Filón dorado para gigantes farmacéuticos

Por YI Li

País donde por siglos ha florecido una industria farmacéutica peculiar, China acoge hoy lo mejor de la farmacopea de Occidente, cuyos representantes se apresuran a ganar un espacio en el prometedor mercado local.

Recientes encuestas en China revelan amplias perspectivas de desarrollo en las ventas de productos farmacéuticos extranjeros a escala nacional, del orden de los 60 mil millones de dólares para 2010. Para 2020, a juzgar por dichos estudios, China podría convertirse en el mayor mercado mundial del sector. Según el jefe del Departamento Internacional de Desarrollo y Planificación de la Cía. Ltda. Farmacéutica AstraZeneca, de Gran Bretaña, su firma ve en China la única oportunidad comercial importante. Las razones para tanta confianza son las siguientes: mientras sus ventas en el país asiático alcanzaban un aumento del 40 por ciento en años recientes, el incremento de las mismas en Estados Unidos en igual lapso fue de sólo 6 por ciento; en Europa apenas llegó al 2 por ciento.

No es de extrañar entonces la literal avalancha de gigantes farmacéuticos del mundo sobre China. Solamente la estadounidense Merck envió a 500 vendedores a este país el año pasado, mientras que AstraZeneca amplió su equipo de vendedores a 900, y aumentó su inversión total aquí a 140 millones de dólares. La compañía sueca Novartis Pharma Ltd., la mayor de ese país, ha invertido recientemente 17 millones de dólares en una empresa a riesgo compartido en Beijing.

Pfizer, el gigante farmacéutico mundial por excelencia, lleva buen tiempo echando raíces en China, donde colocó sus primeras acciones en los años 80 del siglo pasado. Desde entonces, ha invertido más de 500 millones de dólares en el país, y ha fundado fábricas en Dalian, Suzhou y Wuxi. Ahora vende más de 40 variedades de productos medicinales al mercado local, donde planea lanzar otros 15 en los próximos cinco años.

La mayor atracción para las compañías extranjeras es la inmensa población china, convertida ya en uno de los 10 mercados más importantes para la venta de medicinas –10 mil millones de dólares–, por obra del atractivo que lo occidental ejerce sobre una sociedad donde los ingresos han comenzado a elevarse en fecha reciente.

Synovate, una compañía global dedicada al estudio de mercados, señala que mientras que los estadounidenses consumen anualmente un promedio de 500 dólares en la compra de medicamentos, los chinos gastan apenas 9 dólares. Sin embargo, la firma pronostica que dentro de una década el volumen del mercado chino se duplicará, y es probable que el país se convierta en el tercer mayor mercado mundial, según Christopher James Shaw, presidente de Eli Lilly y Cía. "Hoy China es importante", afirma Shaw, "pero el futuro reserva aún mayores sorpresas".

El año pasado, el jefe de investigaciones y desarrollo en China para el grupo Roche de Suiza (fabricantes de la medicina Tamiflu contra la gripe aviaria), Andreas Tschirky, abrió un centro de investigación en el Parque de Alta Tecnología de Zhangjiang, en Shanghai. Se espera que el parque pase a ser el corazón de la industria farmacéutica de China. Tschirky tiene un grupo de 40 científicos que trabajan a la par con colegas extranjeros en el estudio e innovación de las medicinas. Tschirky asevera que el mercado chino entraña promisorias oportunidades de crecimiento.

Mercado ideal

Desde su entrada a la OMC, China se ha visto abocada a la observancia de la protección de los Derechos de Propiedad Intelectual (DPI) en varias áreas, incluida la de productos farmacéuticos. El país ha promulgado una serie de reglamentos encaminados a impedir que las compañías farmacéuticas locales copien patentes occidentales.

Este cambio alienta a las compañías extranjeras que desean entrar o ampliarse en China. Roche tiene planes de comenzar su producción en China de Xeloda, un medicamento anticáncer, y CellCept, una droga usada después del trasplante de órganos. Por su parte, AstraZeneca, tiene en mente expandir su capacidad de producción. Hace tres años, invirtió 130 millones de dólares en la construcción de una fábrica en Wuxi, provincia de Jiangsu. Instalada originalmente como una base exportadora, la compañía detuvo la salida al exterior de sus productos medicinales hace dos años. "Necesitamos ese volumen para China", manifestó Steen Kroyer, el jefe de la compañía aquí.

En el pasado, las preocupaciones relativas al respeto de los DPI hicieron titubear a más de un laboratorio foráneo deseoso de establecerse en el territorio chino. Incluso ahora que China es miembro de la OMC, los aspirantes a entrar en su mercado no las tienen todas consigo. Muestra de ello es que todavía la mayor parte de los centros de investigación y desarrollo de los gigantes industriales en el país son pequeños en escala y de pocas especialidades, en comparación con sus similares de Occidente. Wang Baoping, director de investigaciones del laboratorio danés Novo Nordisk en China –primer gigante extranjero que abrió un centro de investigaciones en Beijing, admite: "China ha publicado una serie de leyes relacionadas con la protección de DPI, pero su aplicación, particularmente las compensaciones que debe recibir la parte dañada, siguen siendo un problema pendiente de solución".

En consecuencia, China presta mucha atención al tema, y se ha anotado grandes progresos desde su acceso a la OMC, a la vez que reitera un mayor compromiso futuro. También se espera que la presencia de importantes laboratorios extranjeros ejerza un impacto positivo en los negocios locales de medicamentos.

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