Lazos
chino-latinoamericanos, recuento de un año
- 2005 fue testigo de un alza importante en los intercambios entre
China y América Latina.
Por nuestro colaborador Wu Ruigen
Apenas comenzado el año 2006, el entonces presidente electo
de Bolivia, Juan Evo Morales Ayma, llegó a China como parte
de una gira por Cuba, Venezuela, España, Bélgica
y Francia. Durante su estadía en Beijing, el Presidente
de China, Hu jintao, se reunió con el nuevo mandatario
del país sudamericano.
En el encuentro Hu formuló cuatro propuestas para llevar
adelante las relaciones con Bolivia, entre las que destacó
el fortalecimiento de la cooperación económica,
comercial, cultural y científico-tecnológica, a
través de los contactos bilaterales de alto nivel.
Por su parte, Morales recalcó que el pueblo boliviano considera
a China como un amigo y socio de confianza, por lo que desarrollar
los vínculos con el país asiático será
una prioridad durante su mandato. Manifestó el deseo de
que aumenten las exportaciones bolivianas hacia China y subrayó
que Bolivia dará la bienvenida a la inversión china.
La breve visita del gobernante boliviano a China no sólo
auguró un nuevo y promisorio capítulo para una mayor
cooperación entre los dos países, sino también
un mayor impulso a los lazos amistosos en todos los ámbitos
entre China y la región latinoamericana en 2006.
El recién concluido 2005 fue un año de visitas de
altos dirigentes chinos a América Latina y el Caribe. El
pasado septiembre el Presidente Hu Jintao realizó una visita
de Estado a México, tras su fructífera gira de noviembre
de 2004 por Brasil, Argentina, Chile y Cuba. Anteriormente, el
vicepresidente de China, Zeng Qinghong, el presidente del Comité
Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo
Chino, Jia Qinglin, y Luo Gan, miembro del Comité Permanente
del Buró Político del Partido Comunista de China,
efectuaron viajes por la región, en enero, mayo y diciembre
del pasado año, respectivamente.
El hecho de que en un solo año, el jefe de estado chino
visitara en dos ocasiones América Latina, y que cuatro
de sus principales colegas hicieran lo mismo, no tiene precedentes
en la historia contemporánea china y el escenario internacional.
El desplazamiento de Hu Jintao, cabe agregarse, se hizo por invitación
de los mandatarios de los países latinoamericanos y respondiendo
a las visitas oficiales de los mismos a China durante 2004. Esto
muestra la buena voluntad del acercamiento político, económico
y comercial entre ambas partes.
Los crecientes contactos de alto nivel entre China y América
Latina han consolidado vínculos políticos, incrementado
la amistad y comprensión, el intercambio y cooperación
de beneficio recíproco en todos los ámbitos e impulsado
el comercio e inversión bilateral.
A tenor del veloz desarrollo experimentado en años recientes
por los nexos chino-latinoamericanos en economía y comercio,
China se ha convertido en el tercer mayor socio de América
Latina en dicha esfera. Según datos proporcionados por
las Aduanas de China, el volumen comercial bilateral, que ha venido
creciendo a una tasa anual del 38 por ciento llegó a los
40.000 millones de dólares a fines de 2004. En los primeros
ocho meses de 2005, la cifra ascendió a 31.700 millones.
Se prevé que el comercio bilateral supere los 100.000 millones
de dólares para 2010.
En un seminario llevado a cabo el pasado noviembre en Santiago
de Chile por la Comisión Económica de las Naciones
Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL), el organismo
ratificó que la irrupción de China en la economía
mundial y el carácter de sus relaciones económicas
y comerciales con la región pueden abrir una nueva etapa
de enormes oportunidades y desafíos para los países
latinoamericanos.
Esta reflexión se basa en la alta y sostenida demanda china
por recursos naturales, así como en los pronósticos
para el intercambio comercial y la posibilidad de aprovechar estas
relaciones para desarrollar la innovación y la productividad.
Según el director de Comercio Internacional de la CEPAL,
Osvaldo Rosales, China ha pasado a ser un socio relevante para
varios países de la región. Sirva de ejemplo en
este sentido que Chile envía allí el 12 por ciento
de sus exportaciones; Perú, el 10 por ciento; Argentina
y Brasil, el 8 por ciento.
Mientras tanto, fuentes de la cancillería argentina revelaron
el pasado noviembre en Buenos Aires que las ventas a China, el
cuarto socio comercial de Argentina, alcanzaron en 2005 los 3.000
millones de dólares, 14 por ciento más que los 2.630,32
millones de 2004.
