Ministerial de Hong Kong: del lobo un pelo

-El largo y tortuoso camino hacia el equilibrio entre naciones ricas y pobres tuvo un pequeño avance en Hong Kong

Por YI LI

El parto con fórceps en que concluyó la Sexta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), celebrada en diciembre pasado en Hong Kong, tras seis días de arduas negociaciones, condujo a un avance modesto en los hasta ese momento estancados temas de los subsidios agrícolas. “Llegamos a Hong Kong con 55 por ciento de la Ronda Uruguay y nos vamos con 60 por ciento,” dijo en la clausura el Secretario General de la OMC, Pascal Lamy. Su comentario fue reflejo vívido de la situación imperante. Del cúmulo de expectativas algo se logró. En fin, del lobo un pelo.

La Declaración de Hong Kong dejó como fruto principal el compromiso de los países industrializados de eliminar todos los subsidios a las exportaciones agrícolas antes de finalizar 2013, a lo que se agrega además la eliminación de los subsidios a las exportaciones de algodón en 2006. Para antes de 2008 se espera asimismo que los países en desarrollo accedan a los mercados de los desarrollados con exenciones de gravámenes aduaneros para el 97 por ciento de sus productos.

Ahora las expectativas quedan sujetas a la puesta en práctica de la prédica de la Ronda de Doha, que supone un espaldarazo a los afanes de los integrantes de la OMC, sobre todos los más desfavorecidos por la fortuna, de avanzar en el camino del desarrollo, que hasta ahora se ha mostrado sumamente elusivo. En consecuencia, a la de Doha se le denominó Ronda del Desarrollo.

En la actualidad, en el mundo hay 50 países calificados de más atrasados. Son aquellos donde el ingreso anual per cápita es inferior a 750 dólares. El aporte de los mismos al Producto Interno Global no llega al 1 por ciento. La declarada exención de Hong Kong deberá abrir un sendero en el cual estas naciones podrán colocar sus exportaciones. Según la ONU, esta medida generará beneficios por valor de 8.000 millones de dólares anuales para las vacías arcas de los más pobres.

Esta medida hay que enmarcarla en un panorama más amplio: cuanto más disminuya la tasa de miseria, más pacífico y, por consiguiente, más estable será el mundo. A la vez, las mejoras en los países pobres redundarán en nuevas oportunidades de negocios para otros países y zonas.

Al dirigirse a la conferencia ministerial, el ministro de Comercio de China, Bo Xilai, urgió a procurar a la brevedad posible la entrada a los mercados con exención de derechos aduaneros y cuotas a los países más atrasados, a los cuales se debe otorgar trato de “productos especiales” y el “mecanismo especial de garantía”.

El fin de los subsidios algodoneros beneficia a China

En la Declaración de Hong Kong se recoge el compromiso de los países desarrollados a cancelar en 2006 los subsidios que penden sobre las exportaciones de algodón, decisión que sin dudas resulta buena noticia para nuestros agricultores del sector.

El Grupo Oxfam, organización internacional de asistencia alimentaria, declaró a la prensa previo a la Conferencia de Hong Kong, que los subsidios que impone el Gobierno estadounidense al algodón genera un notable flujo de esta fibra natural a precios bajos hacia el mercado chino, con enormes pérdidas para los campesinos algodoneros chinos.

Pasito a pasito

A pesar del avance que significan los compromisos de los países desarrollados, aún queda mucho por hacer. En el ámbito agrícola sobresalen dos temas especialmente peliagudos: el acceso al mercado y la disminución del apoyo interno al comercio distorsionado. El primer economista del departamento de estudios comerciales del Banco Mundial Will Martin dijo: “En el tema agrícola, la clave está dada por las barreras para acceder a los mercados. Si se compara con la cancelación de los subsidios de exportación y el apoyo interno al comercio distorsionado, la disminución en gran medida de los aranceles sobre agricultura generará 12 veces más beneficios”.

Si las rondas no son buenas, ¿qué queda de la de Doha?

Para China, una de sus prioridades como nuevo miembro de la OMC es obtener un estatus especial. Esta necesidad fue reconocida por los ministros signatarios de la Declaración de Hong Kong.

Aunque ya han transcurrido cuatro años desde la celebración de la Ronda de Doha, mucho queda por hacer para cumplir sus promesas, en especial en el terreno de la agricultura. Una reciente investigación del Banco Mundial estima que si se cancelan los gravámenes aduanales y subsidio agrícolas, para 2015 la producción anual internacional aumentará en 300 mil millones de dólares. De ese total, dos tercios provendrían del comercio agrícola. De ahí la importancia de reformar del comercio en el agro.

Según lo planteado por la Ronda de Doha, estas negociaciones debieron concluir antes del 1 de enero del 2005. Además de los temas de la agricultura y el desarrollo, también se citan los del acceso al mercado de otros productos y la apertura de la industria de servicios, entre otros. Los resultados de Hong Kong impulsaron un tanto este cometido. Así lo recoge la declaración cuando cita a los asistentes, en el sentido de que “Reafirmamos nuestra decisión de poner en práctica de modo general la agenda de trabajo de Doha en 2006, y terminar también exitosamente la ronda de negociaciones iniciadas allí”.

El compromiso está en blanco y negro. Ahora toca hablar a la realidad.


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