Sihou:
cuando el campo se parece a la ciudad
Por ZHANG HONG
-Vida casi urbana en una aldea excepcional
Decir que entre las áreas urbanas y rurales de China hay
diferencias muy marcadas equivale a llover sobre mojado. Mientras
las ciudades del país suelen verse adornadas por el alumbrado
público y variadas formas arquitectónicas, sus aldeas
se encuentran dispersas en amplias extensiones de tierra cultivada,
huérfanas de edificios y sumidas en la oscuridad y el polvo
de los caminos sin asfaltar. Excepción en esta regla, sin
embargo, es aldea Sihou, en el cantón Kouzhuang, provincia
de Hebei. Sihou, a pesar de su ubicación geográfica,
tiene mucho de citadina.
Para empezar, en casi todas las casas hay perros domésticos.
Y no se trata de los perros que muchos labriegos crían
para la protección del ganado o la casa. No, en Sihou predominan
los cariñosos perritos pequineses, que se supone sean presencia
ubicua en Beijing, la capital, no en este apartado entorno rural.
Esta, quizás, sea la primera señal de que mejora
la vida de los campesinos del lugar.
Otra característica peculiar de Sihou es la forma de vestir
de los lugareños, que deambulan enfundados al mejor estilo
urbano. A diferencia de la mayor parte de sus compañeros
de faena en otros sitios de China, los de Sihou acostumbran a
recorrer en bicicleta los caminos pavimentados en marcha al trabajo
en las plantas de producción locales. Zhang Qian, de 48
años de edad, es el secretario del comité de la
aldea de Sihou. Nos explica cómo aplica métodos
modernos para administrar las empresas. Como si estuviera en la
ciudad.
El estacionamiento de la aldea está pavimentado con ladrillos
negros rectangulares producidos en una fábrica rural próxima.
Es difícil encontrar pistas polvorientas en Sihou - casi
todos los caminos están cubiertos de concreto. El metano
es el combustible más popular, y se utiliza para la calefacción,
la iluminación y la cocina. Esta forma de energía
de bajo costo beneficia tanto a la economía como a la protección
medioambiental.
La aldea de Sihou tiene fama como productora destacada de fideos
de almidón. En el pasado, esta industria causó gran
contaminación a la aldea, situación que empeoraba
por el vertimiento de aguas residuales de las fábricas
en plena calle. Después de que el comité de la aldea
decidiera transformar a Sihou en una aldea ecológica, se
trasladaron todas las plantas de procesamiento fuera de las áreas
residenciales. En la actualidad la aldea dispone de un centro
de procesamiento en sus afueras.
Las líneas de fabricación fueron traídas
desde Taiwan, y se contrataron expertos en alimentos de Beijing
para elevar la calidad de los fideos de almidón locales.
Actualmente, la aldea produce unas 300 toneladas de tallarines
al día, y sus productos se exportan a los mercados de Tailandia
y Vietnam. La prosperidad ha colocado a los aldeanos en capacidad
de emular a fondo con sus rivales urbanos. No es raro ver en los
alrededores decenas de automóviles, incluidas marcas famosas
como Toyota y Santana.
Las condiciones de la vivienda también han mejorado. "En
el pasado, el ecosistema de la aldea no era bueno, por lo cual
los aldeanos tenían poco interés en construir sus
propias casas", indica Zhang Qian. "Pero ahora que se
han solucionado los problemas ambientales, más de 20 familias
han construido nuevas casas, o han restaurado las viejas, desde
la primavera pasada", agrega.
La aldea ha invertido más de 3 millones de yuanes en la
ampliación de su calle central, a la cual ha convertido
en una plaza de 200 metros cuadrados de superficie, que acoge
reuniones, proyección de películas, presentaciones
de cantos y danzas y otras actividades culturales. Se ha creado
otro parque para la práctica de deportes y ejercicios físicos,
y se cuenta con mesas de ping-pong y ajedrez, una cancha de baloncesto,
mesas de billar y de mahjong. Cada noche, los aldeanos se reúnen
aquí para charlar y divertirse. Zhang, granjero local,
me cuenta: "En el pasado, nuestras noches eran tan aburridas
que nos íbamos a la cama inmediatamente después
de la cena. Ahora, las noches están llenan de actividades,
y gozamos de una vida nocturna tan variada e interesante como
los habitantes urbanos". Los aldeanos están muy contentos
con la mejora dramática de su forma de vida.
Las mejoras no sólo se hacen evidentes en lo material
y cultural; también se ha elevado la conciencia social
de los lugareños. En vez de tirar basura sin mirar adónde,
muchas familias han construido tanques apropiados en sus patios,
y se designa a los miembros de la comunidad para que recojan los
desperdicios y los envíen a una planta de tratamiento fuera
de la aldea.
La vida de Sihou se erige en un cambio radical para los estereotipos
que se suelen asociar a los campesinos chinos: Un hombre viejo
labrando la tierra bajo un sombrero de paja; una esposa atada
de por vida a un telar. Sihou, en pocas palabras, es un modelo
de lo que debe hacerse si se quiere reducir la actual brecha entre
el campo y la ciudad, que pone a los agricultores a años
luz de los niveles de vida de sus connacionales urbanos.
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