Un recorrido por la pradera Hulun Buir

Por DONG NING

–La pradera Hulun Buir, en la Región Autónoma de Mongolia Interior, es la mejor conservada de China. En julio y agosto, cuando la mayor parte del territorio chino suda bajo el bochorno estival, la temperatura allí apenas llega a unos 20 grados centígrados. Es un lugar ideal para veranear

La ciudad de Hailar está rodeada por la pradera Hulun Buir, en el extremo norte del país. De Beijing a Hailar un tren demora 30 horas; un avión 40 minutos. En la temporada alta resulta difícil conseguir boletos en ambos medios. Si alguien quiere aventurarse, también puede ir en automóvil, en un recorrido de más de 1.800 km. El camino es largo, pero siempre es un deleite alejarse de la monótona vida urbana y respirar el fresco aire del campo.

Bautizada como “Perla de la pradera” y situada a la entrada de la pradera Hulun Buir, Hailar es una ciudad de modestas dimensiones. Apenas se sale de la ciudad aparece la inmensa pradera, donde se ven nubes gruesas, tan cercanas que parecen estar al alcance de la mano. En la noche se escucha el rumor de las aguas del río que atraviesa la ciudad.

Hailar es famosa por el río homónimo en el norte de la ciudad. Con el rápido desarrollo del turismo y el urbanismo, la ciudad está dotada de una buena infraestructura. En las calles se aprecian edificios modernos junto a los tradicionales de estilos mongol y ruso. Todos, empero, comparten la característica de poseer pocos pisos.

Para hacer compras se recomienda el Centro Comercial de Rusia, donde, sobre una superficie equivalente a la de una cancha de fútbol, se venden mercancías rusas, como espejos para maquillaje, monedas, cuchillos, telescopios, café, perfumes y cigarrillos. En todos los puestos se pueden regatear los precios. Hay una tienda llamada “Katiusha”, la cual vende souvenires y cuchillos de la etnia mongola; éstos, eso sí, tienen precios relativamente altos y sin lugar al regateo. Todas las tiendas tienen sus nombres escritos en chino y mongol.

La pradera más cercana está en la bandera (distrito) de Chen Barga, a 40 km de la ciudad. Allí se puede montar a caballo o camello y contemplar espectáculos mongoles. En la bandera hay tres sitios turísticos: la fuente sagrada, la tribu Horda de Oro y el río Morigele. El agua de la fuente sagrada se considera panacea para todas las enfermedades; la tribu Horda de Oro está en el centro de la pradera Hulun Buir y es considerada una reproducción de los campamentos militares de Gengis Kan. El río Morigele se extiende por la llanura. Al crepúsculo, sus aguas doradas son un panorama imponente.

Viajando por la pradera

Los 220 km que median entre la ciudad de Hailar y la de Manzhouli se pueden cubrir en trenes de horario fijo, pero si se recorren en coche será una experiencia inolvidable.

Hulun Buir ha sido la cuna de las etnias nómadas xianbei, kitana, nüzhen y mongola.

El paisaje no puede ser más atractivo: nubes muy blancas que se recortan contra un cielo azul. A lo lejos se dispersan las yurtas mongolas, semejando hongos níveos; las ovejas deambulan por los pastos; los caballos y bueyes disfrutan de las aguas del río, zambulléndose ocasionalmente. De repente nos sorprende la lluvia, pero no dura mucho tiempo. Después aparece un arco iris centelleante. Con un poco de buena suerte, es posible contemplar un arco iris doble, fenómeno que, dicen, es señal de fortuna por venir para los visitantes.

Otra vista habitual son los animales domésticos que se atraviesan en la carretera, haciendo caso omiso al claxon de los exasperados conductores. Los choferes suelen decir: “Aquí los bueyes, caballos y ovejas son los verdaderos dueños de la pradera”.

Una costumbre local es rendir adoración a los dioses, colocando las piezas de seda llamadas hada sobre las piedras aobao. Según la leyenda popular, la costumbre de colocar piedras aobao se originó en tiempos remotos, cuando los mongoles vivían como nómadas y soñaban con la gloria celestial a su muerte. En aquel entonces se colocaban los cadáveres en carretas tiradas por bueyes y se los soltaba para que deambularan sin rumbo fijo. Allí donde la carreta se detuviera, se dejaba el cuerpo a la intemperie. En el sitio funerario se vertía sangre de la cría de un camello, el cual se conducía al cabo de un año al mismo lugar para recordar al difunto. En el sitio se amontonaban piedras.

