¿De
qué sirven las Olimpiadas del Saber?
Por LU RUCAI
Alabados
por muchos padres preocupados por el rendimiento académico
de sus hijos, los concursos de conocimientos y cursos adicionales
no convencen, sin embargo, a buena parte de la comunidad pedagógica
china
EN la XVIII Competencia Olímpica de Informática,
efectuada en Mérida, ciudad del sudeste de México
y capital del estado de Yucatán, los cuatro estudiantes
secundarios chinos asistentes lograron medallas de oro. Además
de competir en el área de informática, los chinos
también participaron en los concursos de matemática,
física, química y biología, que se celebran
una vez al año. Al final, los 23 educandos procedentes
de China se alzaron con preseas doradas.
La presencia de estos jóvenes en certámenes
internacionales, a pesar de sus excelentes resultados, no ha
estado exenta de polémicas en casa. Mientras algunos
sostienen que la participación en tales intercambios
académicos internacionales ayuda a los niños a
ampliar su visión académica, otros especulan que
aunque China suele hacerse de numerosos lauros, ello no implica
que sea un país poderoso en el terreno científico.
A pesar del alto número de ganadores en concursos, sostienen
los detractores, pocos de ellos se convertirán en eruditos
de fama mundial.
El atractivo de las matemáticas olímpicas
May, madre de Jimmy, alumno del quinto grado de
primaria, ha abierto un blog en Internet dedicado a las matemáticas
olímpicas, para facilitar los intercambios entre padres.
En dicho blog, los progenitores exponen criterios sobre quiénes
son los mejores profesores y cómo conseguir que los hijos
tengan un mejor aprovechamiento académico.
A partir del tercer grado, May ha estado llevando
a Jimmy a los cursos de matemática olímpica que
se ofrecen en varias escuelas. Jimmy ha participado en varias
competencias. El aprendizaje tiene buen efecto. Jimmy
ha desarrollado un notable interés por la matemática,
indica la madre. El profesor predilecto de May imparte clases
a los alumnos de sexto grado, por lo que su hijo aún
deberá esperar un año para ir a esas clases.
Lo
cierto es que los padres no tienen otra opción que seleccionar
los cursos de matemática olímpica, pues todos
los niños deben pasar la prueba de matemática
al entrar en la secundaria, destaca May. Un gran número
de padres concuerda con ella. May tiene experiencias cercanas
en este sentido, pues sus padres, aunque graduados de conocidas
universidades, no prestaron atención a la necesidad de
dotar a sus hijos de cursos complementarios, y no les matricularon
a ella y su hermano en ninguno de éstos. Al final, May
y su hermano se vieron imposibilitados de ingresar a la enseñanza
superior. Sin embargo, la hija de una vecina, gracias a las
asignaturas complementarias, ingresó en una universidad
y, tras graduarse, continuó estudiando en el extranjero.
Ahora, enfatiza May, pongo todas mis esperanzas en mi
hijo. Lo que me ocurrió a mí no se puede repetir
con él.
En comparación con asignaturas como física
y química, la matemática parece ser la favorita
de los padres. Para sus hijos hay disponibles cursos de capacitación
respectivos, promovidos por los órganos pertinentes,
adaptados a cada nivel, desde primaria a secundaria. Incluso
en la sureña ciudad de Guangzhou, hay cursos para los
niños de guardería.
Una entidad del Ministerio de Educación
investigó la participación en dichos cursos de
los alumnos del tercero al sexto grado de las escuelas primarias
de Beijing. Entre los 323 encuestados, 83 por ciento expresó
deseos de estudiar en el curso de matemática olímpica.
Una encuesta hecha por la Red de matemática olímpica
entre 2.068 participantes muestra que los padres que optan por
tales cursos para sus hijos, lo hacen, ante todo, con la esperanza
de que los mismos desarrollen un método de pensamiento
independiente y logren matricular en las más
prestigiosas escuelas secundarias.
El Centro de Ciencias de Jóvenes y Adolescentes
de la Asociación de Ciencia y Tecnología de China
se encarga de organizar la participación estudiantil
en competencias internacionales. Meng Xing, subdirector del
Centro, trabaja en el mismo desde 1990. Afirma en nuestra entrevista
que no hay cifra exacta de la cantidad de cursos, pero que cada
año más de 200.000 estudiantes asisten a la liga
de matemática del país.
