Durante
mis tres meses en México en 2005, tuve el honor de conocer
a la señora Leonora Torres, ex presidenta de la Sociedad
Mexicana de Amistad con China (SMAC), y a su hija, recién
llegada de EE.UU. para visitar a su madre. Invitamos a ambas
a nuestra Filial Latinoamericana, donde compartimos un recuento
sobre la historia de dicha sociedad. Gracias a esta conversación
interesante, pude acercarme al profundo cariño de una
familia mexicana por el pueblo chino, lo que contribuyó
a cimentar mi certeza de que la distancia geográfica,
las diferencias culturales, e incluso los cambios políticos,
nunca serán obstáculos para demostrarnos mutuo
afecto.
China Hoy (CH): ¿Cuándo y por qué se
fundó la Sociedad de Amistad de México con China?
Leonora (L): Esta sociedad se fundó el 6 de septiembre
de 1953, por iniciativa de un grupo de intelectuales, que habían
estado pendientes de China desde el proceso de liberación
que concluyó en la victoria de 1949. Poco después,
algunos de ellos viajaron a China y regresaron con la experiencia
de haber estado cerca del pueblo chino, de haber presenciado
su enorme entusiasmo por el socialismo, los cambios notables
en la organización del pueblo, en la lucha contra la
pobreza, la reforma agraria y el desarrollo de la sociedad,
la educación y la construcción. Todo esto constituyó
una experiencia impresionante. En medio de este entusiasmo,
se decidió formar una organización que difundiera
la verdad del pueblo chino, porque en ese tiempo, todas las
noticias estaban controladas por Estados Unidos, que veía
en el comunismo una amenaza para el mundo, además de
percibir un peligro en el surgimiento de un país tan
grande como China.
CH: ¿Cuándo se incorporaron sus padres a la
Sociedad? ¿Cómo funciona ésta?
L:
Mis padres fueron invitados por primera vez a la Sociedad
en 1955. Originalmente tuvieron algunos contactos entre China
y la Sociedad. Cuando mi papá ocupaba la presidencia
de la sociedad, trabajó intensamente por modificar el
contenido del trabajo, de un trabajo limitado a uno amplio,
de masas, de sindicatos con relaciones en todos los estados
de la República. Cambió de un trabajo amistoso,
pero reducido a una casa particular, a una oficina abierta,
para poder tener biblioteca, y ofrecer conferencias y exposiciones
libres. De esta manera, aunque no fue de los fundadores de la
Sociedad, se le considera entre ellos, porque su trabajo cambió
totalmente el funcionamiento de la misma. Además, fue
organizador de la primera exposición industrial y comercial
de China en el Distrito Federal. Después de dos acontecimientos
importantes -la exposición industrial y comercial y la
bienvenida al Conjunto Acrobático de Wuhan, recibieron
la invitación para visitar China en 1964.
Hubo muchas dificultades en la organización de la muestra,
porque en aquella época, México no tenía
relaciones diplomáticas con China, sino con Taiwan. Entonces
era muy difícil conseguir apoyos o ayudas locales. A
veces, cuando ya se había conseguido un contrato para
un terreno, el dueño cancelaba el compromiso o lo modificaba.
Este fue el primer intento por mostrar la realidad de China
desde una perspectiva más cercana. La exposición
fue muy visitada.
CH: Después de la exposición, sus padres fueron
invitados a China. ¿Qué tal les fue el viaje?
L: Sí, fueron invitados por tres meses. Pero
no pudieron quedarse por tanto tiempo, porque tenían
aun trabajo en México. Eran maestros de escuela primaria.
Aprovechaban todo su tiempo libre para dedicarse al trabajo
de la Sociedad. Y mi papá involucró a toda la
familia en esta labor. El viaje les permitió a conocer
muchas regiones de China. Pero lo que más les impresionó
fue la entrevista con el entonces Primer Ministro Zhou Enlai.
En
este encuentro hubo dos aspectos muy interesantes. Uno, que
él habló de la importancia de México en
el mundo, porque es el país con la mayor frontera con
EE.UU. Dijo que México era como una gran muralla para
resistir el poder estadounidense en América Latina. Habló
de la diferencia de las culturas, elogiando la latinoamericana.
La conocía muy bien. Mencionó a los mayas y otras
etnias aborígenes. Era una persona muy encantadora, con
una cultura muy profunda, mucho encanto, muy cálido,
muy humano. Al hablar de las relaciones con México, contó
a mis papás que cuando era niño, la moneda mexicana
circulaba en China. El gobierno de la dinastía Qing importó
desde México de 500 a 600 millones de unidades de moneda
mexicana. Como éstas tenían la imagen del escudo
nacional de México en el reverso, las llamaban moneda
del águila. Cuando hablaba de la moneda mexicana, recordaba
el sonido de la plata. Dijo que en su infancia, golpeaba la
plata junto al oído para escuchar el sonido de su vibración.
Entonces, mi mamá abrió su bolsa, en la que llevaba
cuatro pesos, que en esa época todavía se acuñaban
en plata, y se las obsequió a Zhou. Al otro día,
les fue enviada a modo de obsequio una cajita con cuatro monedas
mexicanas de las que habían circulado en China. (En este
punto, la señora Leonora nos muestra las monedas con
lágrimas en los ojos.)