La ciudad de Manzhouli

Después de dejar atrás numerosas colinas se arriba a la ciudad de Manzhouli, que limita con Rusia y es conocida como “ciudad fronteriza de la pradera”. La misma funge como importante puerto de comercio entre China y Rusia, por donde pasan diariamente muchos ciudadanos de ambos países. El viaje a Rusia comienza por Manzhouli, y los trámites necesitan de sólo un día.

En la ciudad se ven muchos rusos, los que suelen entrar en automóvil, de ahí la abundancia de coches con placas rusas. Además se notan muchas construcciones de estilo ruso y algunos restaurantes de su culinaria. Una visita obligada en este recorrido son las mukeleng, viviendas rusas de madera hechas hace cien años. En su mayoría han sido reformadas para dar cabida a hostales y restaurantes.

No menos recomendable es el viaje a la frontera del país, por donde pasa la línea ferroviaria chino-rusa. En la noche la ciudad es más animada y muchos rusos cantan y bailan hasta la madrugada en los bares.

Tras media hora de conducción se llega al lago Hulun Nur, uno de los cinco lagos de agua dulce más grandes de China. Los peces y camarones son limpios y libres de contaminación, muy convenientes para los comensales. Dicen que hay 140 métodos para prepararlos. Los rusos suelen pasar sus vacaciones a la orilla del lago, donde algunas chicas rusas toman el sol en bikini.

“Beber y comer carne”

“Beber y comer carne” es la quintaesencia del estilo de vida de los mongoles. El cordero, plato obligado, tiene mejor sabor aquí que en cualquier otro lugar.

Si se viaja en grupo, se recomienda probar el “banquete de oveja entera”, que se ofrece en ocasiones especiales. El método de preparación es algo similar al del pato laqueado de Beijing: se colocan especias en el vientre de la oveja y se hornea. La piel del animal se torna dorada y la carne tiene un sabor delicioso. Se le puede añadir un poco de salsa. Como parte de las formalidades de la mesa, el plato lo presenta completo el dueño del negocio, en una enorme bandeja de madera. Luego se lo lleva a la cocina para dividirlo en porciones. En la mesa se ofrece la cabeza de la oveja al invitado más distinguido.

El cordero guisado también es un plato tradicional en la pradera Hulun Buir. Para consumirlo se corta con cuchillo y se come con las manos. La parte más tierna de la carne se reserva a los turistas, privilegio que antes era exclusivo de los jefes o aristócratas.

Se puede comer la carne semicocida, como acostumbran los lugareños, o bien asada, a gusto del comensal.

La olla mongola de Beijing se originó en Mongolia, hace más de 700 años, cuando Kublai Kan dirigió la expedición al norte. A la sazón, los cocineros inventaron este método para simplificar la faena. Aquí se puede probar este manjar en su forma original. La medicina china considera nutritivo al cordero y lo incluye entre los alimentos favoritos para aumentar la energía del organismo humano.

A los mongoles les fascina beber, tradición que han continuado con el argumento de mantener el calor corporal. Ahora este hábito es para agasajar a los invitados. En la comida mongola suelen estar chicas de su etnia que alzan copas de plata para brindar en medio de la música mongola. Los abstemios pueden optar por el té con leche, para agradecer el brindis. Sumado a ello, vale la pena probar el yogur y queso locales, pues son productos ecológicos de la pradera.

Datos turísticos:

Bajo el sol ardiente de la pradera se hacen indispensables las gafas oscuras, el sombrero, la cantimplora y el repelente antimosquitos. Por la diferencia de temperatura entre día y noche, es preciso disponer de mangas largas, incluso en pleno verano. En el invierno nieva en abundancia y es conveniente para esquiar.

En la ciudad de Hailar hay hoteles de diferentes categorías. En la calle central están concentrados los hoteles de alta y mediana categoría, con precios de varios cientos de yuanes la noche, pero los hostales ordinarios piden precios más módicos.

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