Música con arpegios de tinta China

Por nuestro reportero ZHANG HONG

Un calígrafo chino y un violonchelista inglés unen sus respectivas habilidades sobre un mismo escenario, en el cual parecen conversar, entregando al público una inusual manifestación artística que podría denominarse “tinta musical.”

“Un joven monje llamado Huaisu”

Sobre el escenario hay un pliego de papel xuan hecho en la provincia de Anhui en los años setenta del siglo pasado. Rohan De Saram, violonchelista inglés, se sienta a un extremo del escenario, los ojos levemente cerrados, y comienza a ejecutar las Suites para cello de Bach. Zeng Laide, enfundado en ropa tradicional china, toma el pincel. Primero se concentra, cierra los ojos y de inmediato comienza a escribir caracteres. Traza siete ideogramas, a saber, “Shaonian shangren hao Huaisu” (Un joven monje cuyo nombre budista es Huaisu), la primera línea del poema de Li Bai titulado “Elogio en caligrafía cursiva”.

Cuando Rohan De Saram empieza a ejecutar el solo de violonchelo de Zoltan Kodaly, compositor húngaro, Zeng Laide acelera sus movimientos, como impelido por una tormenta. En lo adelante comienza a improvisar, momento en que el niño que sirve de ayudante a Zeng Laide viene y va cambiando el papel xuan. Cuando la música se aproxima a su clímax, el músico se detiene, permitiendo que el público se concentre en la labor del calígrafo. Zeng Laide concluye con un grito la última línea del poema y la música se termina. Ha escrito 11 pliegos de papel xuan. Una salva de aplausos corona el final.

“La tinta musical”, actividad que actúa como binomio de arte tradicional chino y modernidad fue auspiciado por el Museo de Gran Bretaña, en Londres, el 18 de junio de 2005. Su telón de fondo fue una exhibición de pinturas paisajísticas clásicas chinas, que forman parte de la colección de este museo.

Los medios informativos se apresuraron a bautizar la labor conjunta de Zeng Laide y Rohan De Saram como “diálogo cumbre entre las artes china y occidental.” Tal encuentro atrajo la atención de cientos de artistas de Gran Bretaña y Francia. Según un cronista británico el grito con que Zeng Laide cerró su demostración estremeció el museo e hizo caer polvo del techo.

Raíz de la “tinta musical”

Hacía mucho que Zeng Laide vivía convencido de los vínculos entre la tinta china y la música. A guisa de ejemplo recuerda que la música está formada por octavas y que los caracteres chinos constan de ocho componentes: dian (tilde), heng (raya horizontal), pie (raya caída a la izquierda), na (raya caída a la derecha), guo (gancho), tiao (raya con gancho), zhe (raya con curva) y ti (línea vertical con gancho).

Su afinidad por la caligrafía comenzó en sus años en el ejército, en el desierto de Tengger, región autónoma hui de Ningxia, hace 15 años. Cada vez que practicaba la caligrafía sobre la arena, valiéndose de ramitas de espina de camello, se sentía inspirado por el sonido que la misma producía. Una bella melodía, pensaba, podría surgir de la escritura en la arena. Otro tanto sentía al desplegar su talento de calígrafo sobre el papel xuan. A su entender, la música tiene un sonido proyectado hacia el exterior; en la caligrafía, por el contrario, el sonido es interno. Amplificar este último significa lograr una música de extraordinaria belleza, indica.

En la primavera de 2004 Zeng Laide asistió a un concierto del famoso violinista Lu Siqing, en el Teatro Poly de Beijing. Tras la función, Zeng y Lu discutieron la posibilidad de una representación conjunta de caligrafía y música, con el fin de hacer que las dos expresiones se aproximaran a un nivel más profundo.

En agosto de 2004, Yang Lian, conocido poeta chino residente en Gran Bretaña, volvió a China, donde alcanzó un acuerdo con Zeng Laide para llevar a efecto la idea. Al volver a Gran Bretaña, Yang Lian propuso el plan al Museo de Gran Bretaña. Al día siguiente a la presentación conjunta su subdirector, Andrew Burnett, presidió una muestra venta de obras de Zeng Laide, en la cual dijo: “En el pasado respetábamos la caligrafía china pero la conocíamos poco. Faltaba intercambio. La tinta musical ha ampliado nuestra visión y fascinación por la caligrafía china.”

Para Yang Lian, presente en la ocasión, la “¢tinta musical¢ puede considerarse una exitosa aventura ideológica”, en la cual coinciden las tradiciones chinas, incluida su caligrafía, con otras expresiones del país como poesía, pintura, música y arquitectura. La tinta musical agregó, “demuestra que la caligrafía tiene un sentido en la modernidad. Reafirma que ésta sigue viva.”

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