Nueva
forma de crédito rural
Por BAI XU*
-Expertos chinos y extranjeros se han devanado los sesos durante
décadas para establecer micro-créditos que ayuden
a los campesinos chinos a salir de la pobreza.
El tema de los micro créditos en China resulta tan complicado
que los entendidos han llegado a considerarlo un problema sin
solución. A pesar de ello, y de momento al menos, una luz
de esperanza aparece en un remoto distrito de la región
autónoma uigur de Xinjiang. El distrito de Hutubi ha creado
una nueva forma de colaboración: entrega de préstamos
tomando a la tarjeta del seguro por vejez como garantía.
Así, los labriegos adquieren pequeños préstamos,
cuyo reintegro respaldan con su fondo para el mantenimiento de
la vejez.
En el pasado, un campesino chino sólo podía solicitar
dos tipos de crédito: por medio de hipoteca sobre la tierra
o la casa; o solicitar un préstamo colectivo para un mínimo
de cinco familias. Sin embargo, lo normal es que nuestros agricultores
dispongan de poca tierra para ofrecer como respaldo, ni tienen
certificado de propiedad de las casas que ellos mismos se han
construido. Por lo tanto, el valor disponible en sus manos es
muy pequeño para obtener un préstamo significativo.
Además, si una de las familias involucradas en el préstamo
colectivo no devuelve el dinero a tiempo, el resto también
pierde la credibilidad. Como consecuencia, son pocos los que optan
por esta modalidad.
Guo Xincai, de 48 años, es gerente de la Oficina de Seguros
de Vejez de Hutubi, y pionero del programa de dicho distrito.
El fondo de seguros de vejez de Hutubi se ha incrementado de los
12 millones de yuanes de 1997, año de su inicio, a 22,8
millones de yuanes (2,73 millones de dólares) en la actualidad
gracias a la obtención de una tasa de interés compuesto
anual del 7 por ciento, cifra mucho más alta que la tasa
de interés bancario de 2,25 por ciento. Gracias a ello,
el fondo casi se ha duplicado.
"Este es el primer proyecto de China para ayudar a los campesinos
a establecer un fondo con su propio dinero", dice Yang Tuan,
profesor de sociología y subdirector del Instituto de Política
Social de la Academia de Ciencias Sociales de China (ACSCh). "El
préstamo es realmente conveniente", expresa Yuan Zhengnian,
de 64 años, propietario de 140 ovejas y 24 ha de tierra
de cultivo de algodón y trigo. Además del ingreso
anual de unos 50.000 yuanes (6.250 dólares) por concepto
de la cría del rebaño y el cultivo de tierra, Yuan
recibe al año 1.600 yuanes de pensión por vejez.
El secreto de su enriquecimiento es su tarjeta de seguro de vejez,
la cual ha sido usada por siete años como un tipo de crédito
informal en el distrito de Hutubi. Con el préstamo de tarjetas
de seguro de vejez de vecinos y parientes, Yuan fue capaz de financiar
la compra de un coche de 410.000 yuanes para su yerno.
Los resultados son llamativos: funcionarios y expertos de todo
el país viajan a este pequeño distrito a 76 km de
Ürümqi para estudiar el "modelo de Hutubi".
El vecino distrito de Manasi empezó a implementarlo en
2003, y algunas localidades de las provincias de Jiangxi y Shanxi
también están decididas a introducir este programa.
"El programa no sólo proporciona el dinero que los
campesinos necesitan para la producción cuando están
jóvenes y para crear un fondo para su vejez", afirma
Zhang Shifei, de la ACSCh, "sino que también armoniza
las relaciones entre los vecinos y parientes cuando comparten
sus tarjetas de vejez entre ellos".
Yuan ha prestado su tarjeta a otros. Con el nuevo coche, su yerno
le entrega al año más de 10.000 yuanes (1.250 dólares).
Sin embargo, hace nueve años, su familia de ocho personas
ganaba menos de 30.000 yuanes (3.750 dólares) al año
con el cultivo de maíz en una superficie de 11,3 ha.
En 1997, Yuan reunió suficiente dinero para depositar 13.000
yuanes (1.625 dólares) en su fondo de seguro de vejez.
El gobierno prometió a los participantes una pensión
equivalente al 12 por ciento anual sobre la tasa de interés
cuando llegaran a los 60 años, lo que hizo que Yuan se
decidiera a solicitar en préstamo la mencionada cifra a
un banco cooperativo local.
Sin embargo, debido a las irregularidades que se producían
en el flujo de fondos, esta política fue eliminada por
el gobierno en 1998. Los campesinos que no habían pagado
este seguro de vejez dejaron de pagarlo y la tasa de interés
por tal concepto disminuyó en gran medida.
En Hutubi, los campesinos fueron presa del pánico. En
sólo tres meses, más de 1.400 de los 10.089 participantes
retiraron su dinero, llevándose 2,7 millones de yuanes
(0,43 millones de dólares) de una vez. Yuan, sin embargo,
no lo hizo: esperaba un milagro.
