a la vez que reconoce que el movimiento es muy importante para ésta. Cada uno de estos estados tiene ventajas y desventajas.

La quietud es la esencia de la vida

"Ante mi lecho, un charco de luz de la luna. ¿La escarcha cubre la tierra? Levanto los ojos y contemplo la luna. Bajo la cabeza y pienso en mi hogar", así escribió Li Bai , un famoso poeta chino de la dinastía Tang. Todavía hoy seguimos emocionándonos por la atmósfera de quietud que emana del poema "Añoranza en noche serena."
Desde la antigüedad, los filósofos chinos, y los especialistas en conservación de la salud han tomado la quietud como la meta final para garantizar la buena salud. La teoría que sustenta dicho empeño nació en el Período de Primavera y Otoño, y de los Reinos Combatientes, cuando los filósofos taoístas prestaban suma atención a la quietud como forma de conservar la vida. Lao Zi y Zhuang Zi (antiguo filósofo chino) analizaron que la calma de los nervios y la indiferencia ante la fama y la fortuna son elíxires para el buen equilibrio del organismo. Obedecer dicha regla conduce a la longevidad, sostiene nuestra medicina tradicional.
A lo largo de la historia, generalmente, los que obedecen a este principio de la conservación de la salud, según la medicina tradicional china, resultan longevos.
Según leyendas chinas, "Qianlima", el caballo que recorre 500 kilómetros al día, paga esta capacidad con una corta existencia. Como contraparte, la crisálida de cigarra vive bajo tierra, pero es mucho más longeva que Qianlima. Se trata del eterno conflicto entre la intensidad y gradualidad. Similar moraleja se desprende de la antiquísima fábula de la liebre y la tortuga. La primera tiene ventaja a corto plazo por su alta velocidad. Sin embargo, el quelonio, que respira y se mueve pausadamente, es mucho más longevo que la liebre.
La psicología moderna ha demostrado el estrecho vínculo que existe entre la mente y las funciones fisiológicas de los órganos y los tejidos. La salud psicológica se refiere a un estado espiritual de equilibrio, el buen estado de ánimo permite el óptimo funcionamiento fisiológico. Lo contrario conduce al mal humor y la alteración de nervios, problemas como mareo, dolor de cabeza, insomnio y hasta neurosis. Los que mantienen la tranquilidad ante la fama y la fortuna y logran mantener la alegría de vivir, gozan de existencias prolongadas y sanas.
De acuerdo con la medicina tradicional china, la calma, a través del relajamiento del cuerpo y la tranquilidad mental, sirve para eliminar las interferencias emocionales y concentrarse en un solo pensamiento, de modo que se tonifique el celebro y despierte la mente. La inmovilidad ayuda a la recuperación de los órganos y los tejidos, a eliminar el cansancio y a acumular la energía vital.
En estado de quietud es prestar atención a la regulación de la respiración, la cual debe ser profunda y bien coordinada con el pensamiento. Zhuang Zi pregonaba el fortalecimiento de la salud mediante "Zuozhuanggong", un ejercicio que consiste en dejar la mente en blanco, estando sentado. Lo primero es permanecer sentado por largo tiempo, manteniendo el tronco erguido; después colocar las manos una sobre otra sobre las piernas, o sobre el hipogastrio, cerrar los ojos de modo natural, sosegar el espíritu y concentrar los pensamientos en el punto dantian (1,2 cun por debajo de ombligo). A continuación, escuchar la propia respiración con tranquilidad. Así, poco a poco, se alcanza la calma. Practicar este ejercicio 30 minutos, o una hora al día, es una forma efectiva de conseguir buena salud y tratar las enfermedades.

El movimiento es la forma básica de la vida

Aunque la quietud nos insufla la alegría del espíritu, nos regala un buen estado de ánimo y el relajamiento de todo el cuerpo, el movimiento es la característica básica de la existencia y permite el desarrollo de la humanidad. La obra Anales de la Primavera y el Otoño de Lü Buwei dice que el agua corriente no se corrompe, como tampoco pueden los gusanos roer los goznes de la puerta, gracias al movimiento constante. Se puede decir, en este sentido, que la vida reside en el movimiento, pero no en el movimiento a ciegas.
"La conservación de la salud según el movimiento" abarca el trabajo físico y los ejercicios deportivos.
Hablando del trabajo físico, como uno de los principios para la existencia y el desarrollo de la humanidad, baste decir que no sólo es la primera necesidad de la vida, sino que también ayuda a la salud física y espiritual.
Los ejercicios deportivos, por ejemplo, los paseos, los trotes moderados, la natación, los masajes corporales y el Qigong, entre otros, pueden ejercitar el cuerpo, a la vez que contribuyen a alargar la vida.
La medicina tradicional china insiste en que el cuerpo humano, como conjunto orgánico, requiere del movimiento y de los ejercicios constantes, los cuales permiten promover la circulación sanguínea del qi (energía), dragar los meridianos, así como regular y reforzar las funciones de los órganos y vísceras, favorecer la inmunidad, prevenir y tratar enfermedades, y evitar el envejecimiento. La medicina moderna ha descubierto también que el movimiento y los ejercicios contribuyen a activar las funciones del corazón y de los pulmones; a acelerar el riego sanguíneo al cerebro, reduciendo la incidencia del infarto cerebral; a avivar la digestión y el metabolismo corporal y a agilizar las articulaciones y robustecer los huesos, tendones y músculos, lo que ayuda a evitar los problemas artríticos y óseos. La experiencia demuestra que muchas enfermedades -artritis, osteoporosis, hipertensión, malestares crónicos intestinales y estomacales- pueden tratarse preventivamente por medio de los ejercicios.
De acuerdo con la teoría del yin y el yang, el movimiento produce el yang, y la quietud, el yin. Generalmente, resulta oportuno buscar la quietud para los que padezcan deficiencia de yin, y el movimiento para los deficientes en el yang; la quietud beneficia el cerebro, y el movimiento fortalece al cuerpo físico. Los científicos han revelado que el deporte o los ejercicios, según la regla de oro respectiva, suelen ser más positivos y efectivos.
Sabemos que al practicar Taijiquan, de gran aceptación entre los aficionados a la conservación de la salud, es necesario concentrar desde el principio toda la atención, al mismo tiempo que debe buscarse coordinar la respiración con los movimientos. De ahí la afirmación de que este deporte proporciona un triple entrenamiento: físico, mental y respiratorio, lo cual se corresponde con la regla de oro. En una palabra, los ejercicios de Taijiquan facilitan, por medio de una regulación paulatina, el reforzamiento de la resistencia del organismo contra las enfermedades, a la par que prolongan la vida.

*Profesora adjunta de medicina tradicional china en Yunnan


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