Soñar con ojos abiertos
Poco a poco lo imposible permuta para el terreno
de la realidad. Lo soñado se convierte así en maravilla
tangible, y nos queda, asentada en el fondo de nuestra taza de
té, la certeza de que cada vez hay menos tareas que el
ser humano no sea capaz de lograr. Claro, para ello se impone
hacer coincidir voluntad y recursos. Como nos acaba de ocurrir
con el ferrocarril de la meseta Qinghai-Tíbet. El 3 de
julio de 2006, el primer tren procedente de Beijing entró
a toda máquina en la Estación Ferroviaria de Lhasa,
la capital tibetana. Esto supone recorrer nada menos que 1.956
km sobre montañas asentadas en una meseta congelada y atravesar
un inhóspito desierto.
Aquí se impone citar algunos datos: la
meseta Qinghai-Tíbet se extiende sobre una superficie,
desértica y helada en buena medida, de dos millones y medio
de km², o una cuarta parte del territorio total de China.
La altura promedio de esta plataforma es de 4.000 m sobre el nivel
del mar. No es de extrañar entonces que el sitio fuera
poco menos que inaccesible para el común de los mortales.
Bueno, así fue hasta julio. Lo que sucederá en lo
adelante es harina de otro costal. Con el fin del aislamiento,
se pronostica un empujón en condiciones al desarrollo socioeconómico
de la región.
Desde luego, al igual que sucedió con el
mastodóntico y polémico proyecto de las Tres Gargantas,
la línea Qinghai-Tíbet quitó el sueño
a más de uno, al presagiar consecuencias adversas para
la ecología local. Una vez más, despiertan las dudas
ante la disyuntiva desarrollo económico-preservación
ambiental. Sobre este y otros temas versa nuestro reportaje especial.
Lo recomendamos de corazón.
En nuestra filial latinoamericana, con sede en
la Ciudad de México, recibimos hace algún tiempo
la visita de la Sra. Leonora Torres, ex directora de la Sociedad
de Amistad de México con China. La ocasión, que
quedó registrada para nuestra publicación, resultó
propicia para pasar revista a la historia de esta entidad no gubernamental,
capaz de asumir en fecha muy temprana el fomento de la creciente
amistad entre nuestros pueblos.
También de México, y en igual plano
de intercambio amistoso, recibimos una visión sobre la
destacada labor de nuestros entrenadores deportivos en el país
latinoamericano. Estos expertos en deporte se ganan con su esfuerzo
cotidiano la admiración de muchos mexicanos, que se benefician
de sus conocimientos. Para estos esforzados deportistas, nuestros
más sinceros parabienes.
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