Fue una gran lástima que mi papá no viera el
establecimiento de relaciones diplomáticas entre China
y México pues murió el 22 de enero de 1972, y
aquéllas se establecieron 23 días después
de su fallecimiento. Sin embargo, su gran afecto por el comunismo
y por China ya se había infiltrado en la sangre familiar.
Recuerdo que todos los primeros de octubre, día nacional
de China, junto a otros dirigentes de la Sociedad, mi papá
se ocupaba de organizar reuniones, dar conferencias y hacer
exposiciones para presentar China al pueblo mexicano.
CH: ¿Después del fallecimiento de su padre,
su madre asumió la presidencia de la Sociedad?
L: Así es. Por algún tiempo ella rechazó
la presidencia, pero por su experiencia y dedicación
siguió siendo la columna vertebral de la organización.
Después de varios períodos de dirección,
finalmente aceptó el cargo.
CH: ¿Qué actividades hace la Sociedad durante
bajo su mandato?
L:
Como ya había relaciones gubernamentales entre los dos
países, todo cambió. Empezaron los intercambios
estudiantiles, las becas del Ministerio de Relaciones Exteriores,
el establecimiento de oficinas gubernamentales acreditadas por
China, etc. Pero, todavía existían aspectos no
atendidos por el gobierno. Entonces, la gente de pueblo buscaba
ansiosa informaciones sobre China. Por eso, la Sociedad aún
cubría muchas necesidades. Por ejemplo, los primeros
viajes a China los organizó la Sociedad, y se gestionaba
la suscripción a revistas chinas en español como
Beijing Informa, China Reconstruye (predecesora de China hoy),
China Ilustrada, etc. China las enviaba a través de la
aduana a la Sociedad, junto con abundante literatura. También
adquirimos un número considerable de películas,
que luego proyectábamos en las universidades, escuelas,
sindicatos y zonas campesinas. Cuando los solicitantes no tenían
proyector, yo misma iba en mi coche a hacer las proyecciones
con el aparato de la Sociedad.
Hubo
una época muy difícil, de 1968 a 1972, cuando
prácticamente cesaron nuestras actividades, pues el gobierno
y parte de la prensa vieron en lo que denominaron la influencia
comunista de China y otros países socialistas, las causas
de los sucesos de Tlatelolco, en octubre de 1968. La actividad
se retomó en 1972, con el reestablecimiento de relaciones
diplomáticas.
CH: ¿Cuál es el papel de la Sociedad hoy?
L: Realmente me pregunto cuál es su papel hoy,
y lo hice ya antes, pues existen tantos vínculos de nivel
gubernamental entre los dos países. Creo que está
en tela de juicio si la sociedad debe existir como tal. En la
actualidad hay muchas maneras de estar cerca de China, viajando
incluso, y me cuestiono la necesidad de una labor de difusión
en estos momentos. Ello no significa sin embargo que haya mermado
el cariño por China, de la cual se sigue hablando como
algo querido.
CH: En cuanto a su hija Leonora González, ¿cómo
se integró al trabajo de la SMAC?
L: Ella fue a China en 1973, cuando tenía 9 años
y conocer ese país le causó una impresión
muy profunda. Por muchos años trabajó voluntariamente
en la Sociedad realizando todo tipo de labores: proyectando
películas, restaurándolas, recibiendo y vendiendo
libros, y --muy intensamente-- atendiendo el puesto durante
las ferias del libro infantil y juvenil que se celebraban anualmente
en el Auditorio Nacional para lo que también hizo decoraciones
llamativas copiando dibujos de los libros infantiles. También
por un tiempo diseñaba el boletín de la Sociedad,
además de trabajar en el compaginado y preparación
para su envío por correo. Para celebraciones especiales,
ella pintaba mantas alusivas.
CH: ¿Conoce a nuestra publicación? ¿Qué
le parece?
L:
Hace como dos años hice la propuesta de distribuir
la revista ampliamente, en puestos de prensa, pues los ejemplares
disponibles en nuestro local ya no eran suficientes. Para ello
hice contacto con el distribuidor Sr. Ramos y le pregunté
si estaría interesado en este aspecto. Respondió
con mucho interés y me dio muchas sugerencias sobre cifras
de distribución y cómo aumentar las distribuidoras,
cómo crecer hacia otras delegaciones y al resto del país.
Tenía una idea muy clara. Gracias al apoyo de la Embajada
de China en México, logré reforzar más
tarde este contacto con Ramos.
Aunque existen algunos defectos en su redacción y diseño,
la revista es la ventana a China. El establecimiento de su filial
aquí ha sido un gran avance, y es un privilegio tenerla
en México. Años atrás cuando la recibíamos
en un formato modesto, tomábamos en cuenta todo el esfuerzo
que para China representaba hacer la publicación, que
creemos que en esta época debe ser una revista perfecta
a nivel internacional. Veo la revista con afán crítico,
pero a la vez amistoso, pues soy amiga de China.