Misión grande para pequeños
combatientes
Por DONG NING
CADA
domingo, cuando los primeros rayos del sol despiertan a la aldea
de Dawan, en la ciudad de Wuwei, provincia de Gansu, Cai Hui,
de 14 años de edad, salta presto de la cama y toma su bicicleta.
Pedalea sin descanso hasta los hogares de sus amigos en aldeas
vecinas, y los despierta uno por uno. Todavía soñolientos,
los seis jovencitos hacen un trayecto de 15 km hasta el desierto
Tengger, llevando cubos y palas. Después de 40 minutos
de viaje en tractor a lo largo de un accidentado camino, llegan
al desierto de 800 km², y comienzan su trabajo: la repoblación
forestal.
De todas las organizaciones que luchan contra la desertización
en la zona, este grupo es el más joven, y el único
que actúa voluntariamente. Sus miembros, dos muchachas
y cuatro muchachos, tienen edades que oscilan entre los cinco
y los 14 años. Como miembro de mayor edad, Cai Hui conduce
al grupo. Este fue fundado en abril de 2004, por un alumno de
primaria que había ayudado a su abuelo en la batalla contra
la usurpación de las arenas, plantando árboles a
lo largo de sus bordes. Cuando el muchacho y su familia se trasladaron
a otra ciudad, Cai Hui tomó el mando.
A pesar de su corta edad, estos niños comparten una aspiración
común: detener el avance de las arenas que amenazan a su
pueblo. Con esto en mente, han plantado más de 10.000 árboles
en el desierto, 19 por ciento de los cuales ha sobrevivido. Puede
que la cifra no diga mucho, pero si se tienen en cuenta las difíciles
condiciones de la región, hay que reconocer que se trata
de un logro importante.
Los muchachos trabajan en el desierto cada fin de semana, sin
importarles la lluvia, el viento o el calor. Cada árbol
que plantan les insufla la confianza de que están un poco
más cerca de su meta.
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