Según estadísticas, los cursos de
matemática olímpica en Beijing dejan a las entidades
organizadoras réditos por 200 millones de yuanes, y los
cuantiosos salarios de los profesores participante ya es un
secreto a voces.
¿Interés o beneficio?
Sin negar el interés de muchos estudiantes
por alguna asignatura, y su capacidad para asumir cursos de
asignaturas como matemática olímpica, física
o química, hay que admitir asimismo que el contenido
curricular ha sobrepasado la capacidad de asimilación
del estudiante, dice Meng Xing.
Uno de los principales motivos que compulsan a
los educandos a sumarse a tales cursos es el saber que los resultados
obtenidos en las competencias olímpicas influyen directamente
en la admisión a las escuelas preparatorias u universidades.
Quienes hayan pasado con éxito por dichos cursos, pueden
ser admitidos directamente en las escuelas de enseñanza
superior sin pasar examen. Ello explica el gran atractivo que
los cursos complementarios ejercen sobre padres y estudiantes.
Muchos expertos se oponen a este fenómeno.
Zhang Gongqing, director del laboratorio de matemática
y matemáticas aplicadas de la Universidad de Beijing,
es uno de ellos. Las competencias y la enseñanza
básica de matemática son dos cosas diferentes.
Las competencias forman la capacidad de contestar las preguntas
del examen, pero es muy improbable que desarrollen la capacidad
creativa y de resolver problemas de los niños. No vale
la pena.
Otros objetan que las preguntas han sobrepasado
la capacidad de asimilación de los estudiantes. May,
empero, no está de acuerdo: Siento que las asignaturas
ayudan mucho a mi hijo. No estoy de acuerdo con los que impugnan
la utilidad de los cursos de matemática olímpica.
Los conocimientos que se ofrecen en las escuelas son demasiado
elementales. Si no hubiera tales cursos, ¿Cómo
lograrían los niños desplegar todos sus talentos?
se pregunta. Al mismo tiempo, los certificados otorgados por
las escuelas de cursos complementarios también son muy
útiles para la admisión escolar.
¿Abolir los concursos olímpicos?:
un imposible
En 2003, la Comisión de Educación
de Beijing emitió varias políticas reguladoras
de cursos complementarios. Las mismas incluyen las Olimpiadas
del Saber. Otras provincias también publican políticas
pertinentes.
En la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia
Consultiva Política del Pueblo Chino de este año,
Ren Jizhang, diputado de la Asamblea Popular Nacional y rector
de la Escuela Secundaria Xuejun de Hangzhou, propuso abolir
el vínculo directo entre las competencias olímpicas
y las notas de examen de entrada a la universidad.
Cuando el Gobierno quiso poner coto a los
cursos complementarios, mi hijo Jimmy acababa de matricularse
en uno de ellos. No me quedó más remedio que cancelarlo.
Pero después, me encontré con que los cursos se
mantienen. Volví a hacer los trámites para entrar.
Las palabras de May se hacen eco del indeclinable deseo de la
mayoría de los padres, de no permitir que sus hijos se
retrasen en sus estudios.
De tal suerte, cada familia se las agenció
para sortear los impedimentos oficiales, acudiendo a las clases
a domicilio. Los estudiantes universitarios con experiencias
de matemática olímpica, devenidos profesores emergentes,
hicieron entonces su agosto, al convertirse en opción
ideal para las familias, que no escatimaban en gastos.
Para el subdirector del Centro de Ciencias, Meng
Xing, las numerosas asignaturas de los cursos complementarios
impiden la asimilación normal de los programas impartidos
en las escuelas, sobre todo en el caso de la matemática
olímpica, que de tal manera ha violado su objetivo inicial.
Por lo tanto, el Ministerio de Educación se propone separar
las notas de las competencias olímpicas de los requisitos
exigidos para la admisión escolar. Como contrapartida
a esta anulación, agrega Meng, se añadirán
nuevos parámetros de notas a los exámenes normales.
Y concluye: Lo cierto, empero, es que ya resulta imposible
abolir las competencias. Estas seguirán siendo para muchos
la norma que permitirá a sus hijos ganar acceso a una
escuela excelente.