Visita a la aldea tung

Por ZHANG HONG

ENTRE los diez lugares más originales y naturales nombrados por la UNESCO, se destacan dos lugares de Asia: el Tíbet y las prefecturas autónomas de las etnias tung y miao de Qiandongnan, en el sudeste de la meseta de Guizhou. Este último pertenece a una de las 18 zonas de protección de la cultura de minorías étnicas, en este caso la tung.

El gobierno local de la prefectura está en Kali. Los tungs ocupan 31,5 por ciento de la población total, distribuidos en los distritos de Liping, Congjiang y Rongjiang. Entre ellos todavía se mantienen vivas tradiciones como los peinados y vestimentas de la dinastía Tang, los vestidos de la dinastía Song y la arquitectura de las Ming y Qing.

Según reza un antiguo dicho local, con respecto al clima y topografía de Qiandongnan, en dicha localidad no se ve suelo llano ni siquiera en el espacio de un metro cuadrado y se puede pasar tres días seguidos sin ver el sol.

La historia de los tungs se remonta a más de 2.500 años, en las dinastías de Qin y Han. Casi todas las aldeas se construían entonces en la ladera donde daba el sol, rodeadas por altos árboles. En la madrugada, la neblina rodeaba la aldea y tal parecía que los lugareños vivían en un paraíso. Hoy, los aldeanos demuestran su amabilidad sonriendo a los visitantes, a quienes a veces invitan a tomar té u otras bebidas en sus casas.

Las aldeas suelen ser de regulares proporciones y generalmente abarcan de 100 a 200 familias. En el centro de la aldea hay una plaza donde se alza la torre del tambor, a un lado, mientras que en el otro lado hay un amplio escenario. La plaza es un lugar para la concentración de todos en ocasiones especiales y también para la cita de los jóvenes.

La torre del tambor es la forma arquitectónica representativa de la aldea, con formas exteriores divididas en cuadrados, hexágonos y octógonos. La torre alcanza 13 pisos y su estructura es de madera. Para la misma no se empleó un solo clavo. Su balcón servía como sala de reuniones cuando en caso de emergencias el cacique llamaba a los habitantes. Ahora es el sitio predilecto de los hombres, que acuden allí a fumar sus pipas y charlar.

El Puente del Viento y la Lluvia es otra construcción representativa de la aldea tung, formado por pilares de piedra y estructuras de madera, con techo y quiosco. El techo de corredor está hecho de aleros dobles o múltiples. Hay asimismo quioscos sobre el corredor, que está ilustrado con numerosas pinturas, de ahí su nombre de “puente de las galerías”. El puente es un lugar frecuentado por los tungs, quienes descansan, charlan y van a pasear con sus parejas allí.

La aldea Darong del distrito de Congjiang está al lado de la carreterra nacional N.° 312. En la entrada de la aldea se ven las casas colgantes de madera sin ventana y con candado a la puerta. Son los almacenes para las cosechas de la aldea.

En la aldea, las mujeres suelen llevar trajes de color negro, con mangas y faldas bordadas de flores.

La aldea de Darong se divide en tres partes, de acuerdo con su ubicación en la ladera: baja, media y superior. Después de pasar por algunas callejuelas encontramos un terreno vacío, donde los aldeanos se sientan alrededor de decenas de mesas redondas. Fuimos invitados amigablemente a sus mesas y después de brindarnos un tazón de licor, empezaron a preguntarnos sobre nuestra procedencia.

En una amtósfera informal probamos el dulce vino de arroz, las bolitas de arroz glutinoso y las verduras saladas. Los platos habían sido traidos por varias familias. Cada mesa tiene capacidad para seis u ocho personas. Los ancianos suelen sentarse en el centro, mientras que los jóvenes lo hacen a los lados, y las mujeres o niños miran desde lejos. En ese momento nos enteramos de que la aldea celebraba el festival anual de la canción. El banquete lo ofrecieron los muchachos de la aldea baja como muestra de respeto a los miembros de la aldea superior, pues estos últimos acababan de invitar a las chicas de la aldea superior para el concurso de cantos.

Después de la comida, y tras despedirnos, nos invitaron al festival de la aldea media al siguiente día. Allí llegamos a la siguiente madrugada.

Nos sorprendió un lindo sonido de campanillas. Una anciana estaba ayudando a su hija a probarse un nuevo vestido, a la vez que le colocaba collares y gruesas cadenas de plata, lindas prendas en forma de mariposa y una horquilla plateada que ataba su cabellera hasta la cintura. Ahora sólo faltaba una pulsera de plata. La anciana se quitó la suya para dársela a la hija. Dicen que la plata que lleva la chica representa el nivel económico de la familia. La chica suele sufrir un poco por cargar cinco kilos de plata en el festival.

Después de lanzar petardos y tocar tambores y gongs, los muchachos y chicas se tomaron las manos, formando un círculo para la ceremonia de adultos.

En la ocasión todos bailaron Caigetang, una danza colectiva de los tungs, en conmemoración de la antigua heroína llamada Shasui. En la noche, la danza fue más espectacular. A veces se veía a varios cientos de personas, incluidos ancianos y niños, bailando alrededor de la hoguera.

Cantar es como vivir para la etnia tung, que antes carecía de escritura, por lo que ha legado su historia y cultura en forma de canciones. Estas se dividen en mayores y menores. La segunda es de melodía simple y se ejecuta informalmente en cualquier momento, pero la primera corre a cargo de muchas personas en importantes festejos o celebraciones.

En el cuarto concurso internacional de coros que tuvo lugar en Xiamen, en julio de 2006, el conjunto de jóvenes tungs obtuvo el premio de oro. Con anterioridad se había alzado con seis premios en concursos nacionales.

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