De acuerdo con la CEPAL, en 2004, China ya era el principal consumidor
mundial de cobre, estaño, zinc, platino, acero y mineral
de hierro; el segundo, de aluminio y petróleo, plomo y
soja; el tercero, de níquel; y el cuarto de oro. Esto ha
contribuido mucho a la constante subida de los precios de materias
primas en el mercado internacional, fenómeno no visto en
las décadas 80 y 90, y al incremento de ingresos fiscales
de los países latinoamericanos, los cuales quedan con un
superávit comercial. A Argentina se le pronosticó
un superávit de 1.500 millones de dólares en 2005.
La CEPAL estimó que en 2005 China representó el
segundo mercado para las exportaciones de Brasil, Chile y Perú.
Según el organismo regional, China aplica una política
de acercamiento hacia América Latina no sólo en
el ámbito comercial, sino también en el campo de
las inversiones, el turismo, la cultura y el deporte. De manera
especial, las empresas chinas se interesan en colaborar en áreas
de infraestructura, energía, ciencias y tecnologías.
Según estadísticas oficiales de China, la inversión
china hasta la fecha en América Latina suma 4.000 millones
de dólares.
En diciembre último la Corporación del Cobre (Codelco)
de Chile aprobó un millonario contrato con la empresa china
Minmetals para suministrarle anualmente 55 mil 750 toneladas de
cobre durante 15 años. El ministro de Minería del
país suramericano, Alfonso Dulanto, quien preside el directorio
de Codelco, reveló que el convenio prevé el pago
adelantado de 550 millones de dólares por parte de Minmetals.
El creciente intercambio económico y comercial chino-latinoamericano
ha representado beneficios directos, tanto para China como para
América Latina, ya que el primero consigue energía
y variadas materias primas necesarias para mantener el alto y
sostenido crecimiento de su economía, y el último
logra incrementar sus ingresos e inversiones, que son muy útiles
para el desarrollo de la economía regional.
La expansión de estas relaciones redunda en beneficio recíproco
y gran impulso para la cooperación e integración
Sur-Sur. Para poder establecer un nuevo orden político,
económico y comercial en el mundo actual, en el que las
diferencias entre los países desarrollados y los subdesarrollados
se agigantan por días, los últimos deben ayudarse
unos a otros y unirse. Sólo unidos podrán avanzar
en la construcción de sus respectivos destinos.
Sin embargo, este acercamiento bilateral no sólo entraña
oportunidades, sino también retos y problemas. "Una
mezcla de incertidumbre y desconocimiento" lleva a analistas,
empresarios y funcionarios latinoamericanos a considerar "a
China como una amenaza por el eventual cierre de plantas, desvío
de inversiones, aumento de vulnerabilidad y eliminación
de plazas laborales.
Según el politólogo argentino Sergio Cesarin, también
investigador del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conicet), en algunos países como México "la
imagen de China remite al desplazamiento de exportaciones manufactureras
del mercado estadounidense" y a una amplia presencia de productos
de bajo costo en el mercado interno.
"Similar experiencia comienza a vivir Colombia" con
un aumento en "el desbalance comercial a favor de China",
agregó.
Por ende, expertos latinoamericanos en economía y comercio
coincidieron en señalar que América Latina requiere
una "visión estratégica" para aprovechar
las oportunidades y retos que plantean las relaciones comerciales
con China y convertir la "incertidumbre" en beneficios
sociales.
Con miras a impulsar el acercamiento bilateral, expertos chinos
formularon muchas propuestas en diversos seminarios celebrados
en fecha reciente en el país asiático, pronunciándose
por el establecimiento de un mecanismo de diálogo y cooperación
entre empresarios chinos y latinoamericanos.
El investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos, Xie
Wenze, urgió a los empresarios chinos a encarar el mercado
latinoamericano elaborando una estrategia a largo plazo basada
en una investigación completa del mercado, la estructura
económica y la cultura de consumo locales.
Para cambiar "los prejuicios tradicionales" de no pocos
consumidores de la región acerca de productos chinos, que,
en realidad, incluyen artículos que van "mucho más
allá de vestidos y calzado baratos", instó
a empresas chinas a llevar a los mercados latinoamericanos más
productos de alta y nueva tecnología, en lugar de artículos
de bajo valor agregado.
Aunque los consumidores locales, sobre todo los de bajos ingresos,
reciben beneficio directo con la venta de gran cantidad de tales
productos chinos, es fácil perturbar los mercados locales,
perjudicar los intereses de los pequeños y medianos empresarios
locales y provocar disputas comerciales. Por ello, departamentos
pertinentes chinos del comercio exterior deben adoptar medidas
de control y animar a las empresas chinas, como la electrónica
Haier, que han logrado éxitos en los mercados de EE.UU.
y la Unión Europea, a considerar un ingreso más
destacado en Latinoamérica, para competir con los productos
japoneses y surcoreanos.
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