El dilema para la Oficina de Seguro de Vejez Rural de Hutubi fue
qué hacer con el resto de dinero. "Si se depositaba
esta suma en el banco, no sólo era inútil para los
campesinos antes de cumplir los sesenta años, sino que
también podía sufrir una caída en su valor",
explicó Guo, quien ante tamaña dificultad ideó
un método: devolver el dinero de nuevo a los campesinos
en forma de préstamos, cobrando una tasa de interés
de 7,665 por ciento.
El único problema con esta idea era que, según
los reglamentos estatales, sólo los bancos podían
otorgar préstamos. La posibilidad quedaba vedada para los
departamentos administrativos y las organizaciones de cooperación
económica de diversos niveles, como la Oficina de Seguro
de Vejez Rural de Hutubi. En su condición de funcionario
público local, Guo no tenía derecho a dar el dinero
a los campesinos en forma de préstamo.
De esta forma, Guo hasta tuvo que pagar una multa de 10.000 yuanes.
Pero en su cabeza seguían bullendo iniciativas atrevidas.
En primer lugar, convenció al banco local de aceptar las
tarjetas de seguro como garantía legal de los fondos. Segundo,
pidió al banco local, una entidad legal, administrar el
préstamo de todo el dinero de la cuenta bancaria de la
Oficina de Seguro de Vejez de Hutubi. Actualmente, el proyecto
de Hutubi no sólo es exitoso, sino también legal.
Los resultados pueden ser revelados en la prensa.
En 2002, Asylbek Muhan estaba desesperado. Su padre de 66 años
sufría de hepatitis y colecistitis. El tenía sólo
0,28 ha de tierra. Con esta parcela de tierra apenas podía
obtener 3.000 yuanes (375 dólares) del banco local, mientras
que el tratamiento médico de su padre ascendía a
5.000 a 6.000 por año (625-750 dólares).
De forma casual, este joven kazajo de 32 años se enteró
del proyecto de crédito de Hutubi administrado por Guo.
Con su propia tarjeta de seguro de vejez y las de sus padres,
Muhan obtuvo un préstamo considerable para comprar más
derecho de uso de tierra, e incrementó el ingreso familiar
hasta cubrir los gastos médicos de su padre. En el presente,
sus progenitores reciben cada uno más de 200 yuanes (25
dólares) al año por concepto de pensión de
vejez.
Muhan desea pagar más seguro de vejez y al mismo tiempo
obtener más capital con sus tarjetas de seguro. Incluso
sus dos hermanos, que no se incorporaron a este proyecto antes
de 1997, querían participar. En 2005, Muhan pidió
prestadas tres tarjetas de seguro de vejez de sus vecinos y obtuvo
un préstamo de 10.000 yuanes. Al mismo tiempo, Guo ha reajustado
sus reglamentos de préstamos. Los poseedores de tarjetas
ya pueden obtener un 90 por ciento del valor del monto total de
su pago, en contraste con la suma del pasado, de apenas 50 por
ciento.
El 30 de junio de 2005, la Oficina de Seguro de Vejez Rural de
Hutubi había prestado dinero al 55,3 por ciento de los
poseedores de tarjetas de seguro, en cantidades que variaban de
1.000 a 30.000 yuanes. Si los campesinos no podían liquidar
a tiempo el préstamo, debían pagar un multa del
9 por ciento. Sin embargo, hasta presente, nadie de los 4.516
participantes ha faltado al pago.
Casi el 99 por ciento de los 7 millones de yuanes (0,88 millones
de dólares) de préstamo concedido hasta ahora ha
sido usado en la producción, según Zhang Shifei,
doctor de la ACSCh, quien ha seguido el proceso de desarrollo
de este proyecto.
"En el presente, hay dos problemas fundamentales que afectan
el sistema de mantenimiento de la vejez en las zonas rurales,
uno es la recolección de fondos y el otro es el mantenimiento
de su valor", expresó el profesor Yang de la ACSCh.
El "modelo Hutubi", indica, ha resuelto ambas situaciones."
Para los expertos de Beijing, Hutubi da mucho que pensar. Zhao
Dianguo, director del Departamento de Seguro Social Rural del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, considera: "modelos
similares pueden ser usados para ayudar a los campesinos cuyas
tierras han sido expropiadas, y a los obreros emigrantes y desempleados".
Los obreros desempleados en las zonas urbanas constituyen un
verdadero dolor de cabeza para los diseñadores de políticas.
Muchos bancos se muestran reacios en darles préstamos y
proporcionarles fondos para empezar un negocio, lo que implica
una gran carga financiera para los departamentos gubernamentales.
"La dificultad de establecer cuentas individuales en las
zonas rurales depende de los sistemas de recolección de
fondos", expresa el autor del libro "El Capital y el
Pobre," el profesor Michael Sherraden, de la Universidad
de Washington en Saint Louis, Estados Unidos, pero Guo lo resolvió
fácilmente usando el capital existente. De otra forma,
ese monto habría perdido su valor.
*Bai Xu es reportero de Servicios Especiales de China.
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